(26 de enero del 2021. El Venezolano).- Las sanciones económicas impuestas contra el Gobierno de Venezuela desde 2017 por decisión del entonces presidente Trump a fin de impulsar un cambio político en nuestra vida institucional, orden ejecutiva que nos aisló del sistema financiero de los EEUU, tal y como lo hiciera JFK con Cuba en 1961, de restricciones que incluyeron transacciones, pago de dividendos y valores, ofensiva que ha promovido las sanciones más radicales contra funcionarios prominentes del régimen chavomadurista, ejercidas como medida de presión a fin de acorralar a Maduro e impulsar una transición hacia un cambio político democrático verdadero. Desde 2019 el alcance de las medidas se extendió a PDVSA y al BCV. Asimismo, presión a empresas de otras naciones que intentaran establecer relaciones comerciales con Venezuela; al igual, las demás empresas básicas del Estado venezolano.
Por su psrte, Maduro aduce que las sanciones han sido la causa de nuestra crisis en sus fscetas múltiples: declive de la industria petrolera, crisis del sistema de salud y la vorágine económica que indujo a cerca de un 97 % de venezolanos a situación de pobreza extrema, según ENCOVI, 2020.
Con responsabilidad absoluta podríamos aseverar que las sanciones económicas contra el Gobierno venezolano no constituyen la causa directa y específica ni de la emergencia humanitaria tan compleja que nos agobia, puesto que tales situaciones venían gestándose en lo más íntimo del oficialismo por implantación de un sistema y una ideología inútiles, de corte comunista, que nos ha aniquilado totalmente.
Sin embargo, al cierre de 2017, cuando aún no sentíamos el peso de dichas sanciones,
La economía venezolana ya ostentaba contracción, según FMI, de casi un 40 % del PIB, pues perecía por un ahogo a causa de una carestía abrupta de alimentos y medicinas en virtud del obstáculo extremo que Maduro impuso al país mediante el control de cambios, tan letal y pernicioso para la producción de bienes y servicios, así como de las importaciones en general.
Y, aunque pareciera, teóricamente, que el indicador más claro y preciso de las secuelas por las sanciones en la sgudización de la crisis lo aparente la caída en la producción petrolera, la realidad ha sido por desinversión y politización de PDVSA, donde hasta la producción de gas para uso doméstico se redujo a su mínima expresión, al colmo de que ahora ha bajado a los niveles de producción de 1943 –unos 37393bpd-.
El recién juramentado presidente Biden ha ofrecido una revisión de tales sanciones asi como de la multilateralidad; incluso, reanudación de intercambios de diésel por crudo venezolano.