(22 de mayo del 2024. El Venezolano).- La cuenta regresiva para las elecciones presidenciales en Venezuela,previstas para el 28 de julio,sigue indetenible a pesar de la persistente y repetida idea que «algo extraño » pudiera suceder para impedirlas o que los candidatos no sean los mismos que siguen hoy en carrera.
Por Quintin Yanez
Por más que la mayoría de los venezolanos amanezcan ,día a día, tratando de resolver sus problemas más ingentes , es evidente que el interés por la cita electoral ha crecido en todos los segmentos sociales ,la mayoría esperanzados en lograr la salida del poder de Nicolás Maduro,según lo demuestran los estudios de opinión.
Han sido años muy complejos para el ciudadano común.
El deterioro del salario,la falta de empleo sustentable,la crítica situación del sistema de salud y educativo , constituyen ,entre otros aspectos, un escenario de impotencia y desesperanza que se ha agudizado,con énfasis, desde 2.016 hasta ahora .
La brutal represión a las protestas de abril y mayo de 2.017 , cuyo saldo fue la muerte de más de 120 estudiantes, y el férreo control que el gobierno mantiene sobre las instituciones, aunado a un modelo económico decadente y fracasado, ha sido el detonante para que más de siete millones de compatriotas salieran del país por distintas vías,arriesgando la vida y separando a millones de familias .
En cualquier entorno vamos a encontrar a personas con hijos,familiares o amigos que han emigrado tanto a América Latina,Estados Unidos, España, resto de Europa y hasta lugares insospechados como Sudáfrica o Australia .
Con ese panorama social,político y económico, nos encaminamos a las elecciones presidenciales y por primera vez la oposición llega con el favoritismo de derrotar a un gobierno que ostenta el poder desde 1.998.
Observamos una campaña electoral suis generis, que no abunda en propuestas de gobierno, sino que el centro del debate se ha movido hacia lo estrictamente emocional.
Por un lado, Maduro recurre al relato de que » la derecha quiere gobernar para entregarle el país al Imperio» y desde el lado opositor el mensaje es «cambiar a quienes ya demostraron durante 25 años su incapacidad para dirigir a Venezuela».
Dick Morris,reconocido consultor político , ex asesor de Bill Clinton y actualmente de Donald Trump,ha reiterado que en una elección el elemento emocional es muy relevante,más allá que en sociedades como la estadounidense también temas como la inmigración, política exterior, reducción de los impuestos, historia de vida transparente y honesta ,son factores a evaluar al momento de elegir .
Morris coincide con Jaime Durán Barba,asesor político ecuatoriano de larga trayectoria, al indicar que «el votante escoge al candidato que más se parece a él mismo».
Es a partir del factor emocional que el candidato opositor, Edmundo González Urrutia,lidera la intención de voto para el 28 de julio .
Y no precisamente porque posea un discurso atractivo, pletórico de emociones ,sino que encarna la posibilidad de cambio que anhela la inmensa mayoría de los venezolanos, agotados de un modelo político que tiene poco que ofrecer y esperanzados en la posibilidad de volver a la Venezuela próspera,pujante y ,sobre todo, que permita el reencuentro familiar.
Del lado de Maduro,exceptuando a quienes se benefician del gobierno, hay un hartazgo generalizado que se expresa en el malestar social que abarca todo el país.
Son las enfermeras, maestros,policías, militares subalternos,obreros profesores universitarios, empleados de los organismos públicos, entre otros, quienes a pesar de las presiones de sus jefes, están decididos a votar para elegir a un nuevo presidente.
Sin embargo, debemos estar conscientes que no es una elección democrática como acaba de ocurrir el domingo pasado en República Dominicana y anteriormente en Panamá.
A estas horas no hay nada claro y certero en cuanto a cuál será la posición final del régimen ante la real posibilidad de perder en las urnas el 28 de julio y entregar el poder el 5 de enero de 2.025.
Diferentes escenarios están sobre la mesa.
Uno apunta a la suspensión de las elecciones como recurso para ganar tiempo,incrementar la ayuda social a través del Plan Patria y de esta manera llegar con mayor impulso a la supuesta nueva fecha.
Esto,sin dudas, tendría un alto costo político para Maduro y su gobierno frente al país y la comunidad internacional, incluyendo a sus aliados ideológicos como Gustavo Petro,Lula Da Silva y el ex presidente José «Pepe» Mujica, quienes han sido categóricos al reafirmar que a la oposición venezolana debe garantizarse,sin obstáculos, su participación en las elecciones presidenciales.
Un segundo escenario es inhabilitar a Edmundo González Urrutia,tal y como ocurrió con María Corina Machado, Henrique Capriles,Leopoldo López,etc y para lograr ese objetivo cuentan con el absoluto control del Consejo Nacional Electoral y del Tribunal Supremo de Justicia.
Si eso ocurriera,no sorprendería dado el talante autoritario demostrado con creces del chavismo-madurismo, pero alejaría el reconocimiento al ganador como consecuencia de un proceso espurio y de inmediato se producirían reacciones que colocarían al nuevo gobierno en el mismo lugar de Nicaragua, Cuba,Irán, por citar solo algunos regímenes de corte autocráticos.
Otros analistas ponderan que Nicolás Maduro y sus colaboradores, creen tener el respaldo suficiente para ganar en forma transparente y derrotar a un candidato desconocido,cuyo único aval es tener el potente respaldo de la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática.
Descuentan que ,de los más de cuatro millones de venezolanos en edad para votar en el extranjero, solo un poco más de 100 mil podrán hacerlo debido a las trabas impuestas en las embajadas y consulados de los distintos países , por instrucciones de Miraflores .
Y el otro factor sería la supuesta división entre los adversarios del gobierno , con candidatos ligados al oficialismo que intentan aparentar ser opositores con el objetivo de restar votos a través de las tarjetas de AD,Copei,Primero Justicia,algo que hasta ahora pareciera no concretarse tal y como lo diseñó Maduro y sus asesores .
A partir de ahora, cada día será una eternidad porque, dadas las características de la pseudo democracia en la que vivimos, todo puede ocurrir y nada debe sorprender .
Mientras tanto ,por primera vez desde que Hugo Chávez ganó las elecciones en diciembre de 1.998 , existe una enorme opción que la llamada Revolución Bolivariana sea derrotada en las urnas el 28 de julio de 2.024.
Nunca como ahora, las voces del pueblo venezolano habían expresado una voluntad de cambio que se escucha en cada rincón de nuestro país.