(27 de enero del 2025. El Venezolano).- Han transcurrido 67 años desde la caída de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez registrada el 23 de enero de 1958 y aunque lo sucedido en esa época puede parecer un evento inesperado, en realidad, fue el resultado de una serie de acontecimientos que ocurrieron fuera del radar de los hechos visibles. Esta es la percepción que el historiador Tomás Straka ofreció durante su participación en la nueva entrega de Perspectiva País 2025, organizada por Medianálisis y el Centro Gumilla.
Por: Luinerma Márquez Castellanos
La conducción del evento titulado ¿Qué le dice el 23 de enero de 1958 a la Venezuela actual? estuvo a cargo de Andrés Cañizález, director de Medianálisis y Piero Trepiccione, subdirector del Centro Gumilla, quienes en conjunto con el invitado disertaron sobre las dimensiones que generaron el colapso de un régimen que parecía consolidado e inquebrantable.
El día de la caída del régimen autoritario se convirtió en un símbolo nacional del poder popular y la lucha democrática en Venezuela, y representó el quiebre de una dictadura de apariencia sólida.
“Las grietas estaban en otra parte”
El historiador explicó que para la época todo sucedió como una serie de “microinfartos” que llevaron finalmente a la ruptura del régimen de Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958. Sin embargo, destacó que “las grietas comenzaron a verse en otras partes”, cuando el consenso de quienes apoyaban al gobierno comenzó a romperse.
Straka indicó que el quiebre de una estructura que parecía fuerte no fue evidente para nadie, porque se creía que estaba bien consolidado en el ámbito de las fuerzas armadas. Aseguró que la dictadura de Marcos Pérez Jiménez cayó de forma muy parecida a la de Bashar al-Assad, es decir, de un día para otro.
En este sentido, explicó que hubo grupos de militares que veían a Pérez Jiménez como un hombre que no le daba paso a otro, además de que la sociedad venezolana en su inmensa mayoría no había comprado el proyecto perezjimenista, pese a las buenas cifras económicas y el populismo.
“No sé cuántas esperanzas se tenían en las elecciones del año 57’, pero cuando se le informa la sociedad que no habría elecciones ese año con otros candidatos, sino que simplemente se daría un plebiscito para continuar en el poder, esto bastó para que la grieta que estaba en las bases colapsara”, expresó.
Comentó que la ruptura de factores dentro del régimen fue una señal de debilidad, como la destitución de Pedro Estrada y Laureano Vallenilla, y a su vez la incorporación de Wolfgang Larrazábal al frente de la Fuerza Armada. Todo esto aunado a las acciones de la Junta Patriótica y el paro del 21 de enero de 1958; la paralización del país generó un punto de no retorno.
De una fecha olvidada a un símbolo revitalizado
Durante la conversación, el historiador también señaló que la recuperación simbólica del 23 de enero se dio con fuerza a partir de 1999, cuando los sectores populares y democráticos comenzaron a apropiarse de esta fecha como una fiesta cívica, impulsando su relevancia desde las bases sociales hasta las instituciones del Estado.
“Era una fecha poco atendida, limitada a actos públicos oficiales, pero con el tiempo se ha convertido en una conmemoración con significado profundo para el pueblo. Este impulso popular llevó al Estado a asumirla como propia, lo que demuestra su importancia simbólica”, explica.
Destacó que la llegada de Hugo Chávez a la presidencia en 1999 marcó interés por comprender el pasado, haciéndose evidente ya sea a través de los medios, la lectura de libros o la asistencia a congresos, “La gente busca respuestas para entender cómo llegamos al presente, reconociendo que aunque la historia no predice el futuro, ofrece piezas clave para tomar decisiones y comprender nuestro contexto actual”.
“El 23 de enero es un recordatorio del poder de la sociedad”
Finalmente, el Straka aseguró que era imposible esquivar del colectivo el 23 de enero de 1958, una fecha que sirve para reflexionar en temas como la dictadura, la democracia, las relaciones civiles-militares y los procesos electorales que generan insatisfacción en buena parte de la población.
“Es una fecha que nos recuerda que, en una sociedad democrática, los problemas pueden resolverse. Por eso, el 23 de enero es más que una conmemoración histórica: es un recordatorio del poder del pueblo para transformar su realidad”.
Quienes deseen ver más sobre esta interesante disertación y reflexión sobre el 23 de enero de 1958 y su repercusión en la Venezuela actual, pueden hacerlo a través del siguiente enlace: