(04 de octubre del 2019. El Venezolano).- Vivir en Venezuela implica estar en un estado de angustia permanente y preparándote mentalmente para sortear cada desafío. No obstante, aquellos que padecen algún tipo de trastorno psicológico viven esta realidad hiperbolizada.
Convulsionar es como sufrir una descarga eléctrica descontrolada en el cerebro, la cual conlleva a alteraciones en la conducta que afectan en lo emocional, los movimientos e incluso el conocimiento.
Cuando una persona que padece esquizofrenia no puede seguir el tratamiento al pie de la letra sabe que tiene una altísima probabilidad de vivir en total desequilibrio, abstraído de la realidad y con el riesgo de generar daños a sí mismo y a terceros. Pierde el control de sus acciones debido a una combinación de alucinaciones, delirios y trastornos graves en el pensamiento y el comportamiento.
Ernesto Suárezreconoce tener miedo a sufrir ataques que le hagan distorsionar la realidad. Cuando una persona con esquizofrenia presenta un ataque es capaz de escuchar voces y alucinar experiencias con una apariencia bastante normal; imaginar que otra persona lo agrede o tomar creencias falsas que no se corresponden a su realidad; las palabras se le cruzan y, en caso más graves, pierden ilación hasta ser una ensalada de palabras.
A simple vista, Ernesto Suárez es un hombre que no parece sufrir de ningún trastorno. Acude una vez al mes a las oficinas de la organización Convite ya que es uno de los cuatrocientos beneficiarios que mensualmente atiende el programa de Acción Humanitaria, debido a la asfixiante escasez de anticonvulsivos, los cuales han sido más demandados en los últimos meses. Ernesto lleva una camisa blanca y una gorra, luce tranquilo durante toda la visita. Sonríe, un poco nostálgico, junto a su esposa, quien suele acompañarlo con frecuencia.
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