(01 de octubre del 2019. El Venezolano).- Un año después del grotesco asesinato de Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul, el fantasma del periodista todavía hoy persigue a Mohamed bin Salman y su sombra ha oscurecido la imagen internacional del príncipe heredero y de la monarquía de la Casa de los Saud
MBS, acrónimo con el que se nombra habitualmente al futuro rey saudí, repite a cuanto entrevistador se cruza estos días, en vísperas al 2 de octubre, fecha que marca el asesinato del disidente, una frase que ya se ha convertido en la línea argumental sobre su actuación: “es mi responsabilidad porque estaba al mando, pero yo no sabía nada”.
Khashoggi, un periodista crítico moderado con el Gobierno saudí que colaboraba con The Washington Post, entró el 2 de octubre en el consulado de su país en Estambul y nunca volvió a salir… al menos vivo.
Un año después, su cuerpo, o lo que quede de él ya que según las hipótesis manejadas en Turquía fue desmembrado tras su asesinato, sigue sin aparecer, informó EFE.
El manejo de la crisis por parte de Riad, que llegó a cambiar en varias ocasiones de versión sobre lo sucedido pasando del es “mentira” al fueron funcionarios saudíes produjo un gran daño en su imagen y credibilidad que ha tenido consecuencias.
La relatora de la ONU para las ejecuciones extrajudiciales señaló en junio directamente a MBS por el crimen, y el Senado de Estados Unidos unánimemente acusó en diciembre al príncipe heredero por el asesinato.
A día de hoy, pese a un caso abierto por el crimen en Arabia Saudí contra once personas en el que la Fiscalía ha pedido pena capital para cinco acusados, los coletazos están lejos de terminar.
“El caso Khashoggi no está cerrado. El caso Khashoggi está suspendido a cambio de una abultada factura económica mientras la Casa Blanca y su actual inquilino siguen considerando que hay beneficio económico que extraer manteniendo el caso en suspenso”, indicó Haizam Amirah-Fernández, del Real Instituto Elcano.