(09 de febrero del 2023. El Venezolano).- “No es porque las cosas son difíciles que no nos atrevemos, es porque no nos atrevemos que son difíciles.” Séneca.
Por Neuro J. Villalobos Rincón
En alguna ocasión Jorge Luis Borges escribió esta aguda sentencia: “Ciego a las culpas, el destino puede ser despiadado con las más mínimas distracciones.” Lamentablemente eso nos está ocurriendo a los venezolanos desde hace tiempo. Andamos distraídos oponiéndonos a la oposición, y no es que no haya razones para hacerlo, sólo que no parece oportuno que cometamos nuevamente el error de plantearnos la antipolítica, al extremo de volvernos nihilistas: no creer en nada ni en nadie.
En sana aplicación de la lógica, nos comportamos como si fuéramos gobierno o tal vez sin querer lo favorecemos a él, o más incomprensible aún, nos entendemos con él, y esa es una de las actitudes más aberrantes que podemos exhibir. Hemos demostrado tener una enorme capacidad para la distracción en la política, a pesar que para eso existen otras actividades geniales como el deporte o el teatro, que se atribuyen a los griegos antiguos.
En política también se usa la distracción como un elemento estratégico para desviar la atención o entretener al adversario mientras se gana tiempo para preparar o ejecutar otras acciones. El régimen dictatorial venezolano lo pone en práctica frecuentemente cada vez que le conviene poner a la oposición política más pendiente de lo que hacemos nosotros mismos para distraer nuestra atención del terrible mal que ellos causan a la población y contra la Patria misma. Seguimos culpándonos unos a otros y discutiendo si Adán y Eva tenían ombligo.Preferimos discutir públicamente si hay razones para organizar unas elecciones primarias como forma de escogencia de un candidato unitario, o si es preferible lograr acuerdos entre “las cúspides flotantes” como denominó Peter en uno de sus principios a los dirigentes sin base.
Mientras nos miramos el ombligo nuestro y discutimos afanosos sobre el ombligo de Adán y Eva, el futuro de la democracia y de la libertad, que es lo mismo que el futuro de la Patria, se nos escurre entre las trampas que siempre tiene preparadas el escurridizo CNE; continúa el saqueo con fines político-electorales o para abultar las riquezas personales; se mantiene el acorralamiento a la libertad de expresión, comunicación, asociación y acción; se anula el Estado de Derecho y en definitiva, se pierden las libertades a las que tenemos derecho como todo ser humano.
No obstante, es conveniente advertir nuevamente a los venezolanos que no nos hagamos eco tampoco de la antipolítica ya que por ese error llevamos 24 años de horror, de degradación de la política, de desbarajuste económico y desintegración moral y ética de la República. Señalar también a la dirigencia política que el recto proceder sustentado en principios y valores correctos permite el bien para sí mismo y para los demás.
El ejercicio de la política no puede ni debe seguir respondiendo al mero cálculo personal ni constituirse en patrimonio exclusivo de unos cuantos vivos e inescrupulosos y que la política es consustancial a todos en cuanto ciudadanos en una sociedad libre y más si tiene que luchar por ella.
Seguir en discusiones estériles mientras el pueblo se muere de hambre y la Patria se extingue es, por decir lo menos, irresponsable, y éstos, dice Borges “sépanlo o no-, son los enemigos viscerales de la libertad. Con ellos y los distraídos el destino será implacable y hasta despiadado.”
El presente y el futuro nos exigen el esfuerzo de reanimar la democracia y para ello se requiere actuar políticamente de manera correcta, ya que hasta el Episcopado Venezolano nos exhorta “a rechazar cualquier conducta de discriminación e intolerancia, venga de donde viniere, a combatir con vigor las actitudes de indolencia, indiferencia, resignación y desesperanza; a defender la libertad y la dignidad de la persona humana.”
Es un llamado que reafirmamos para iniciar o retomar un camino de recuperación de la concordia nacional, porque la sensatez y no tener miedo de errar es el camino de la sabiduría.