(26 de febrero de 2019. El Venezolano).- El sistema usurpador que se apoderó de Venezuela y de sus riquezas en lo que ha transcurrido del siglo XXI, después de lo ocurrido en los últimos treinta días, luce “agónico y rodeado de un silencio sepulcral”, como reza la canción.
Las fuerzas democráticas del pueblo lo han colocado entre la espada y la
pared; nunca estuvo tan cercana su derrota como en este momento. ¡Sin duda alguna, el régimen está en jaque! Es obvio que la sociedad venezolana expresa, por primera vez en veinte años, un saludable optimismo; sin embargo, debemos cuidarnos de cualquier exceso y actuar siempre con el mayor grado de sensatez, sin incurrir en desaciertos ni en esas innecesarias precipitaciones que, en más de una oportunidad, fueron aprovechadas por el régimen para levantarse de nuevo e, incluso, para fortalecerse. Ignorar que estamos en un tablero de ajedrez, sería correr el riesgo de hacer jugadas inoportunas e imprecisas.
Todos los indicadores, en este momento, apuntan hacia el final de esas dos décadas de calamidades y pesadillas que hemos padecido los venezolanos; pero la dictadura cuenta todavía con algunas piezas importantes. La hora del jaque está demasiado cerca; es esto lo que señala la realidad, a pesar del poder mediático del que disponen los autores y actores de la
usurpación.
Es indudable que las fieras nazicomunistas están heridas de muerte; por lo tanto sería imperdonable descuidar el juego. La situación demanda una preparación especial, dado que un zarpazo agónico de las bestias lesionadas jamás puede ni debe desestimarse. En esta coyuntura vale recordar que “nunca debemos ver el peligro cuando está encima de nosotros; hay que olerlo y evitarlo cuando está cercano”.
Los días o las semanas que le quedan al régimen depende del acierto y la contundencia con la que actúen las fuerzas democráticas. Se han precisado todas las jugadas; este razonamiento es válido para hacer el movimiento perfecto y cantar el jaque mate. ¡Es la mejor oportunidad para rescatar la democracia y la libertad! La aplicación de los artículos constitucionales 333 y 350 está en marcha y los venezolanos, civiles y militares, estamos obligados a cumplir el mandato de la Carta Magna.
En Venezuela nadie tiene necesidad de promover golpes de Estado; darle tal calificación al cumplimiento de los artículos citados, es otra de las manipulaciones del régimen. ¡Se trata de un derecho que estamos llamados a ejercer!