(19 de agosto del 2022. El Venezolano).- Monseñor Rolando Álvarez encontró una fila de policías antimotines amenazantes, con escudos, cascos y cachiporras en mano, bloqueando el portón de su casa cuando intentó salir, la tarde del jueves 4 de agosto, para oficiar la misa de las cuatro en la Catedral.
“Las autoridades superiores no han dado permiso”, dijo en un video improvisado para explicar a los feligreses de Matagalpa su ausencia en la misa a la que el mismo había convocado por la mañana. “Nos encontramos aquí seis sacerdotes y seis laicos que nos tienen encerrados en la curia episcopal. Aquí vamos a permanecer sin irrespetar a la Policía, nunca la hemos irrespetado”.
El religioso se cruzó de brazos frente a los antimotines y cantó: “Tú eres mi hermano del alma, realmente mi amigo…”
Álvarez es obispo de la Diócesis de Matagalpa y una de las voces más críticas de la jerarquía católica de Nicaragua. Sus sermones frecuentemente fustigan la violación a los derechos humanos, la persecución religiosa y los abusos de poder.
Tanto Daniel Ortega como Rosario Murillo acusan a la iglesia Católica de Nicaragua de apoyar la rebelión ciudadana que comenzó en abril de 2018, la que califican de “intento de golpe de Estado”, y mantienen un asedio constante contra algunos sacerdotes y obispos. Álvarez es uno de los rostros más visibles. Y perseguidos.
El lunes 1 de agosto, el régimen de Ortega ordenó el cierre de siete emisoras católicas de la diócesis de Matagalpa, y fuerzas de la Policía asaltaron la capilla Niño Jesús de Praga, de la ciudad de Sébaco, con la intención de incautar el equipo de la radio católica que ahí funcionaba.
Según un recuento de la investigadora nicaragüense, la abogada Martha Patricia Molina, la iglesia Católica de Nicaragua ha sufrido, hasta esta semana, más de 250 agresiones de parte del régimen de Daniel Ortega y sus simpatizantes, entre las que cuentan golpizas a sacerdotes, profanaciones a templos, ataques armados, quemas y asedio, entre otras.
En mayo de este año, Álvarez denunció en un video la “persecución” que sufría de parte del régimen sandinista y anunció un ayuno indefinido “a agua y suero” hasta que cesara el acoso.
“Hoy he sido perseguido durante todo el día por la policía sandinista” afirmó el obispo de Matagalpa en el video y relató que al preguntarles a los agentes el motivo de la persecución “me han informado que ellos obedecen órdenes” y que lo hacían por su seguridad. “Los que nos hacen sentir inseguros con esa persecución son ustedes, hermanos policías”, les habría dicho Álvarez, según su testimonio, reportó Infobae.
El 4 de agosto, a la siete de la mañana, monseñor Álvarez, puso de nuevo en jaque a los policías que lo asedian. Cargando la imagen del Jesús sacramentado, y vestido con los ornamentos sagrados de su culto, salió a la calle a rezar y encarar a sus perseguidores. En el video, grabado por algunos de sus ayudantes, se ve cómo coloca la imagen religiosa frente a varios agentes y jefes policiales, que retroceden incómodos. “Esta es una batalla entre el bien y el mal”, proclamó.
Monseñor Rolando José Álvarez Lagos, 55 años, nació en Managua en un hogar cristiano, donde el padre era obrero y la madre vendía atol. Desde niño mostró vocación por el sacerdocio y sus hermanos lo recuerdan agrupando a la familia en casa para celebrar misa como “el padre Miguel”, según un relato de la hermana mayor, Vilma Álvarez, a la revista Magazine, del diario La Prensa.
Durante los años 80, se negó a prestar el servicio militar obligatorio que exigía la revolución sandinista a los jóvenes. “Como dos o tres veces se lo llevaron preso. Y las veces que se lo llevaban llegaban a catear la casa. Nos dejaban todo alborotado. Era mucho dolor y sufrimiento ver lo que hacían… Él nunca se involucró en la política, solo en la religión”, relata su hermana.