(05 de agosto del 2020. El Venezolano).- Nicolas Maduro y sus colaboracionistas, disfrazados de opositores, andan desesperados por realizar las fraudulentas elecciones parlamentarias convocadas nuevamente bajo los signos de la ilegalidad e inconstitucionalidad con el único fin de tratar de legitimar esos comicios ya denunciados de írritos por la Unión Europea, Estados Unidos, Canadà y la mayoría de los países democráticos del continente.
El régimen está consciente que una mayoría determinante de los venezolanos, calculada en más de un ochenta por ciento, no participará en el controvertido proceso porque saben que el nuevo CNE no fue designado por el organismo que tiene esa facultad, como es la legítima Asamblea Nacional de Venezuela, sino por el Tribunal Supremo de Justicia, que es lo mismo que el gobierno, apelando al manido expediente de la omisión legislativa.
Y esa jugada fue muy bien estudiada por los cubanos que manejan la sala situacional de Miraflores que conocían de antemano que al salir un CNE designado por la AN en cuyo nombramiento tuvieran participación todos los sectores del país , con rectores seleccionados por credenciales y sin filiación política, provocaría una masiva votación del pueblo venezolano que se volcaría sobre las urnas electorales a sacar a punta de votos democráticos al régimen que ha destruido a Venezuela.
La reincorporación ilegal a la AN por parte de la bancada del PSUV, que al abandonar el recinto por un buen tiempo y sin justificación ya perdían su condición de Diputados, formó parte de la tramoya. Todo era para ganar tiempo y se dieron el lujo hasta de participar en el nombramiento del Comité de Postulaciones, pero de allí no iban a pasar porque el CNE tenía que designarlo el régimen. Allí falló la oposición al caer en esa nueva trampa.
Nombrado de manera ilegal por el régimen, sencillamente la gente no saldrá a votar aún sí los grandes partidos políticos de oposición como AD, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, Voluntad Popular y el resto de las organizaciones que adversan al régimen comunista de Nicolás Maduro, hubieran decidido participar.
A Nicolás Maduro no le interesa que voten cuatro gatos ese día de las parlamentarias que porcentualmente tal vez podría llegar al quince por ciento del padrón electoral con unos electores arrastrados por los vehículos de los organismos públicos y hasta transportes militares que estarán al servicio del régimen de manera ilegal, en clara comisión de peculado de uso, pero esa ya es una práctica contumaz de estos vándalos.
Los centros electorales, en medio de la pandemia que para esa fecha continuará haciendo estragos, cosa que al régimen le sabe a miasma, estarán más solitarios que durante las elecciones presidenciales fraudulentas del 20 de mayo del 2018, pero para eso tienen un CNE que esa noche asegurará al país que votaron unos nueve millones de venezolanos.
Pero cómo se puede votar con un régimen que pierde abrumadoramente las parlamentarias del seis de diciembre del 2015, sacando la, oposición mayoría absoluta para poder designar nuevos directivos del CNE, del TSJ y aprobar leyes en función de la democracia venezolana, e inventan unas irregularidades en el estado Amazonas para anular las elecciones en esa entidad y quitarle a la oposición la mayoría absoluta.
Por allí comenzó el asalto, para más tarde el TSJ declarar a la AN en desacato, figura que lo expertos constitucionales declararon fuera de lugar pero que era la manera de anular las acciones de la oposición para reducir el mandato de Maduro y convocar un referendo y otras acciones legislativas dirigidas a rescatar la institucionalidad del país.
Luego inventan el parapeto de convocatoria de una asamblea constituyente, saltándose la Constitución que obliga a consultar al pueblo si quiere que se realice una convocatoria de ese tipo. No lo hicieron porque sabían que el pueblo venezolano negaría esa solicitud. El TSJ la aprueba y la llevan a efecto resultando una votación escuálida que según estimaciones bien sustentadas no llegó al doce por ciento de los electores inscritos, pero allí estaba el CNE de las comadres para certificar que votaron más de ocho millones de venezolanos.
Con la constituyente, el régimen le propina un garrotazo mortal a la democracia venezolana al desconocer la voluntad popular expresada en diciembre del 2015 y sustituir a la legítima AN por un organismo espurio nacido del fraude y la ilegalidad .
Convocan unas elecciones de Gobernadores signadas por la escasa participación de los venezolanos por su falta de credibilidad en el CNE que termina ganando el régimen , pero pierde en cinco estados del país. Maduro desconoce la voluntad de los pueblos del Táchira, Nueva Esparta, Mérida y Anzoátegui de elegir a candidatos de la oposición y les nombra unos protectores que todavía no se sabe a quién protegen y qué hacen con los recursos que les asignan en perjuicio de los mandatarios legalmente electos.
La guinda de la torta de esta trampa la acaba de poner el Ministro de la Defensa, Padrino López, quien con el mayor desparpajo y falta de escrúpulos, acaba de declarar, el 5 de julio, día de la firma del acta de independencia, que la FAN no reconocerá a la oposición si llegara a ganar elecciones en Venezuela.
De estos fraudes hay historia con esta malhadada y abominable revolución. Hugo Chávez, el iniciador de esta tragedia que sus seguidores llaman legado, en su afán de eternizarse en el poder, convocó un referendo en el año 2007 para reformar la Constitución y permitirse la reelección hasta el final de los tiempos. El pueblo le dijo que no y esa decisión soberana se la metió por el bolsillo de atrás y ordenó que se efectuara otra consulta que finalmente ganó porque la gente se cansó y no salió a votar
Recientemente el político Claudio Fermín, presidente de un partido con el singular nombre de Soluciones, que nadie sabe cómo fue legalizado en el CNE de las comadres, salió condenando la decisión de los partidos mayoritarios que representan más del ochenta por ciento de la población venezolana calificando como un crimen llamar a no votar.
Pareciera sugerir alguna acción del ilegal TSJ para criminalizar este derecho de disentir.
De todas maneras, este cronista considera que crimen es colaborar con un régimen que ha destruido a Venezuela, que compra conciencias de Diputados y políticos a punta de maletines llenos de dólares, que aprueba sin chistar las vulgares afirmaciones del Ministro de la Defensa de no reconocer ningún triunfo de la oposición, el que calla su boca ante el asalto que han ejecutado contra los partidos políticos AD, PJ y Voluntad Popular nombrando unas directivas que sólo pudieron llevarse con ellos las membresías porque no tienen seguidores, pero que cumplirán con el triste papel de inscribir candidatos a esas fraudulentas elecciones.
Esto es una dictadura que se burla de la decisión del pueblo soberano cuando le es adversa y si algo bueno podemos hacer es no votar. Esto tiene que llegar a su fin por cualquier vía que resuelva y apruebe el pueblo venezolano.