(21 de mayo de 2019. El Venezolano).- Además de rechazar enfáticamente las elecciones presidenciales del 20 de mayo del año pasado, por considerarlas un fraude electoral que mantiene inmerso al pueblo venezolano en la crisis más grave de la historia, la Asamblea Nacional (AN) ratificó el acuerdo del 22 de mayo de 2018 y declaró como inexistentes dichos comicios.
Con motivo de cumplirse un año del referido proceso electoral, el Parlamento lo calificó como el mayor fraude continuado a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), “lo que ha ocasionado la usurpación de la Presidencia de la República”.
A través del acuerdo aprobado este martes, los parlamentarios remarcaron las consecuencias directas e indirectas que ha traído a toda la sociedad venezolana el hecho de que no se hayan realizado unas elecciones universales, directas y secretas, con reconocimiento nacional e internacional, ocasionando el aislamiento diplomático, político, financiero y comercial del país.
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El debate sobre este punto fue abierto por el segundo vicepresidente de la AN, Stalin González, quien puntualizó que desde las elecciones parlamentarias de 2015 hubo un total desconocimiento de los resultados desde todas las instancias del Gobierno. «Hasta se inventaron una Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Desde 2018 la señal estaba clara. El régimen no cree en el pueblo ni en el poder, ni en elecciones ni en el pueblo”, dijo.
Por su parte, el legislador Williams Dávila aseguró que actualmente la AN vive su mejor hora. “La historia va legitimando las conductas que asumen los dirigentes políticos. El 22 de mayo de 2018 aprobamos un acuerdo para declarar la farsa electoral, en este año los hechos nos han dado la razón».
Cuestionó los llamados Puntos Rojos que ubica el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) cerca de los centros de votación ya que, a su juicio, son un mecanismo de chantaje para controlar el voto a través del Carnet de la Patria.
La parlamentaria Manuela Bolívar también ofreció su punto de vista al indicar que el proyecto de Maduro no es democrático, sino humillante. “El problema de Venezuela no es ponerse de acuerdo. El problema es el régimen totalitario que tiene sumergido a los venezolanos en su peor crisis. Queremos elecciones libres, pero debe haber un cese a la usurpación y eso es algo que estamos logrando día a día”.