*03 de agosto del 2024. El Venezolano(./ En un entorno económico que es una montaña rusa, no todas las empresas del sector manufacturero en Venezuela se sostienen con tanta solidez y crecen con constancia. Coloplas, con más de 15 años en el mercado de productos plásticos y desechables, se ha mantenido operativa gracias a una estrategia de reinversión interna y adaptación constante.
La compañía, con sede en Valencia, ha centrado su modelo en la producción de envases, utensilios desechables y soluciones para la limpieza, dirigidas tanto al hogar como a empresas del sector alimentario, farmacéutico y comercial.
Aunque el plástico sigue siendo un material ampliamente utilizado, Coloplas ha empezado a diversificar su línea hacia productos que respondan a la demanda creciente de opciones más sostenibles.
Presión que hace crecer
Según cifras de la Fundación Ellen MacArthur, menos del 9% del plástico producido a nivel mundial se recicla, y cerca del 36% del total es destinado al empaquetado de un solo uso. Esto ha llevado a que tanto fabricantes como consumidores enfrentan crecientes cuestionamientos sobre el impacto ambiental de estos productos.
En América Latina, Venezuela se encuentra entre los países con menos infraestructura para reciclaje formal, lo que convierte en un reto adicional cualquier esfuerzo de sostenibilidad desde el sector privado. A pesar de ello, empresas como Coloplas han empezado a mover ficha.
Según datos de PlasticsEurope y la Fundación Ellen MacArthur, la incorporación de plástico reciclado en procesos industriales puede generar una reducción de costos de producción que oscila entre el 10% y el 30%, dependiendo del tipo de producto y el volumen utilizado.
Esto se debe a que la resina reciclada, en muchos casos, tiene un menor precio que la virgen, especialmente cuando se compra a escala o mediante alianzas con centros de acopio. Además, este tipo de prácticas permite que las marcas accedan a nichos de mercado en crecimiento: de acuerdo con Statista, los productos etiquetados como ecológicos o sostenibles pueden ver incrementada su demanda en hasta un 20%, particularmente en sectores como el empaque, el retail y los productos de consumo masivo.
FINO: higiene con enfoque ecológico
En 2024, la compañía lanzó FINO, una línea de productos para la limpieza del hogar y espacios empresariales que incorpora materias primas más duraderas y de menor impacto ambiental. Aunque todavía dentro del universo del plástico, los productos buscan reducir la frecuencia de desecho, alargando su vida útil y disminuyendo la generación de residuos.
“El objetivo es que FINO no solo cumpla su función, sino que sea parte de una transición hacia modelos más responsables de consumo”, explicó un vocero de la empresa.
En cuanto al impacto ambiental directo, las cifras también son contundentes. Según la Environmental Protection Agency (EPA) de Estados Unidos, por cada tonelada de plástico reciclado que se utiliza en lugar de plástico virgen, se reduce la emisión de gases de efecto invernadero hasta en un 60%.
Esto representa una contribución importante en un sector que, por sí solo, es responsable de cerca del 3.4% de las emisiones globales, de acuerdo con un informe de UNEP (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente).
A nivel energético, el ahorro también es significativo: datos de WRAP UK (Waste and Resources Action Programme) indican que la producción de plástico a partir de materiales reciclados requiere hasta un 80% menos de energía en comparación con la producción desde fuentes fósiles, como el petróleo o el gas natural.
Actualmente, la empresa genera más de 100 empleos directos y otros tantos indirectos a través de su red de distribución nacional.
Expertos señalan que el verdadero salto hacia la sostenibilidad en esta industria pasa por el desarrollo o adopción de bioplásticos, compostables o modelos de economía circular. Y Coloplas lo ha logrado dando pasos agigantados y preciosos que le han permitido tener una buena base para crear un nombre sólido, más allá de los retos clásicos.
No obstante, el caso de esta empresa ofrece una mirada útil sobre cómo algunas compañías del sector plástico venezolano están buscando adaptarse a un nuevo paradigma global, sin dejar de lado las particularidades de operar en un escenario de economía en crisis que se ve en diversas partes del mundo y que pone a los empresarios a buscar formas de innovar y así crear mejores capacidades de respuesta y solución.