(30 de enero del 2022. El Venezolano).- La masturbación, como una práctica que ha acompañado a la humanidad a lo largo de la historia, ha demostrado tener más beneficios que perjuicios para la salud (si se hace en el rango de la normalidad) de todas las personas, en todas las edades.
Los egipcios y los mesopotámicos hablan de Apsu, un dios que nació en el primer océano después de crearse a sí mismo a través de la masturbación, la saliva y las lágrimas, con lo que dio vida a la Vía Láctea.
Por el lado de los griegos, excepto en Esparta, la masturbación era vista como un don, en razón a que Hermes se la enseñó a su hijo Pan (Fauno) para aguantar los desaires de la ninfa Eco.
En los albores del cristianismo Agustín de Hipona la elevó a nivel de pecado. Más adelante, Jean de Gerson, en su modelo confesional orientaba a los sacerdotes a detectar este pecado y la penitencia que merecía.
Un siglo después, Gabriel Falopio, anatomista y médico italiano, recomendaba a los hombres frotarse sus genitales de manera fuerte para aumentar su potencia, lo que le valió el repudio de la Iglesia. Y después, en la época victoriana, la masturbación se consideró la génesis de muchos problemas sociales, como el aletargamiento, la locura y hasta la calvicie, al punto que algunos llegaron a considerarla potencialmente letal.
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