(12 de febrero del 2022. El Venezolano).- Ante una oferta comercial muy limitada que se ostenta por todo Caracas e interior del país, notorio, sobremanera, el auge voraginoso de unos expendios, a todo dar, denominados “bodegones/mini-markets”, hechizos colmados de todas las necesidades y/o aspiraciones importadas, que pudiera tener todo cristiano criollo, lo que infunde un espíritu de seudoeconomía capitalista; o, mejor, economía sumergida, vistas las tendencias y/o actitudes del régimen socialista del siglo XXI, blanqueadoras, por su alianza a las FARC, actividad ilícita que ha desplazado a la industria perolera, convirtiéndose, confusamente, en ícono de la economía venezolana ante otras economías latinoamericanas, según lo asevera una respetable investigadora de la Universidad de Oslo, Noruega, criterio del cual disentimos por convencional, en virtud de que Venezuela ostenta, hoy por hoy, un PIB bastante menguado con restricciones a la opción de crédito bancario, y una producción petrolera cada vez menor, aunque ofrezca, eventualmente, una ligera reactivación. Pero, desvirtuada por una diabólica economía sumergida, que todo lo desdibuja ya que algunos de los dueños de actividades sumergidas, como podría ser la de bodegones, tiene permiso para operar por sus contactos con funcionarios del gobierno. Entonces, no existe una alternativa lógica al capitalismo.
Escrito por Isaías Márquez
Por tanto, resulta muy sospechoso y paradójico que Venezuela ante una recesión económica, desde 2017, adonde no existe un proceso formalizado de bancarización, las divisas circulantes (dólares y euros) por la dolarización “de facto”, se propicie, en efecto, el ingreso de una circulación fiduciaria de origen muy cuestionable –narcodólares-, escenario ambiente propicio para una economía sumergida, puesto que toda transacción ocurre sin supervisión, fiscalización y monitoreo alguno, cuando existen intereses particulares.
Así, los blanqueadores disponen de diversos medios para el canje y movilización de sus recursos malhabidos, por lo que el origen de los bienes ofrertados, obliga a que el intercambio se efectúe en divisas.
Suspicacia que recae sobre los tales “bodegones” y/o “mini-markets, que también podrían ser negocios ‘con ventajas fiscales’como coadyuvante de otros procesos narcorrevolucionarios.