(20 de enero del 2024. El Venezolano).- Numerosos estudios confirman el consenso científico sobre el cambio climático antropogénico. Más del 99% de los científicos coinciden en que el calentamiento global es real y causado por actividades humanas. Sin embargo, el expresidente Donald Trump ha desestimado este consenso, calificando el cambio climático como una “farsa” y retirando a Estados Unidos del Acuerdo de París en 2017. En contraste, el presidente Joe Biden ha implementado políticas firmes para combatir el cambio climático, restaurando regulaciones ambientales y promoviendo la energía limpia, como se evidencia en la Ley de Reducción de la Inflación de 2022.
Por Johani Carolina Ponce
Los resultados de numerosas investigaciones confirman lo que muchos estudios anteriores ya han establecido: no existe un debate significativo entre los expertos sobre la causa del cambio climático. Este asunto está completamente resuelto, y los científicos no discuten la realidad del cambio climático antropogénico, que se refiere al calentamiento global y los cambios climáticos provocados por actividades humanas como la quema de combustibles fósiles y la deforestación. Un estudio reciente respalda de manera contundente esta afirmación, demostrando que más del 99% de los científicos coinciden en que el cambio climático es real y está impulsado por la actividad humana. Del mismo modo los científicos, no se cuestionan la tectónica de placas, que explica el movimiento de las placas de la corteza terrestre, ni la teoría de la evolución, que describe el cambio en las características hereditarias de las poblaciones biológicas a lo largo de generaciones.
Sin embargo, la respuesta del expresidente Donald Trump a esta realidad ha sido desconcertante. Una persona sin formación en ciencias, como Trump, desestimó el consenso de más del 99% de los científicos. Trump ha calificado el cambio climático como una “farsa”. “Así que Obama está hablando de todo esto con el calentamiento global y todo eso. Mucho de esto es una farsa. Es un engaño. Es una industria para hacer dinero, ¿de acuerdo? Es una farsa”, afirmó en una presentación pública antes de que fuera electo presidente en 2016.
Contrastes en políticas climáticas
El presidente Joe Biden y Trump tienen antecedentes muy diferentes sobre el cambio climático y enfoques hacia el medio ambiente. Mientras que el presidente Biden ha adoptado políticas firmes para combatir el cambio climático, promoviendo la transición a energías limpias y la reducción de emisiones de carbono, el expresidente Trump ha sido un escéptico declarado.
Durante su administración, una de las primeras medidas que tomó en 2017 fue retirar a EE. UU. de El Acuerdo de París. Este tratado internacional, adoptado en 2015, tiene el objetivo de limitar el calentamiento global a menos de 2 grados Celsius (3.6 grados Fahrenheit), y preferiblemente a 1.5 grados Celsius (2.7 grados Fahrenheit), mediante la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Los países firmantes se comprometieron a presentar y cumplir planes nacionales de acción climática. Biden revirtió esa decisión en 2021.
Cambios y avances en regulaciones ambientales
Durante su mandato, Trump eliminó 125 reglas y políticas ambientales destinadas a proteger el aire, el agua, la tierra y la vida silvestre del país, argumentando que estas regulaciones perjudicaban a las empresas.
Biden ha restaurado muchas de estas regulaciones. También ha añadido varias nuevas reglas y regulaciones, incluyendo un requisito para que las empresas revelen públicamente sus emisiones de gases de efecto invernadero.
La acción climática más importante de la administración Biden hasta la fecha fue la firma de la Ley de Reducción de la Inflación en agosto de 2022, la legislación climática más ambiciosa e impactante en la historia de EE. UU. La ley invierte cientos de miles de millones de dólares en energía limpia, vehículos eléctricos, justicia ambiental y más.
