(17 de octubre del 2019. El Venezolano).- Este cronista estaba casi seguro que Nicolás Maduro, el usurpador de la presidencia de la república, según la Asamblea Nacional de Venezuela, había perdido totalmente la vergüenza porque un burro se la había comido creyendo que era paja.
Pero no. Estaba equivocado, pues este pasado lunes 14 de octubre me demostró que todavía le quedan reminiscencias de dignidad cuando no se atrevió a encadenarse para exponerle a los venezolanos la decisión de su régimen de aumentar el salario integral de los trabajadores venezolanos.
Y no lo hizo porque en verdad le daba pena decirle a los venezolanos que hasta este momento aun cobran 40 mil bolívares de salario mínimo, lo cual equivale a dos dólares oficiales, que aumentaba su sueldo en 150 mil bolívares y un premio de consolación de otros 150 mil bolívares en cesta ticket que no tienen incidencia alguna en las remuneraciones finales de la clase trabajadora. O sea, 15 dólares.
Maduro le dejó esta responsabilidad a uno de sus espadachines de la ilegítima y fraudulenta asamblea constituyente para que fuera este la persona receptora de las imprecaciones que le iban a lanzar luego de esta nueva burla.
Maduro sabe que con este aumento, que pronto se convertirá en sal y agua, al igual que los anteriores, el pueblo venezolano no puede darse el lujo de tirarse los tres golpes diarios porque apenas alcanzará para un día de comida, en el mejor de los casos.
Maduro sabe que en pocos días un cartón de huevos podrá duplicar su precio actual que oscila entre los ochenta y noventa mil bolívares, para nombrar un solo producto de los que componen la dieta básica del pueblo.
Maduro está plenamente consciente que el proceso de deterioro de la calidad de vida del pueblo venezolano no se detendrá con este piche aumento que acaba de decretar su régimen entre gallos y medianoche.
Parece mentira, pero esta caricatura de país es el único en el mundo donde los trabajadores en lugar de contentarse con el decreto de un aumento salarial, se llevan las manos a la cabeza en señal de desesperación por lo que viene detrás , y no es otra cosa que la escalada de los precios de los artículos de primera necesidad y demás enseres de uso doméstico , así como demás bienes y servicios.
Maduro sabe que con este ridículo aumento si algo va a suceder es que cada día el pueblo venezolano lo rechazará con más fuerza y exigirá el cese de este régimen como la mejor fórmula para que Venezuela toda pueda buscarle salidas a la grave crisis económica, social y política que nos acogota.
Maduro, la gente esperaba un aumento de salario de unos 600 dólares que es la cantidad con la que se puede vivir dignamente en esta Venezuela hiperinflacionaria a la que tù has destruido y amenazas con terminar de echar abajo lo poco que queda en pie.
Por toda esta realidad. Maduro tuvo pena de anunciar él mismo el triste aumento.