(06 de julio del 2022. El Venezolano).- Los europeos del sur están sintiendo particularmente las consecuencias de olas de calor más extremas y sequías más prolongadas, agravadas por el cambio climático y el consumo excesivo de agua.
Ahora, desde Portugal hasta Italia, los Gobiernos piden a los ciudadanos que limiten al mínimo el uso del agua. Pero, en algunos lugares, esto no es suficiente.
Mientras que el consumo privado de agua en la UE representa solo el 9 por ciento del uso total, alrededor del 60 por ciento lo absorbe la agricultura.
Italia
La situación es probablemente más dramática en el norte de Italia, que sufre la peor sequía de los últimos 70 años. Se ha pedido a más de 100 ciudades que limiten el consumo de agua en la medida de lo posible. El Gobierno italiano, que declaró el estado de emergencia para cinco regiones hasta finales de año, tiene previsto aportar 36 millones de euros a corto plazo para combatir la crisis del agua.
Debido a los meses de sequía y a la escasez de lluvias invernales, los niveles de agua del Dora Baltea y del Po, el mayor río de Italia, son ocho veces más bajos de lo habitual.
Ambos ríos alimentan una de las zonas agrícolas más importantes de toda Europa, con un 30 por ciento de la producción actualmente amenazada por la sequía.
La autoridad de riego de la región noroccidental, en torno al río Sesia, ya ha ordenado que no se rieguen los árboles frutales ni los álamos. El agua ahorrada se utilizará para regar el cultivo de arroz, de gran importancia económica. En Milán, mientras tanto, se han apagado todas las fuentes de agua decorativas.
El alcalde de la pequeña ciudad de Castenaso quiere abordar el problema de forma poco convencional: ha prohibido a los peluqueros y barberos que laven el pelo de sus clientes dos veces. Hay diez peluquerías en esta pequeña ciudad de 16.000 habitantes, y la medida pretende ahorrar miles de litros de agua al día, reportó DW.
Portugal
Debido a la quema de carbón, petróleo y gas, las sequías que normalmente solo se producen una vez cada diez años ya se han convertido en casi el doble de probables en la región mediterránea. Algunas regiones están experimentando la peor temporada de sequía en mil años. A finales de mayo, la sequía severa ya prevalecía en el 97 por ciento de Portugal.
La asociación para el riego agrícola de las ciudades de Silves, Lagoa y Portimão, en el sur de Portugal, ya ha activado un plan de emergencia por el que 1.800 granjas tienen que reducir a la mitad el riego de algunos cultivos.
España
España también es extremadamente seca, con dos tercios de su superficie total en riesgo de desertificación. Los suelos, antes fértiles, se están convirtiendo cada vez más en arena, sobre todo después del segundo invierno más seco desde 1961, según la oficina de meteorología española.
En el norte, 17 localidades se vieron obligadas a tomar medidas drásticas ya en febrero, y la ciudad de Campelles, en Cataluña, limitó el agua corriente a unas pocas horas al día. Para casos de emergencia, el municipio deposita diariamente cubos de agua llenos en cinco puntos del pueblo.
En el pequeño pueblo de Vacarisses, en la provincia de Barcelona, los pozos y las tuberías de agua subterránea también están secos. Actualmente, la gente solo tiene agua corriente entre las seis y las diez de la mañana, y desde las ocho de la tarde hasta la medianoche.
En España, el tercer mayor productor agrícola de la Unión Europea, al menos el 70 por ciento del agua potable se destina a la agricultura.
«La demanda no deja de crecer», advierte Juan Barea, de Greenpeace España: «En lugar de proponer políticas que ahorren agua, estamos actuando como si España tuviera tanta agua como Noruega o Finlandia. En realidad, estamos más al nivel del norte de África».