(28 de julio del 2022. El Venezolano).- El primer mariposario del occidente de Venezuela, y el segundo del país, fue creado hace un año por un grupo de investigadores de la Universidad Nacional Experimental del estado Táchira (Unet). Justo en el jardín botánico de la casa de estudios universitarios, patrimonio natural de la región, fue instalada la exhibición y cría de mariposas vivas, la cual tiene el objetivo de ser una herramienta didáctica y pedagógica para estudiantes y turistas.
Andrés Orellana, biólogo de profesión y docente de la Unet, expuso que la colección de mariposas con las que ya cuenta fue obtenida dentro del jardín botánico. La idea nació con la finalidad de profundizar en el conocimiento sobre las ciencias naturales y atraer a los jóvenes para que se motiven a estudiar esta disciplina científica.
También el propósito de los investigadores es desmitificar muchas creencias falsas sobre las mariposas. Muchos le tienen miedo -lo que se conoce como lepidopterofobia- pero se trata de una conducta aprendida desde pequeños. En realidad, son unos insectos “inofensivas como ellas solas”, describió el biólogo, reseñó La Patilla.
Luego de la inactividad que hubo durante el confinamiento por la pandemia, colapsó una parte del techo en un espacio que albergaba más de 400 especies de orquídeas, motivo por el cual decidieron acondicionar una parte del espacio para albergar el mariposario.
Amor por la ciencia
El espacio cubierto con una malla que reduce los rayos del sol, en su interior posee diversos tipos de plantas específicas que las mariposas requieren para comer y poner sus huevos. Incluso, dentro del mariposario el biólogo explicó que algunos de estos animalitos comen elementos líquidos que desprenden las frutas fermentadas y otros comen flores.
Para los investigadores es importante contar con una cantidad determinada de especímenes, pero por ahora cuentan con siete diferentes especies de mariposas, cada una de ellas despierta curiosidad y entusiasmo en los visitantes, con sus colores y formas.
Durante este tiempo ya han recibido visitas de estudiantes de primaria y bachillerato, que luego de vivir la experiencia, se van con una impresión diferente de estas especies.
“La idea de este mariposario venía en mi cabeza desde hace muchos años”, expresó la investigadora de la Unet, Elsie Acuña, quien además es facilitadora de talleres ecológicos en la parte de Educación Ambiental, por lo que consideró que no estaba de más crear este proyecto de investigación que ayuda con la parte lúdica y holística para los visitantes.
Avanzar aun en la adversidad
Pese a que querían hacer algo más grande, los recursos presupuestarios del alma máter no lo permitió, pues desde el año 2007, la Unet no recibe recursos económicos, pero ese factor no fue limitante y avanzaron con lo que tenían en el jardín botánico.
Acuña resaltó que es importante que las comunidades conozcan que la población de insectos ayuda a proyectar la forma de los bosques y los ecosistemas. También el objetivo es estudiar a los lepidópteros, conocer el sexo, de qué plantas se alimentan y sus procesos, porque resulta que ellas tienen un proceso de metamorfosis completo, lo que ha cautivado a los visitantes que pueden ver la transformación desde la fase del huevo, a la de oruga, luego a la pupa hasta ver la mariposa.
Muchos habitantes del Táchira ni siquiera saben que existe el Jardín Botánico de la Unet o el Parque Natural Paramillo. Por ello, los profesores tienen la meta de expandir más este proyecto, y requieren de varios materiales como macetas plásticas, mallas poli sombra, floreros, tela tul, tijeras de podar, entre otras herramientas.
“Aquí se realiza extensión, investigación y docencia, se dan las clases de agronomía, las clases de botánica vivencial y todo lo que está aquí es producto del resultado de investigación”, contó Elsie Acuña, pero señaló que para hacer investigación necesitan presupuesto, justo con lo que menos cuenta la universidad.
El Jardín Botánico de la Unet cuenta con una serie de atractivos que bien pueden ser explotados para fines turísticos y educativos. Cuenta con un herbario que posee una colección de plantas clasificadas de casi 300 familias, un museo entomológico con unos 700 insectos, un área de orquídeas que están volviendo a rescatar, entre otros atractivos.