Las políticas climáticas de la campaña de Trump
En la actual campaña presidencial, según un informe del Washington Post, Trump ha prometido revertir docenas de políticas de la administración Biden. Esto incluye eliminar la moratoria en las aprobaciones para exportaciones de gas natural licuado, revertir las nuevas restricciones a la perforación en el Ártico y desmantelar muchas regulaciones sobre la perforación de petróleo y gas en tierras públicas. Además, propone eliminar los incentivos fiscales y regulaciones que promueven la adopción de vehículos eléctricos, y poner fin de inmediato a todo desarrollo de energía eólica marina.
A pesar de estas promesas, tomar medidas para luchar contra el cambio climático sigue siendo más popular que la inacción. Por ejemplo, una encuesta realizada por la Universidad de Yale en noviembre de 2023 reveló que el 57% de los votantes preferiría un candidato que apoye acciones para combatir el calentamiento global, en comparación con un candidato que se oponga a dichas acciones.
Cronología de la guerra de Trump contra la protección ambiental
Puntos más importantes
2017
Febrero: Se concede un permiso para la construcción del oleoducto Dakota Access.
Marzo: Trump aprueba el oleoducto Keystone XL.
También, Trump emite una orden ejecutiva eliminando las estimaciones anteriores del costo social del carbono, el daño causado por una tonelada de emisiones de CO2.
Trump propone recortar el financiamiento de la EPA en un 30%.
Junio: Trump comienza el proceso de retirada de El Acuerdo de París.
Abril: La EPA toma medidas para retrasar la implementación de los estándares de calidad del aire de 2015 que limitan el smog.
Diciembre: Trump emite una orden presidencial para reducir en dos millones de acres el tamaño de dos monumentos nacionales en Utah, como parte de una iniciativa más amplia para modificar el sistema de monumentos nacionales.
2018
Mayo: La Comisión Federal Reguladora de Energía restringe la consideración del cambio climático en la aprobación de nuevos oleoductos de gas natural.
Octubre: La EPA despide a científicos independientes de su consejo asesor científico para reemplazarlos con expertos conectados a la industria.
2019
Junio: Se reemplaza el Plan de Energía Limpia de Obama con una regla simbólica que requeriría que las plantas de carbón reduzcan sus emisiones de carbono en alrededor del 3%.
Agosto: La administración Trump reduce la protección para especies que están amenazadas con la extinción, pero aún no en peligro crítico.
Septiembre: La EPA revoca la autoridad de California para establecer reglas de emisiones de gases de efecto invernadero para vehículos.
También, la EPA y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército derogaron la regla WOTUS (Aguas de los Estados Unidos) implementada por Obama, y emitieron una nueva regla que elimina la protección para muchos humedales y pequeños arroyos. Esta nueva regulación reduce significativamente el alcance de las aguas que están protegidas bajo la Ley de Agua Limpia, excluyendo cuerpos de agua que antes estaban protegidos, lo que podría aumentar la vulnerabilidad de estos ecosistemas a la contaminación y al desarrollo.
2020
Febrero: La EPA flexibiliza las restricciones sobre las emisiones de potentes gases de efecto invernadero provenientes de los sistemas de refrigeración y aire acondicionado.
Marzo: La administración Trump elimina los aumentos programados en la eficiencia del combustible de los automóviles establecidos por Obama, resultando en emisiones de gases de efecto invernadero mucho más altas.
Junio: La EPA limita la capacidad de los estados para bloquear proyectos de infraestructura por razones ambientales.
Julio: La Casa Blanca revisa las reglas para las declaraciones de impacto ambiental, con la esperanza de acelerar la tala, el petróleo, el gas y la minería en tierras públicas.
También se eliminaron las protecciones de la Ley de Especies en Peligro para los osos grizzly de Yellowstone.
Agosto: La EPA elimina las restricciones sobre las emisiones de metano por parte de las compañías de petróleo y gas.
Noviembre: La retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París se hace efectiva.
Diciembre: La EPA se niega a regular el pesticida clorpirifos, que anteriormente había encontrado peligroso para el desarrollo cerebral de los niños.