(12 de diciembre del 2024. El Venezolano).- La Dra. Andrea Paola Rujano Garófalo, médico cirujano egresada de la Universidad de los Andes (ULA) en 2014, se ha convertido en una figura de interés público en el estado Táchira, Venezuela. No solo por su carrera médica, que desde inicios de 2023 la ha llevado a dirigir la clínica capilar Capil Clinic en San Cristóbal, sino también por las sospechas que se ciernen sobre el origen de la fortuna familiar y sus conexiones con el mundo del narcotráfico.
La clínica de Rujano Garófalo, cuyo nombre guarda una curiosa similitud con la franquicia internacional Capilclinic, ha despertado interrogantes sobre la posible utilización de la marca para encubrir actividades ilícitas. Capilclinic, con sede principal en Barcelona, España, y dirigida por el empresario catalán Pau Vilanova Durán, cuenta con clínicas en diversas ciudades del mundo, incluyendo Madrid, Estambul, París, Roma, Bogotá, Ciudad de México, entre otras. Sin embargo, no existe confirmación oficial sobre si la clínica de Rujano en San Cristóbal forma parte de esta red internacional, a pesar de la similitud en los nombres y los servicios que ofrecen.
Las sospechas sobre la venezolana Capil Clinic se intensifican al considerar los antecedentes de la familia Rujano Garófalo, ampliamente señalada por sus vínculos con el narcotraficante colombiano José Guillermo «Ñeñe» Hernández. Versiones no confirmadas sugieren que Andrea Rujano podría tener también clínicas estéticas en Cúcuta y Bucaramanga, Colombia, lo que ampliaría su red empresarial y, por ende, las posibilidades de utilizar estas empresas como fachada para el lavado de dinero.
Se presume que la clínica capilar de Rujano Garófalo es altamente rentable, no solo por las cirugías e implantes, sino también por los tratamientos de mantenimiento y seguimiento. Esta rentabilidad, sin embargo, contrasta con la opacidad que caracterizarían las declaraciones fiscales de las empresas de la familia Rujano, quienes, se sospecha, pudieran estar evadiendo impuestos y declarando sistemáticamente la ausencia de ganancias en sus negocios.
El manejo de las finanzas familiares recae en gran medida sobre Andrea Rujano, quien controlaría cuentas en Banesco Panamá, Mercantil Banco Panamá, un banco estadounidense y, presuntamente, en el suizo Credit Suisse. A través de estas cuentas, se canalizarían no solo los ingresos de los negocios lícitos de la familia en Venezuela, sino también, según sospechas fundadas, fondos que se cree pudieran provenir de actividades ilícitas, particularmente del narcotráfico.
La estrategia de los Rujano Garófalo consistiría en sacar la mayor cantidad posible de fondos de Venezuela y Colombia, buscando refugio en monedas extranjeras y en inversiones en el exterior. El flujo constante de dinero que se moviliza a través de las cuentas controladas por Andrea Rujano serviría como una pantalla para «blanquear» las ganancias opacas, camuflándolas como ingresos legítimos de la clínica capilar y otros negocios.
El estilo de vida de Andrea Rujano, que se reparte entre San Cristóbal, otras localidades del Táchira, ciudades colombianas como Bucaramanga, y diferentes destinos internacionales, refleja la prosperidad económica de la familia. Su influencia dentro del clan Rujano Garófalo es innegable, al haberle sido confiado el manejo de una parte importante de la fortuna familiar.
La sombra del narcotráfico se proyecta sobre la joven heredera, quien junto a su familia trata de justificar su repentina riqueza mientras sus negocios, paradójicamente, no declaran ganancias. La pregunta que surge es si Capil Clinic, amparada en el nombre de una reconocida franquicia internacional, es utilizada como una herramienta para lavar dinero proveniente del narcotráfico colombiano, una sospecha que cobra fuerza al considerar los estrechos vínculos de los Rujano Garófalo con el fallecido «Ñeñe» Hernández y su viuda, María Mónica Urbina.