(03 de mayo del 2022. El Venezolano).- El periódico venezolano La Verdad operó hasta hace cuatro años con decenas de periodistas, fotógrafos y diseñadores gráficos. La falta de materia prima, la crisis integral del país y la ola de migración forzó su evolución exclusiva a su versión digital, con apenas una docena de empleados.
Su historia es similar a la de al menos 70 diarios del país suramericano que en los últimos tiempos dejaron de circular en sus ediciones impresas, con redacciones reducidas, dedicadas a publicar informaciones solo en Internet, en medio de carencias de papel periódico y presiones gubernamentales.
“No estábamos preparados”, admite Reyna Carreño, periodista con 22 años de experiencia, quien hasta la semana pasada fue jefa de redacción de La Verdad. “Fue un proceso atropellado”, cuenta a la Voz de América, sobre la evolución del modelo informativo y de negocio de la prensa hacia sus versiones digitales.
El Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS) reportó que 68 periódicos dejaron de circular en toda Venezuela desde 2013, cuando Nicolás Maduro asumió la presidencia. En Zulia, seis periódicos circulaban en sus versiones impresas. La Verdad, Panorama, Qué Pasa, Versión Final, El Regional del Zulia y Mi Diario cesaron sus operaciones y se decantaron por operar en Internet y redes sociales.
El peor año para la prensa escrita fue 2018, según la oenegé Espacio Público. En esos 12 meses, 40 periódicos cerraron y 13 redujeron sus ediciones. Hasta 10 de los 23 estados del país, más el Distrito Capital, no tienen hoy diarios impresos.
Heilet Morales, quien ejerció como subdirector de información de Panorama, un diario con 104 años de historia, subraya que “el comienzo del fin” de la prensa escrita en Venezuela comenzó cuando el régimen chavista monopolizó la importación de papel periódico con su corporación Alfredo Maneiro.
“La extinción de los periódicos es un hecho consumado en medio de una estrategia diseñada desde el poder para hacer casi desaparecer a la prensa libre e independiente, para atacar a la libertad de expresión, a la libertad de información y a la propiedad privada”, comenta el comunicador a la VOA.
El colapso de la economía y de los servicios públicos, como la electricidad, formó “un cóctel explosivo” que minó la circulación de los impresos, dice.
Y, mientras especialistas independientes y el mismo régimen chavista hablan de un nuevo momento económico para Venezuela, en 2022, la falta de personal calificado se antoja como un reto para los diarios que pudieran contemplar sus eventuales retornos a calles y quioscos en su edición más tradicional.
“Técnicamente, no hay personal. No hay profesionales como para hacer un periódico impreso, más allá de si podría haber una posibilidad económica (de obtener papel periódico suficiente). Es muy difícil conseguir a alguien con algo de experiencia” en el campo periódico, advierte Carreño, por su parte, a la VOA.
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