(11 de marzo del 2022. El Venezolano).- “…Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, entre tristeza, sollozos y sentimientos encontrados bajo el inexplicable enigma de la muerte, la voz del juglar Joan Manuel Serrat despidió de este plano con la lírica del excepcional poeta español Antonio Machado, a un ser humano excepcional, como lo fue y sigue siendo Gilberto Mendoza (1943-2016).
De Mendoza hemos escrito y escribiremos múltiples crónicas sin acostumbrarnos a su ausencia. Cada vez que lo hacemos nos paseamos por el gran ser humano que fue. Resumido en pocas palabras: un filántropo de la vida.
Nacido en Barquisimeto en el occidente de su amada Venezuela, de amorosa familia humilde, Mendoza se fue destacando precozmente hasta lograr impresionar a los ejecutivos de una de las empresas licoreras más grandes y de mas tradición en la América Latina que becó su inquietud para llevarlo a la academia y convertirlo en un exitoso ingeniero industriólogo, no sin antes asumir posiciones de responsabilidad en su época de pasante donde comenzó a demostrar sus dotes de gerencia y liderazgo puestos al servicio de quienes le dieron la oportunidad de formarse.
El Mendoza joven fue deportista y su pasión lo convirtió en un visionario del deporte. Incursionó en la actividad empresarial y gremial, en el movimiento Scout, en la política y en el boxeo llegando a ocupar el máximo cargo del organismo más antiguo del boxeo mundial.
Planificador, metódico, organizado, Mendoza se destacó como clasificador de la AMB haciendo el primer manual de la actividad hasta que en el año 82 sorprende al mundo del boxeo y a su propio país al conquistar la presidencia de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) luego de un motivador discurso que logró convencer a los delegados internacionales.
En contraste, su adversario, el veterano Bobby Lee se había expresado de él, de manera despectiva.
Mendoza, a diferencia de lo que muchos pensaban que iba responder tras la afrenta de Lee, concentró sus palabras en su visión para el mejoramiento del deporte y también en resaltar la labor que había realizado su adversario, dejando entrever con su elocuente audacia que Lee encarnaba el pasado y él era el futuro.
Así logró el apoyo de 41 de los 73 votos para alzarse con la presidencia de la AMB liderando la etapa más importante en la historia del organismo.
A algunos les molesta cuando se habla de que fue propulsor de reducir los combates de campeonato mundial de 15 a 12 asaltos, pero como testigo de excepción que fui puedo afirmar que fue su idea inicial, aunque su amigo José Sulaimán la implementó primero en el Consejo Mundial de Boxeo (CMB), situación, que lejos de molestarle, saludó con beneplácito.
“Lo importante fue que se hizo”, dijo alguna vez.
Su trayectoria fue impecable. Sus amigos se cuentan por miles en todo el mundo y su legado se fortalece con el tiempo. Su bonhomía se extraña en estos tiempos donde esos valores parecen extraviados.
Seis años después del inicio de su camino al infinito recordamos con tristeza aquella tarde nublada en el sureste de Caracas. Mendoza se fue tranquilo al encuentro con su madre Lucila acompañado de los cantares de Serrat.
El tiempo pasará raudo y veloz pero el recuerdo y el respeto por Gilberto Mendoza siempre estarán vigentes.
Hoy elevamos una plegaria al cielo y abrimos los brazos para darle un fuerte abrazo imaginario agradecido a la vida por habernos permitido compartir momentos imborrables al lado de este filántropo del que tanto aprendimos.
Como tributo a tu vida, Gilberto, transcribimos el poema de Machado que tanto caracterizó tu existencia
“Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.
*
Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
*
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse…
*
Nunca perseguí la gloria.
*
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
*
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
*
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar…
*
Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”
Golpe a golpe, verso a verso…
*
Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”
Golpe a golpe, verso a verso…
*
Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…
Golpe a golpe, verso a verso”