(14 de junio del 2021. El Venezolano).- Las nuevas revelaciones que sugieren que el gobierno de Trump abusó de los poderes del Departamento de Justicia para perseguir a sus enemigos políticos subrayan hasta dónde llegó el expresidente para destruir los preciados principios del gobierno republicano de Estados Unidos.
Muestran que el verdadero alcance de los embates a la democracia por parte de Donald Trump aún está saliendo a la luz y probablemente todavía no se conozca del todo.
Pero esto no es solo un drama sobre el supuesto mal comportamiento de un expresidente. Junto con la negativa del Partido Republicano de responsabilizar a Trump, que sigue siendo la figura dominante del Partido Republicano, por la insurrección del Capitolio y sus esfuerzos a nivel nacional para restringir el voto, las nuevas acusaciones también indican que las libertades y los valores fundamentales que han sustentado el estilo de vida estadounidense durante dos siglos y medio siguen estando en un peligro casi sin precedentes.
En una de las revelaciones más escalofriantes hasta el momento de las tendencias autocráticas de Trump, el diario The New York Times destapó a última hora del jueves un plan secreto de los fiscales contra los miembros del Congreso que llevaban a cabo la auditoría presidencial.
El Departamento de Justicia, en busca de filtraciones de información clasificada sobre contactos entre asociados de Trump y Rusia, citó a Apple para obtener datos de las cuentas de los demócratas de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, de su personal e incluso de sus familias, entre ellos un menor. En un giro siniestro de la historia, los fiscales también consiguieron una orden de silencio contra Apple, impidiéndole informar a los clientes de que sus metadatos habían sido incautados.
La historia ha conmocionado a Washington y los legisladores se esfuerzan ahora por comprender el alcance de lo que parece uno de los escándalos más graves de una administración anterior impregnada de corrupción política. Si el nuevo drama es lo que parece, daría validez a los temores de quienes sostenían que Trump, o su personal, utilizaba el Departamento de Justicia como un mecanismo personal de imposición política en lugar de como garante del Estado de Derecho. También echaría más leña al fuego a los argumentos de quienes advertían que un segundo mandato de Trump habría puesto aún más en peligro la supervivencia de la democracia de Estados Unidos.
En este caso, los fiscales no investigaban la desastrosa exposición de un sistema de armamento secreto o unos planes de guerra secretos. Según los informes del diario, estaban investigando a miembros del Congreso, entre ellos el representante californiano Adam Schiff, presidente de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes, y el representante demócrata Eric Swalwell, también de California.
«Tenías al presidente pidiendo que se investigara a sus oponentes», dijo Schiff en el programa «Cuomo Prime Time» de CNN el jueves. «Un muro de contención tras otro simplemente destrozado por este expresidente poco ético».
Swalwell, que dijo a CNN el jueves por la noche que le habían notificado que sus datos habían sido incautados, dijo a Jim Sciutto de CNN el viernes por la mañana que nunca había filtrado información clasificada y expuso por qué los ciudadanos deberían preocuparse.
«Esto se trata de los estadounidenses de a pie que no quieren ver cómo su gobierno arma a las fuerzas del orden contra ellos debido a sus creencias políticas», dijo Swalwell.
Por qué es tan importante
La razón por la que resulta tan importante este último episodio es que parece mostrar al poder ejecutivo del gobierno ejerciendo el poder presidencial para atacar al poder legislativo, y a los enemigos políticos personales del presidente. Sería difícil encontrar un abuso más claro y flagrante del poder presidencial. Este comportamiento no solo supondría una perversión del papel fundamental del Departamento de Justicia para garantizar la aplicación neutral y apolítica de la justicia, un requisito clave para una sociedad democrática. También supondría un reflejo de las acciones de los autócratas de todo el mundo, muchos de los cuales Trump admira abiertamente.
Además, todo esto ocurría en un momento en que Trump despotricaba contra un «Estado profundo» de profesionales y funcionarios de inteligencia y mientras mentía repetidamente. Y la única razón por la que las revelaciones surgen ahora es que las órdenes para silenciar sobre esta y otras investigaciones iniciadas por la anterior administración están expirando y no están siendo renovadas por el Departamento de Justicia de Biden.
En la primera reacción del gobierno de Biden ante las cámaras el viernes, la directora de comunicaciones de la Casa Blanca, Kate Bedingfield, calificó los informes de «atroces».
Durante una aparición en MSNBC desde Cornwall, Inglaterra, Bedingfield sugirió que el presidente Joe Biden tiene una «relación muy diferente» con el Departamento de Justicia que su predecesor, señalando el «abuso de poder» del gobierno de Trump con el departamento, y añadiendo que el Departamento de Justicia de la administración de Biden está «dirigido de manera muy, muy diferente».
Las nuevas revelaciones plantean la cuestión de si existen más alarmantes abusos de poder por parte de Trump que todavía no se han descubierto, una cuestión que aumentará la presión sobre el nuevo fiscal general Merrick Garland para que dé cuentas. La vicefiscal general, Lisa Monaco, pidió al inspector general del Departamento de Justicia que analice el manejo de la investigación por parte del departamento, según dijo este viernes a CNN un funcionario del Departamento de Justicia informado sobre el asunto.
A primera vista, el nuevo escándalo parece merecer un lugar en el panteón de los usos más fuera de los límites del poder gubernamental con fines políticos en la historia moderna de Estados Unidos, incluyendo el escándalo del Watergate que derribó al presidente Richard Nixon y la extensa lista de transgresiones del propio Trump.
Con información de CNN en Español
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