(14 de noviembre del 2020. El Venezolano).- Los ambientes hostiles para niños y adolescentes, en entornos familiares o de adultos, pueden aumentar durante el confinamiento por la pandemia del COVID-19, según confirman varios expertos del Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap) a Efecto Cocuyo.
Al respecto, Carlos Trapani, coordinador general de la organización defensora de los derechos de la infancia y adolescencia, aseguró que los procesos durante las cuarentena prolongadas, especialmente cuando existen panoramas de incertidumbre y crisis económica, son muy hostiles y pueden somatizarse en una violencia estructural.
“Los niños y adolescentes son las personas más vulnerables de la sociedad porque tienen menor capacidad para defenderse. Desde Cecodap hemos determinado que en cuarentena hubo un aumento de 29 % de alteraciones psicológicas, entre los que resaltan los cuadros depresivos y dificultades de sueños. Esto, en un ambiente hostil, puede ser muy perjudicial”, dijo el también investigador de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab).
Reproducir conductas de la sociedad
Fernando Pereira, director de Cecodap, coincidió con estas declaraciones al asegurar que el confinamiento generado por la pandemia puede afectar a niñas, niños y adolescentes. “Esto puede potenciar la agresión persistente en hogares, donde los espacios que deberían ser más seguros”.
El especialista agregó que este maltrato constante puede influir en que los niños y adolescentes lleguen a somatizar lo que perciben en la sociedad.
Un ejemplo de estos acontecimientos fue el de un adolescente de 16 años, quien planificara el asesinato de su padre y su madrastra mediante la contratación de unos delincuentes, en la parroquia El Valle de Caracas. Asimismo se encuentra el caso de una adolescente de 15 años quien participó en el asesinato de su abuela en el estado Táchira.
“Estas conductas de niños, niñas y adolescentes se reproducen en la sociedad en general, no son solo atribuidas a adolescentes. Lamentablemente este tipo de hechos, condenables, se pueden realizar porque se han venido naturalizando. Es como si existiera una alta tolerancia a estos crímenes”, dijo Pereira.
Ambos expertos destacan la importancia de condenar estas conductas, aunque con el debido trato por parte del Estado, como lo establece la Ley Orgánica de Protección del Niño, Niña y Adolescente (Lopnna). En este sentido, aseguran que es muy difícil determinar el número de casos porque no existen cifras ni registros oficiales.
“Estas dificultades son de la prepandemia. Producto de la desinstitucionalización, hay serias limitaciones de cómo llevar estos programas a las comunidades. Es muy complicado hacerles seguimiento a los casos por falta de presupuesto y capacidad humana”, dijo el director de Cecodap a Efecto Cocuyo.
Pereira también resaltó la importancia de la responsabilidad para corregir los errores desde los hogares, y así evitar este tipo de comportamientos.
Con información de Efecto Cocuyo