(26 de noviembre del 2024. El Venezolano).- El actor británico Patrick Stewart, de 84 años, formó parte de un documental para generar conciencia sobre el abuso doméstico y contó su experiencia de haber crecido con un padre violento. «Mi vida con mi madre y mi hermano era perfecta», dijo, asegurando que todo cambió cuando su papá volvió a casa tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945.
Al participar del documental ‘Her Majesty The Queen: Behind Closed Doors’, impulsado por la reina consorte Camila para generar conciencia sobre la problemática, el actor habló sobre la «vergüenza» y la «humillación» de presenciar la violencia ejercida por su padre durante su niñez, señalando que cuando no estaba presente, la relación familiar era «maravillosa». «Nos llevábamos bien. No había discusiones o gritos ni nada parecido», relató. Sin embargo, todo cambió a sus seis años.
«Los gritos eran tan fuertes porque tenía una voz potente. Yo le gritaba a mi padre que se detuviera cuando golpeaba a mi madre y la golpeaba una y otra vez«, recordó Patrick. «Mi hermano y yo nos hicimos expertos en entender a dónde iba el grito, a qué iba a llevar y siempre sabíamos en qué momento iba a comenzar la violencia», continuó.
Incluso, contó que su hermano llegó a interponerse para que su padre no agrediera a su madre, pero ella no quería que se involucraran y les decía que no tenían que protegerla.
Las situaciones de violencia en el hogar eran repetidas y hasta en una oportunidad una vecina entró a la vivienda y desafío al padre: «Nunca olvidaré a nuestra vecina de al lado que entró en la casa, abrió la puerta de golpe cuando mi padre estaba gritando y se le acercó, se arremangó, levantó los puños y dijo: ‘Vamos, Al Stewart, pruébalo conmigo. Pruébalo conmigo’. Y, por supuesto, no lo hizo. No la tocó. Se alejó».
Pese a la sucesión de hechos de violencia, el actor manifestó que no entiende por qué su madre nunca dejó a su padre y reveló que «nunca le había dicho a nadie» sobre estas situaciones porque «era algo de lo que la gente nunca hablaba». «Lo guardé todo para mí. Lo tenía encerrado dentro de mí, y sentía vergüenza», concluyó.