(07 de julio del 2020. El Venezolano).- El coronavirus no creó las enormes diferencias en la crisis de cuidado de salud que enfrentan las comunidades hispanas en Estados Unidos, pero ha hecho evidente esta tragedia y no podemos ignorarla.
Los hispanos de la Florida son especialmente vulnerable a esta crisis. La crisis financiera y de salud pública se superponen en la Florida en el marco del coronavirus. Y ambas crisis están siendo manejadas especialmente mal en nuestro estado. La Florida ocupa el cuarto lugar en el país con el mayor número de personas sin seguro, y nuestra economía dependiente del turismo está a las puertas de una profunda recesión gracias a los miles de millones de dólares perdidos en ingresos fiscales de ventas y en rebajas tributarias que nuestro gobernador le dio al 1% de los más ricos de nuestro estado.
Nos enfrentamos a una emergencia fiscal y sanitaria que se podía haber minimizado si existiera el liderazgo correcto. Lamentablemente no ha sido así. Luego de un cierre parcial y tardío, y una aún más irresponsable reapertura del estado, Florida se enfrenta a un rebrote de casos de COVID-19. Nuestro gobernador ha seguido la pauta del presidente y ha reabierto sin un plan. El Gobierno de Donald Trump ha fracasado en proveer suficientes pruebas durante esta pandemia. Mientras que ha impulsado un medicamento hasta ahora refutado por la ciencia como efectivo contra el coronavirus.
Miles de nuestros trabajadores de la salud han terminado infectados del virus porque no han tenido suficientes máscaras y equipos para mantenerse a salvo y proteger a sus pacientes. Y, la respuesta del gobernador Ron DeSantis es culpar a los hispanos, ocultar datos de los hospitales, y continuar la lucha en los tribunales contra la Ley de Cuidado de Salud Asequible.
¡Ya basta!
En vez de intentar mantener saludables a nuestras comunidades y de liderar una reapertura económica responsable, el único plan de Trump y DeSantis es quitarle su seguro de salud.
El gobierno de Trump, respaldado por DeSantis, le ha pedido a la Corte Suprema de Estados Unidos que declare inconstitucional la Ley de Cuidado de Salud Asequible. Una ley que ha hecho posible que casi dos millones de floridanos hoy puedan tener acceso a un seguro médico. Uno de cada cinco ciudadanos del sur de la Florida recibe cuidado de salud a través de pólizas de seguro disponibles gracias a la Ley de Cuidado de Salud Asequible. Millones más se beneficiarían de la expansión de Medicaid, pero DeSantis se niega en permitir la expansión de Medicaid.
Desmantelar la Ley de Cuidado de Salud Asequible significa que millones perderán su seguro médico y pagarán de sus bolsillos primas más caras de cuidado de salud básico. Esta es una propuesta devastadora. Mucho más, es peligrosa e inhumana, sobre todo cuando se está planeando aplicar durante la crisis de salud pública más grande y peligrosa que ha tenido nuestro país.
Ahora mismo, lo que necesitamos es expandir el cuidado de salud —no disminuirlo o eliminarlo. Esta es una de las razones por lo cual apoyo a Joe Biden para presidente. Como vicepresidente del presidente Barack Obama, Biden ayudó en la aprobación de la Ley de Cuidado de Salud Asequible. Y, si fuera electo, tiene un plan para expandir el acceso al cuidado de salud para millones de floridanos.
El plan Biden permitiría optar por una opción pública, al estilo Medicare, a todo estadounidense que no tenga seguro médico o no esté satisfecho con su plan médico. Como DeSantis se rehúsa a expandir Medicaid, el plan Biden le brindará a floridanos acceso a esta nueva opción pública. Millones de estadounidenses también tendrán acceso a créditos fiscales ampliados que reducirán sus primas aún más.
El vicepresidente Biden no solo planea ampliar sus opciones de cuidado de salud, también tiene un plan para sacarnos de esta crisis de salud pública. El plan del vicepresidente Biden tiene cinco componentes: 1) pruebas y rastreo de quienes tengan COVID-19; 2) garantizar equipo de protección personal suficiente para todos; 3) fomentar tratamientos y vacunas basados en conocimientos científicos; 4) trabajar con los estados para una reapertura segura y eficaz basada en los consejos de funcionarios de salud, y no políticos; y 5) proteger a las comunidades de alto riesgo con un aumento de capacidad de pruebas en las residencias de la tercera edad y proveer asistencia económica adicional para quien la necesite.
Este artículo está disponible en El Nuevo Herald