(25 de febrero del 2021. El Venezolano).- Toco Gómez, en su momento uno de los amigos más cercanos de Renny Ottolina el número 1 de la televisión venezolana, fue condecorado junto a Gilberto Correa y Guillermito “Fantastico” González, en el hotel Caracas Hilton. Con motivo del cumpleaños de Gilberto Correa me llama Toco Gómez, para recordarme una anécdota que sucedió con el ex presidente Carlos Andrés Pérez, la noche de esa condecoración, comenta que en el cóctel se encontraba Gilberto en amena conversación con CAP, en eso entra Guillermito, Gilberto pica adelante y dice Presidente ha llegado el número 2 de la televisión y jocosamente con las salidas que lo caracterizaba, Guillermito le responde, sí Presidente porque el número 1 era Renny Ottolina y se murió, el Presidente larga la risa y le dice “eso es contigo Gilberto”. Me comenta Toco, “mira Mario lo que son las cosas de la vida, se murió Renny y quedó Guillermito, se nos fue Fantástico, ahora por descarte Gilberto Correa es el número 1 de la televisión vernácula, vamos quedando pocos, que Dios y la Virgen me le den larga vida”.
Gilberto Correa ha recibido múltiples condecoraciones y galardones, uno de los últimos fue el Doctorado Honoris Causa otorgado por la Universidad Católica Santa Rosa. Felicitaciones Gilberto con el afecto de siempre.
Por el Empedrao y el Saladillo
El 24 de febrero de 1943, en una casa sin número de la calle Venezuela entre Miranda y Milagros, cerca del Teatro Baralt y el palacio de Las Águilas, en la parroquia la Basílica de la Chiquinquirá, Maracaibo estado Zulia, nació un niño a quien bautizaron con el nombre de Gilberto Emiro Correa Romero, sus padres fueron Emilio Correa y doña Cira Amelia Romero de Correa. Transcurrió su niñez en las correrías por el Empedrao y el Saladillo, en su casa aprendió las primeras letras con su madre (ella fue para él el alfa y el omega de su vida). Estudió la primaria en el colegio Gonzaga de Maracaibo, sus amigos lo llamaban radio prendió, porque no paraba de hablar, sabía de todo. Gilberto me comentaba, que era tan travieso y tremendo “que su mamá le daba las pelas por adelantado”. Su niñez fue buena y muy sana con los amiguitos del barrio, jugaba trompo, barajitas, gurrufio, se iba en autobús al colegio. También estudió en el Colegio Santo Tomás de Aquino. La secundaria la hizo en el Liceo Militar Gran Mariscal de Ayacucho y en el Liceo Rafael María Baralt en Maracaibo.
Su hermana Gladys lo animó a la locución
A los 17 años estudiaba 5to año de bachillerato, su hermana Gladys lo anima para que hiciera el curso de locución, ella admiraba a Renny Ottolina, quien ya era el número 1 de la televisión venezolana, como su hermano hablaba tanto y tenía buena dicción, logró convencerlo, diciéndole: “Debes hacer el curso para trabajar en la radio y la televisión, vas a tener tanto o más dinero que Renny”. Esto lo entusiasmó; su madre quería que su hijo fuera abogado, era un pico de plata. Toda su vida ha sido un hombre puntual y preciso, con formación y disciplina. Hizo el curso de Locutor en Radio Popular, en la avenida Santa Rita de Maracaibo. Se graduó y fue el primer locutor de la recién creada Radio Reloj. Se matriculó en la Escuela de Periodismo en la Universidad del Zulia, se hizo publicista y locutor.
Se consagró en los micrófonos con un timbre de voz privilegiada, sonora e inconfundible como fueron las de Renny Ottolina, Cabrujas o Héctor Mayerston. Algunos amigos le decimos “La voz de las Américas”.
“Mira carajito, tú vas para la televisión, eso es lo tuyo”
Gilberto Correa compartía sus estudios con el trabajo en Radio Reloj, como cablero (recoge cables y acomodador de micrófonos, etc.), un día faltó un locutor del noticiero y el director le dijo “Flaco te animas a hacer esta suplencia”, le contestó: “Claro yo mismo soy”. Entró al estudio y antes de comenzar a leer el libreto de las noticias, tomó el micrófono “Vaya un saludo a los radioescuchas, soy Gilberto Correa”, dijo. Esa anécdota la recuerda con mucha satisfacción, porque ese día comenzó su carrera al estrellato. Trabajo en las emisoras de Radio Popular, Ecos del Zulia y Ondas del Lago.
A la vez que estudiaba Periodismo de la Universidad del Zulia (LUZ), animaba el programa Cultura Universitaria. Las primeras apariciones delante del público fueron en los Festivales Pampero junto a Oscar García y Guillermo Barrera. En las aulas universitarias, Gilberto se hace amigo de su profesor Sergio Antillano, padre de nuestros amigos Pablo, Sergio. En unas charlas en LUZ, conoció al profesor Héctor Mujica y cuando éste oyó a hablar a Gilberto le dijo “Mira carajito, tú vas para la televisión, eso es lo tuyo”.
