(03 de septiembre del 2022. El Venezolano).- Los chilenos están llamados este domingo a las urnas para decidir si quieren sepultar de una vez por todas la Constitución que aún arrastra el país desde la dictadura de Augusto Pinochet. La campaña ha evidenciado la división que aún persiste en la sociedad y, si se cumplen los sondeos, el borrador de la nueva Carta Magna será rechazado.
El proceso de renovación se remonta a 2019, cuando las protestas masivas desencadenadas en octubre, inicialmente por la subida en el precio del transporte público, pusieron contra las cuerdas al Gobierno del entonces presidente, Sebastián Piñera. La ONU atribuyó a las fuerzas de seguridad casi una treintena de muertes en estas movilizaciones.
El conocido como ‘estallido social’ concluyó en noviembre con el Acuerdo Por la Paz Social y la Nueva Constitución, en el que Piñera y otros representantes de la oposición, entre ellos el entonces diputado Gabriel Boric, pactaron una hoja de ruta para calmar los ánimos y sortear la crisis.
Dicho acuerdo contempló la celebración de un primer plebiscito en el que los ciudadanos debía decidir si querían una nueva Constitución y, en caso afirmativo, qué órgano debería redactarlo. Los ciudadanos se posicionaron mayoritariamente –con un 78 por ciento– a favor de una Convención Constitucional, conformada a la postre principalmente por independientes y representantes de la izquierda.
Ya con Boric como presidente, los constituyentes examinaron uno a uno los temas que estudiaron incluir en un borrador que cuenta con un total de 388 artículos. Los votantes responderán a esta pregunta: «¿Aprueba usted el texto de Nueva Constitución propuesto por la Convención Constitucional?», reportó Europa Press.
Según el texto propuesto, el Estado de Chile pasa a ser considerado como «plurinacional», se contempla el derecho de las poblaciones indígenas a opinar sobre asuntos que les afecten y se ponen por escrito derechos sobre el aborto –sin nombrarlo expresamente– o en materia de vivienda.
Las reformas se extienden también a algunas de la principales instituciones, con un cambio estructural en el sistema judicial y la desaparición del Senado, reconvertido en una Cámara de Representantes en caso de que triunfe el ‘apruebo’.