(15 de marzo del 2022. EL Venezolano).- Dos semanas han transcurrido desde que los pesados y muy modernos tanques BTG atravesaron a toda máquina la línea fronteriza que divide la Federación Rusa con la región ucraniana de Donbas y pocos días después los helicópteros Mil Mi-24 violaron la frontera entre la Bielorusia y Ucrania, ese país que a los hombres de buena voluntad nos preocupa y nos mortifica su continuo sufrimiento, impuesto por las ideas melómanas de un dictador que ha convertido una nación del siglo XXI, en una que retrocede a la mitad del siglo pasado.
Escrito por Raúl Ochoa Cuenca
Si claro, me refiero a la Rusia moderna, actual y cosmopolita. Se llama Vladimir Putin el culpable de que el mundo vive hoy días de gran intraquilidad, cuando en una demostración de su aparente determinación de llegar a las últimas consecuencias, se hace fotografiar en una reunión acompañado de los otros dos depositarios de los códigos de lanzamiento de los misiles cargado de ojivas nucleares. Son esos dos generales quienes hacen comparsa con Putin en la amenaza nuclear si el mundo no le dice que si a cuanta locura geopolítica se le ocurra y a quien agencias de inteligencia como la CIA americana o el M16 britanico dudan de su estabilidad emocional.
Pero para disgusto de ese verdugo local, pero aspirante a verdugo continental, todo hace indicar que el resultado obtenido hasta hoy en sus ataques de ese del cual alardeaban de ser el mejor y más compacto ejército del mundo, para apoderarse de ese territorio llamado Ucrania, el cual es considerado por Putin como el símbolo del desmembramiento de la «familia» de la URSS, ha sido hasta ahora pírrico para no calificarlo como un inmenso fracaso.
Pero la verdad es que ese poderoso ejército está enfrentando grandes dificultades para imponerse a ese pequeño conglomerado de fuerzas armadas ucranianas.¿Y porque lo califico de conglomerado ? Pues simplemente porque es un ejército con una vieja y pequeñísima fuerza aérea, porque es un ejército compuesto en su mayoría por voluntarios, muchos de ellos entre 40 y 60 años de edad, conglomerado militar teniendo como máximo poder de fuego los misiles anti tanque entregados por países occidentales, con un ejército terrestre que no llega a una cuarta parte de los hombre del ejército ruso y hoy compuesto mayoritariamente por voluntarios, sin olvidar que muchos de estos son valerosas damas quienes adolecen mayoritariamente de un correcto entrenamiento militar.
Conglomerado por que en sus filas están alrededor de 20.000 ex soldados extranjeros quienes responden a diferentes conceptos de guerra o de idioma, porque su armamento es compuesto en su mayoría por armas ligeras incluyendo las célebres bombas molotov, armas las cuales son producidas en las casas de esas familias que luchan para continuar viviendo en paz y en democracia, ya que están seguros que bajo el dominio de un criminal de guerra como lo es Vladimir Putin, nunca lo podrán experimentar. Finalmente, ese conglomerado no obstante sus pírricas condiciones de equipamiento, deben ser al mismo tiempo hombres y mujeres que cuidan y protegen una población, la cual corre de un lado a otros despavorida por la infinidad de bombas lanzadas desde el viernes por la noche en forma indiscriminada y masiva sobre prácticamente sobre toda la nación.
El ataque es inclemente sobre Kiev, la fría pero al mismo tiempo calurosa ciudad, fundada por el príncipe Oleg de Nóvgorod sobre el año 882 siendo el hogar de más de tres millones de seres humanos. Hoy el mundo de la civilidad teme que Kiev pierda, además de lo más importante: miles de seres humanos, monumentos históricos como el Monasterio de las Cuevas de Kiev, levantado en el año 1051 durante el reinado de Yaroslav el Sabio. Menester es recordarle al verdugo de Ucrania que este monasterio en 1990 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Putin recuerde, dígale al piloto de su mig 23 que no lo destruya, que es Patrimonio de la humanidad. Mucho me temo que Putin no le dará mi mensaje al piloto del avión asesino.
Pero la situación pudiera ser aún peor. El limitado éxito de los ejércitos rusos en lo que consideraban una invasión que les tomaría máximo una semana para consolidar la anexión de Ucrania se ha prolongado mucho, ya que está finalizando la tercera semana, sin agregar a esto el costo de la factura que el mundo civil le está pasando a las decisiones de Vladimir Putin con las sanciones las cuales conllevan el cierre de las mejores empresas internacionales del territorio de Rusia y sobre todo la decisión de los grandes consumidores de no importar ni un solo barril de petróleo ruso. Situaciones como estas, la externa ante el poco éxito de los ejércitos invasores e internas ante las consecuencias de las sanciones que amenazan a Rusia rápidamente en convertirse en un un país en default, un país en quiebra.
Este panorama está exacerbando los nervios de la nomenklatura de la Federación Rusa, ya que desde hace un par de días las agencias de inteligencia tales como la CIA, el británico M16, así como el SBU de la república de Ucrania, sospechan con fundamento un hecho de gran importancia en esta guerra de agresión y es que Vladimir Putin estaría muy cerca de ordenar un peligroso acercamiento de sus tropas a las fronteras de Ucrania con la Polonia y con la república de Moldavia. Se especula con serios fundamentos, que la decisión de Putin es aquella de invadir la república de Moldavia ( No Nato) lo que comportariá probablemente y muy a pesar del mundo, el inicio de una confrontación con consecuencias desconocidas. El hecho de no ser parte de la Nato no le da a este desalmado el permiso de invadir países que forman parte del concierto de las naciones.
La situación hoy día domingo 13 de marzo es considerada dramáticamente peligrosa, ante el creciente temor de que Putin no se detenga en la línea roja y continúe hacia una dimensión, con consecuencias, desconocida. En ese no deseado caso, el mundo libre responderá con fuerza. Este artículo de opinión lo dedico con especial cariño a nuestro amigo Alexandr Karmal, hoy soldado voluntario en primera línea defiendo la ciudad de Kiev del invasor ruso.
Raúl Ochoa Cuenca, en Anfi del Mar el 13 de marzo del año 2022