(29 de Enero del 2020. El Venezolano).- La Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP) bajó el telón de una accidentada temporada con el campeonato conseguido por los Cardenales de Lara luego de vencer en siete juegos (4-3) a los Caribes de Anzoátegui y lograr el sexto título en su historia, el segundo consecutivo.
Los larenses tuvieron que reinventarse previo a la temporada luego de las sanciones impuestas por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), prohibieron a jugadores y técnicos que tengan vínculos con organizaciones de Major League Baseball vieran acción en la campaña 2019-2020 del béisbol venezolano.
Sin la presencia de los peloteros criollos como Juniel Querecuto, Ildemaro Vargas (jugó postemporada y los D-Backs de Arizona lo mandó a parar en plena final), Felipe Paulino, los importados habituales de la talla del cubano Rangel Ravelo, el dominicano Alejandro De Aza y el estadounidense Ryan Kelly, la gerencia encabezada por Carlos Miguel Oropeza tuvo que armar nuevamente un roster en gran medida con peloteros sin oportunidades en el torneo invernal.
Los larenses terminaron segundos en la fase eliminatoria con marca de 24-18, en el primer playoff vencieron a los Navegantes del Magallanes en seis partidos (4-2) y en semifinales a las Águilas del Zulia en cinco compromisos (4-1). En la etapa final enfrentaron a la mejor alineación ofensiva del torneo como Caribes de Anzoátegui y los limitaron a batear .213 de promedio (230-49).
Uno de los elementos claves fue su cuerpo de abridores netamente criollos. Néstor Molina, Raúl Rivero, Williams Pérez, David Martínez y Angelo Palumbo, encabezaron el staff de lanzadores, y recibieron la adición del refuerzo Henry Centeno en la etapa de postemporada proveniente de los Bravos de Margarita.
La ofensiva la encabezó el cubano Yordanys Linares, quien fue designado MVP de la final (.308 AVE, 1 HR y 6CI); Osman Marval que tenía 10 años sin jugar en Venezuela; el slugger Luis Jiménez llegó en la etapa final de la ronda regular en un cambio desde Caribes; los receptores Francisco Arcia y Yojhan Quevedo fueron unas verdaderas murallas detrás del plato.
Si algo tuvo Cardenales durante la etapa de postemporada fue que nunca se rindieron y en cada fase se sobrepuso a juegos en desventaja o empatados. En el séptimo y decisivo partido ante Caribes, estaban abajo en pizarra 2×0 en la alta de la sexta entrada con jonrones consecutivos de Gorkys Hernández y Gabriel Lino. La reacción de Lara no se hizo esperar en la baja del mismo episodio con vuelacerca solitario de Carlos Rivero para acortar distancia (2×1). En el cierre del octavo, la ofensiva crepuscular desplegó todo su potencial para fabricar tres carreras que a la postre le sellaron el bicampeonato.
La nota alta se la llevó la afición venezolana en postemporada (especialmente en la final) donde demostraron que más allá de la situación económica y política dentro del país, asistieron en masa a los estadios. En el estadio Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto se vivieron cuatro llenos en la instancia decisiva, con un promedio de 16.258 personas por encuentro. Por su parte en el parque “Chico” Carrasquel de Puerto La Cruz tuvo 6.922 aficionados por partido (3 juegos).
Esperemos el próximo campeonato estén dada las condiciones para realizarse, a la espera que se levanten las sanciones a los Navegantes del Magallanes y Tigres de Aragua; y retorne la calidad y la credibilidad de una liga que a esperar de todos los obstáculos vividos esta zafra lo pudo sacar adelante.