(11 de septiembre del 2022. El Venezolano).- Acá me decido a presentarles, la continuación en la mediación entre lo típico y atípico, por su peculiar características y lo atípico por la de los nacidos con sus características, por eso quiero referirme a un personaje que lo llamaron. “el clásico,” se trata de José Antonio Negrete, un individuo de rasgos peculiares, con una diferencia notable del argot marabino, de nuestro sano y agresivo regionalismo, de nuestros nombres raros, y comunicación chabacana y hasta vulgar la forma de expresarnos, sin embargo en Maracaibo nació y vivió, este inolvidable personaje completamente diferente, para nombrar las cosas más sencillas, en la semántica popular, típico como ninguno, se trata de don José Antonio negrete.
Por Carlos Méndez Martínez.
Su vocabulario personal, sin insolencias u ofensas vulgares, que solo lo entendía su Sra. madre; por ejemplo: A la leche, le llamaba, el líquido perlino de la consorte del toro, con sus lentes de oro, hombre culto con su camarita y su bastón, padecía de complejo aristocrático, que reflejaba su elegancia excéntrica, que ponía de manifiesto, con una retórica y una sobrada imaginación, por ejemplo llamaba a bolívar, “Osiris del cielo americano” a Maracaibo le llamaba “odalisca de las ondas cerúleas” al burro le decía “Pegaso de los humildes” al mercado le llamaba “meca de la religión del estómago, ”a las pulperías le llamaba, “distribuidoras de indigestiones a domicilio” a las cartas o telegramas “rotativos” al tranvía de mulas les decía “tramoya de impaciencias” los fósforos eran “mixtos elaborados” al cigarrillo eran “tubillos de contemplaciones” al hospital “oasis obligados de la miseria” al impermeable era “el chambergo de los casos fortuitos” sus metáforas se hicieron celebres, una vez el repartidor de correos, Carlos Bozo, un “ jorobadito” servicial, quien, no era del agrado de Negrete, lo fulmino cuando lo llamo; hombrecillo siniestro de torso anquilosado, viviente injerto de tortuga y dromedario. Revise a ver si llego un rotativo para mí (un Telegrama)
A Eduardo Hevia, con algún problema de demencia, hoy un liceo en san José de Perijá, lleva su nombre, era un personaje con fama de demente, medio loco, le dijo negrete al salirle, con una de las suyas. Míster hazte arreglar por un físico, los anaqueles del encéfalo.
Fue uno de los personajes típicos, como les decía, con una semántica muy especial. (Continuará)