(30 de octubre del 2022. El Venezolano).- Leo, una reseña del diario Il Corriere della Sera de Milán, en donde se recuerda la figura de un gran italiano y gran admirador de los pueblos latinoamericanos. Se trata de Enrico Mattei, un marquesano extremadamente inteligente y que durante su presidencia en la ENI (la sociedad italiana del petróleo) revolucionó ese mundo al discutirle la leadership de este multimillonario negocio a las llamadas siete hermanas,(un término que él creó para referirse a las compañías petroleras angloamericanas) las primeras siete empresas petroleras quienes eran los amos y señores del negocio de los hidrocarburos en el mundo, debido entre otras razones, además de su indiscutible fuerza tecnológica, el haber sido los Estados Unidos principal componente de las siete hermanas quien junto a el Reino Unido, del lado occidental, vencieron en la aún fresca, para esos tiempos, segunda guerra Mundial.
Por Raúl Ochoa Cuenca
Mattei fue un hombre que además de su ya mencionada inteligencia, era astuto y con capacidad de ver el futuro de los negocios. Esa habilidad empresarial, Enrico Mattei la demostró firmando acuerdos con países del medio oriente y del norte de África, algunos de los cuales su desarrollo en la explotación de la energía fósil era todavía embrionario. Lo mismo hizo con algunos países del bloque de la antigua Unión Soviética, como fue el caso de la república de Azerbaiyán, para lo cual Mattei viajó a Moscú en 1959 y donde fue recibido por el secretario del partido comunista y hombre fuerte de la URSS, el Sr Nikita Krushchov, con quien negoció un acuerdo de importación de petróleo a precios muy atractivos, lo que le agregaria una importante fuerza al inicial proceso de desarrollo industrial italiano.
Todo esto sucedía en medio de la guerra fría, lo que originó intensas protestas por parte de Washington y de muchos países de la NATO. Con su visión, permítanme el término, de largo alcance, apoyó públicamente los movimientos de independencia contra las potencias coloniales. Esta visión del jefe petrolero italiano, le permitió a Roma aprovechar ciertas contradicciones geopolíticas en países como Argelia, nación que Mattei no pudo visitar, ya que su sorpresiva muerte se lo impidio. Era el inicio de ese sorpresivo año 1962, el cual aún podíamos ver el humo que expedían los fusiles algerinos en esa cruel guerra, pero también fue el año en el cual la Francia de De Gaulle no tuvo de otra que simplemente aceptar lo que los Ahmed Ben Bella, los Rabah Bitat o los Mostefa Ben Boulaid, exigían: la independencia. La independencia de esa nación llena de historia y rica en recursos naturales. Mattei vio una oportunidad: la de convertir a Italia en un seguro proveedor de tecnologías para esa rica naciente nación y región. Igualmente aseguraria el regreso de Italia al epicentro del Mediterráneo geopolítico, desafiando así una vez más a las potentes multinacionales del petróleo.
Enrico Mattei fue acusado de ayudar a los comunistas con su decisión de comprarles petróleo y gas. Mattei respondió que Italia satisfacía sus necesidades energéticas en base a la regla dorada del comercio: la ley de la oferta y de la demanda, recordando que él era un gerente a quien el estado italiano le pagaba para hacer de su empresa una compañía creíble y que generara ganancias convirtiendo rápida y eficientemente la discreta industria estatal italiana de hidrocarburos, EN, en una empresa que rivalizaba con las siete hermanas en los negocios de petróleo y gas en buena parte del mundo.
Pero este químico originario de la región de Le Marque, cuando se encontraba en su mejor momento como co-constructor de una Italia destruida por la guerra, murió. Si, murió el 27 de octubre de 1962 en un extraño accidente aéreo, un día antes de que su amigo Nikita Krushchov retirara los misiles nucleares de Cuba, poniendo fin al penúltimo gran peligro de guerra nuclear. De la muerte de este italiano de excepción, excepcionalmente nada clara, les propongo, apreciados lectores, el analizarla en profundidad en otra oportunidad.
Por último constato la diferencia entre un patriota como lo fue Enrico Mattei y un traidor y ladrón como lo fue un sujeto que lleva por apellido Ramirez, y quien por jugadas del destino se esconde en la misma nación que Mattei honró con su trabajo, con su inteligencia y con sus habilidades. A ese ex presidente de la ENI, aun después de más de 60 años de su muerte, el pueblo lo recuerda con respeto y admiración, al ex de PDVSA el pueblo de Venezuela hoy lo desprecia y así será después de 60 años.
Enrico Mattei con su amor y dedicación a su patria ayudó a convertir a Italia, en la actualmente séptima potencia económica del mundo, el ex de PDVSA con su delincuencial comportamiento ayudó en primera persona a convertir una nación próspera en una nación arruinada y lo que es aún peor, a perder su principal tesoro, la juventud.
Raúl Ochoa Cuenca, en Anfi del Mar el 30 de octubre del año 2022.