(04 de enero del 2024. El Venezolano).- Un sacerdote católico de origen keniata que denunció tráfico de indígenas en Venezuela fue hallado muerto en días pasado.
En este sentido, las comunidades indigenas exigieron es una investigación “seria y creíble”.
Josiah K’Okal, de 54 años y miembro de la Congregación de Misioneros de la Consolata, desapareció el 1 de enero después de salir de la casa de esa organización en Tucupita, en Delta Amacuro (este), en la bicicleta en la que solía trasladarse.
Su cuerpo fue encontrado colgado de un árbol un día después por habitantes de la localidad de Boca de Guara, en el vecino estado Monagas, de acuerdo con una minuta de la militar Guardia Nacional.
La comunidad indígena warao, a la que K’Okal se había dedicado en su ministerio, exigió una investigación “seria y creíble” de modo que se “aclaren las circunstancias de su muerte”, según un comunicado del Servicio de Información para las Obras Misioneras Pontificias (FIDES), reseñó Infobae.
La policía ha descartado que se trate de homicidio y estudia la hipótesis del suicidio, según el diario Últimas Noticias, de línea chavista, que cita supuestos testimonios sobre depresión que sufría el religioso.
Según indica Fides, el religioso fue visto por última vez saludando a los habitantes del poblado de Janokosebe en un tramo de la autopista nacional que recorría desde la casa que la congregación Misioneros de la Consolata tiene en la localidad venezolana de Tucupita (noroeste).
El sacerdote Josiah K’Okal era querido por su trabajo con la comunidad indígena