Gilberto a los 28 años fue Galardonado junto a Salvador Dalí
Enrique Cuzcó padre, quien era un alto directivo de Venevisión se encontraba viendo un programa realizado en Maracaibo, que fue transmitido por el canal 4. Le llamó la atención el animador, que era un joven, flaco con presencia, porte, dicción y que se desenvuelve como pez en el agua en la pantalla chica. Lo invita a una prueba en vivo (un casting) en el programa juvenil “Ritmo y Juventud”, es así como entra al staff de animadores de Venevisión.
El 1ero de febrero de 1965, deja su terruño maracucho y se viene a vivir a la ciudad de los techos rojos, era la Caracas de clima frío. Gilberto describe con nostalgia la urbe que conoció: “Las Torres del Centro Simón Bolívar y sus paredes de mármol, los bloques de El Silencio y la fuente de agua de la Plaza O´Leary, la antigua fuente de Plaza Venezuela. Asistir los fines de semana a los eventos que se realizaban en el Aula Magna de la UCV, me maravillaron, quedé deslumbrado por esas grandes edificaciones luminosas, era como sentirse en Nueva York”. Gilberto tiene fechas inolvidables y las relata como si fuera hoy, me ha dicho: “En julio de 1967, en el marco de la celebración del Cuatricentenario de Caracas, en la Plaza Bolívar se elegía la Reina de Caracas, el animador era un maracucho de 23 años, ese era yo, es una fecha inolvidable porque para mí fue un honor animar este evento”. Gilberto ha vivido el cambio de la arquitectura de Caracas, era una ciudad sencilla, hoy convertida en cemento y edificios donde antes habían bellas casas. Igual ha sido testigo del transito de la televisión en blanco y negro, a una Tv a color.
A los 28 años fue galardonado con el premio Onda en la Tv Española, recibió el premio con el pintor y escultor español Salvador Dalí.
Sus dos hijos Karina y Carlos Enrique son su adoración
Gilberto Correa se casó cinco veces, recientemente volvió a divorciarse. Tuvo dos hijos Karina y Carlos Enrique, son su adoración. Desde su llegada a Caracas vivió en varios sitios como nos pasa a casi todos los que somos venidos del interior del país, fue huésped en el Hotel Potomac de San Bernardino, que se hizo famoso porque los guerrilleros urbanos Máximo Canales “Paul del Río” y otros secuestraron al futbolista campeón del mundo Alfredo Di Stéfano del equipo Real Madrid; fue vecino en Colinas de Los Caobos cerca de Venevisión, y la casa de Simón Díaz; también en Las Mercedes, y finalmente en su Pent House desde donde tiene una vista de 360 grados, mira todo Caracas y una panorámica completa del majestuoso cerro El Ávila, refiriéndose a ese galán dormido ha dicho: «Y lo mejor es que no tengo El Ávila del arte que pintó Manuel Cabré, sino el que hizo Dios, con sus colores y dimensiones reales».
Una tarde compartiendo en su PH de Chula Vista con él le pregunté, Gilberto con tantos matrimonios y novias que han pasado por este hogar, con todos los divorcios que has tenido, como has logrado mantenerlo contigo, su respuesta fue sencilla y categórica “mi querido Mario este PH nunca ha estado en discusión, todas han firmado capitulaciones, cuando ya yo no esté será de mis hijos, es lo primero que le he dicho a todas”.
Un río atravesaba su finca
El año 2000, me encontraba en un restaurant de Las Mercedes con mis socios Sandy Guevara y Hugo Salazar. Ese día conocí a Gilberto Correa con mis amigos David José Lanz, locutor y abogado de Mérida hoy en España y el ex rector Perucho Rincón Gutiérrez, con motivo de un juicio que tenía Gilberto en Anzoátegui, para recuperar una finca que un ingrato socio le estafó. Lo acompañé varias veces y puedo afirmar que también es un buen chofer. Su finca esta ubicada en Clarines, un río atravesaba su predio, pasaba gratos momentos y le servía de relax. Miguel Sierralta y Sabino Zamora le fueron de gran ayuda en ese proceso.
En Cerro Verde una atención por su vuelta a la vida
Hace cinco años unos malvivientes asaltaron a Gilberto cuando subía de Las Mercedes hacia su PH en Chula Vista. Luego de la operación y su salida al exterior, Guillermito González le hizo en su casa de cerro Verde una atención por su vuelta a la vida, el Fantástico quería de viva voz escuchar la versión de Gilberto, éste le comenta que de entrada le dio mucho miedo, fue un caso fortuito, él les dice “soy Gilberto Correa”, pero ya el daño estaba hecho. Cuando los maleantes lo sueltan, se despiden muy amablemente diciendo “disculpe Usted señor Correa nos da mucha pena haberlo conocido en estas circunstancias”. Esa tarde disfrutamos con Guillermito y Gilberto, Diana su ex esposa, Carmen Victoria Pérez “la Flaca”, José Eduardo Baralt, Toco Gómez, Antonio Morral, Francisco Hernández y Mario Valdez.
En septiembre de 2019, nos vimos en la misa de despedida de Carmen Victoria Pérez, conversamos largo rato y le dijo a Toco Gómez, coordinen con Diana un encuentro en mi casa “tenemos que vernos, compartiremos unos amarillitos”.
Esa mañana mi despedida con Gilberto fue como siempre desde el día que nos conocimos, le dije “mantegase activo que Usted es la voz de las Americas”. La respuesta fue la de acostumbrada “Mario sigue vivo, eres la voz de la justicia”.
@mariovaldez1