(17 de enero de 2020. El Venezolano).- En abril del año pasado, cuando enfrentaba un alzamiento militar en Venezuela, el gobierno socialista de Nicolás Maduro ordenó a los servicios de televisión pagada que suspendiesen las transmisiones de CNN y BBC.
DirectTV, que es propiedad de AT&T, acató la orden de inmediato, sacando del aire a los dos canales mientras en todo el mundo circulaban imágenes de camiones militares que la emprendían contra manifestantes.
Ahora, aumentan las presiones para que la empresa televisiva con base en Dallas se le plante firme a los censores del gobierno venezolano. En diciembre, funcionarios del Departamento de Estado se reunieron en Washington con ejecutivos de AT&T y los exhortaron a que ayuden a frenar la maquinaria propagandística de Maduro, según cinco personas al tanto de lo hablado.
El encuentro se produjo después de varios meses de contactos entre AT&T y la oposición venezolana, según los cinco individuos. Bajo un plan que promueve en coordinación con el gobierno estadounidense, DirectTV, la operadora televisiva más grande de Venezuela, reincorporará a su programación una media decena de canales de noticias internacionales que los reguladores venezolanos prohibieron en años recientes, de acuerdo con las fuentes.
La estrategia trae a la memoria las tácticas de la Guerra Fría de usar la información para combatir propaganda antiestadounidense y socavar gobiernos autoritarios. Pero en lugar de transmitir a otros países en forma clandestina contenido producido por el gobierno de los Estados Unidos, como hizo Radio Libre Europa en la antigua Unión Soviética, esta iniciativa consiste en presionar a una empresa privada para que restaure el acceso a medios noticiosos internacionales que ya habían tenido presencia en Venezuela por muchos años.
AT&T tiene una decisión difícil por delante: Acatar lo que diga el gobierno de Maduro, que Estados Unidos ya no reconoce y al que impuso severas sanciones, o plegarse al plan de la oposición y exponerse a que le confisquen sus instalaciones y a la pérdida de su licencia, dejando a unas 700 personas sin trabajo. Según documentos presentado ante la Comision de Bolsa y Valores, la empresa no necesita tener una presencia física en Venezuela para transmitir a esa nación. Podría hacerlo desde centros de transmisión de Argentina, Brasil o California, de acuerdo con esos documentos.
Los funcionarios estadounidenses y la oposición temen que DirectTV esté siendo usada para propagar programación de Maduro criticando a sus rivales políticos, que no tienen forma de responder, de acuerdo con los cinco individuos, que hablaron a condición de no ser identificados por lo delicado del tema. Una inquietud particular, indicaron, es la cadena privada Globovisión, que es parte de la programación de DirectTV. El canal ha sido sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y la oposición lo acusa de propagar información falsa. Globovisión es cliente de AP.
El secretario de estado Mike Pompeo fue informado de estas gestiones y brindó un apoyo inicial a los planes de reclutar a DirectTV para que ayude a socavar el gobierno de Maduro, según dos informantes al tanto de esas conversaciones.
La planificación está recién empezando, señalaron los dos individuos, y es una de varias opciones que están siendo consideradas para presionar a Maduro, quien sigue controlando las riendas del poder a pesar de sanciones de Estados Unidos, que promueve la figura del líder opositor Juan Guaidó, reconocido por Wahington y unas 50 naciones como presidente interino de Venezuela.
Los dos individuos dijeron que no se ha tomado una decisión todavía en relación con hasta qué punto buscar la colaboración de AT&T, que resiste a pie firme toda iniciativa que comprometa sus operaciones en un país donde tiene el 44% del mercado, su presencia más grande en la región.
La división latinoamericana de DirectTV se abstuvo de comentar el tema.
La ampliación de la programación sería importante porque DirectTV llega a personas que dependen del gobierno, como las de barrios humildes de ciudades grandes y del interior, según David Smilde, de la Oficina de Washington para América Latina. Estos sectores no tienen acceso a otras fuentes de información.
“Esto no representaría una amenaza inmediata para Maduro, pero podría complicar a largo plazo la capacidad del gobierno de controlar la información”, dijo Smilde, quien ha pasado temporadas en Venezuela durante más de dos décadas. “Maduro podría confiscar equipo de DirectTV de las casas de la gente, pero esto sería una medida extraordinariamente impopular.
Una clave para la permanencia de Maduro en el poder es la así llamada hegemonía comunicacional: Decenas de diarios controlados por el estado, cuentas en las redes sociales y canales de televisión que reemplazaron a organizaciones noticiosas privadas muy contrarias a su gobierno con una cobertura de 24 horas de Maduro.