(18 de febrero del 2021.EL Venezolano).- “Cuanto más distraen nuestra atención más rentables somos para las empresas y más vulnerables somos a la degradación humana.” Salman Khan
Confieso mi ignorancia en el uso de la tecnología en general y de la teleinformática en particular, pero me atraen los documentos en referencia a estos temas escritos por los expertos, así cómo sus consecuencias en el presente y futuro de la humanidad. Para bien y para mal ella puede ser nuestra aliada para mejorar nuestras vidas, o una amenaza que nos haría sucumbir como raza humana, todo dependerá del uso que se le dé. No obstante, hay que prestar atención y considerar las voces de alerta de quienes sí saben de esto, porque recordando a Deming con su teoría del mejoramiento contínuo, “cuando hay cambios de paradigmas, todo vuelve a cero.”
Tim Bernes-Lee, creador de la “World Wide Web” (W.W.W), manifiesta que “a pesar de todo lo bueno que hemos conseguido, la red se ha convertido en un motor de desigualdad y división bajo la influencia de poderosas fuerzas que la utilizan para sus propios fines oscuros.”
Evgeny Morozov, en una publicación que hizo con el título de: “Internet: La utopía escondía negocio y vigilancia”, expresa que “ Sin que la mayoría de los observadores lo sepan o se den cuenta, lo que en el pasado se denominaba alegremente “ciberespacio”, un ente inmaterial, virtual y efímero, se ha convertido en el sector de la economía que más capital concentra, y cuya cohesión depende de centros de datos, cables submarinos de datos e infraestructuras activadas con sensores, todos ellos de lo más material, que se extiende de punta a punta de nuestras ciudades.”
Salman Khan, quien trabajó varios años en Silicon Valley, nos advierte que “la degradación humana causada por la tecnología ha sobrepasado límites importantes: las máquinas se han enfocado en conocer nuestras debilidades.” Su preocupación se torna más compleja porque, para revertir la degradación humana, dice, hay que considerar la mente, las adicciones y cómo cambiarlas; la meditación, y con el bienestar emocional; la cosa se complica aún más porque también tiene que ver con la democracia y la polarización, con la tergiversación de la verdad, ya que todos esos temas están interrelacionados y están siendo usados para la degradación humana.
Yuval N. Harari pone el dedo en la llaga al preguntarse: “cómo funciona la democracia liberal en una era en la que los gobiernos y las empresas pueden piratear a los seres humanos? Y certeramente nos apunta: “La inteligencia artificial y la bioingeniería están a punto de cambiar el curso de la evolución, nada menos, y no tenemos más que unas cuantas décadas para decidir qué hacemos.”
Con esas breves pinceladas yo me pregunto, ¿Cuál será el futuro de la educación que se encuentra en total asincronía con el desarrollo científico y tecnológico? ¿Qué va a pasar con la ciencia económica y su aplicación en países con una desigualdad terrible? ¿Cómo diseñar y poner en práctica los nuevos sistemas de enseñanza-aprendizaje? ¿Cómo comenzar y recomenzar de cero en periodos tan breves de la existencia humana?. La evolución de los acontecimientos sobrepasa mi capacidad mental, sin embargo, para no perder el optimismo digo como Morozov que “no hay empoderamiento digital sin empoderamiento político, y este último solamente se puede alcanzar concibiendo la Red no como un medio o una herramienta, sino como un conjunto de infraestructuras para facilitar la vida, el trabajo y la cooperación.”