(21 de septiembre del 2021. El Venezolano).- Cuando estaba postrada en una cama en un hogar de ancianos el sustento de Sharon Southerland eran las visitas semanales que recibía de sus amigos. Pero la pandemia le trajo una prueba totalmente nueva: el aislamiento.
Durante mucho tiempo Sharon, de 84 años, ha asistido asiduamente a las congregaciones locales de los testigos de Jehová en la ciudad de Jacksonville (Florida). Sin embargo, las visitas de sus amigos terminaron abruptamente cuando los centros de atención a largo plazo en todo el país se convirtieron en focos del coronavirus, cobrando unas 131,000 vidas dentro de esas facilidades. Esto provocó en esas instalaciones una escasez de suministros y personal, algo que paralizó a muchas de ellas y, el asilo de ancianos de donde vive Sharon no fue una excepción. Mientras empleados se enfermaban o renunciaban, los que permanecieron en sus trabajos pasaron de atender de 12 residentes a 30 en un solo turno.
«Tuve algunos días tan sombríos que ni siquiera podía llenar mi jarra de agua», dijo Sharon.
Y mientras el hogar donde residía luchaba contra el virus, ella vio otro tipo de enfermedad que se extendía por todo el lugar: «Lo que veo aquí es desesperanza».
Después de casi siete décadas de leer la Biblia y practicar su fe, Sharon sabía que, para protegerse de la enfermedad de la desesperación, era importante ser proactiva. “Tenía tiempo para sentarme y realizar todo el estudio bíblico que quisiera. ¿Cómo podría estar deprimida?”, comentó.
Cuando los testigos de Jehová pasaron a tener reuniones virtuales en marzo del año pasado, sus congregantes pudieron mantenerse conectados a sus programas espirituales y sistemas de apoyo, algo que fue un salvavidas para personas aisladas como Sharon.
Seis días a la semana ella todavía ve a sus amigos de la congregación en las reuniones y en su ministerio cristiano a través de Zoom. “Tenemos tantos intereses en común y cosas positivas de las que hablar”, dice. «Me han sostenido».
Lo mismo ha sucedido con Isabel Oviedo, una viuda de 86 años, que se ha centrado en los aspectos positivos de la cuarentena en su hogar de ancianos en la ciudad de Aurora (Illinois).
Poder conectarse virtualmente con su congregación durante la pandemia le permitió pasar más tiempo en su ministerio como testigo de Jehová. Tras cuatro cirugías en la misma rodilla, caminar de puerta en puerta para hablar con sus vecinos era algo muy difícil para ella. Pero ahora se conecta con sus compañeros feligreses a través de Zoom casi todos los días para escribir cartas a esos vecinos, con un mensaje bíblico alentador.
“Nunca había escrito tanto en mi vida, ni siquiera cuando estaba en la escuela”, dice riendo. «Pero me encanta. Me alegra y me da tranquilidad”.
Al igual que Sharon, Steve Bruton requiere un cuidado total debido a que sufre de parálisis cerebral. Antes de que el hogar de ancianos en la ciudad de Noble (Oklahoma) en el que reside entrara en cuarentena, él estaba acostumbrado a recibir una gran cantidad de visitantes.
Si bien no ha tenido visitas durante más de un año, Steve, de 68 años, ha sobrellevado la prueba del aislamiento. Él se mantiene activo escribiendo cartas animadoras a sus vecinos y reuniéndose a través de Zoom con su congregación de testigos de Jehová.
A él le ayudó de una manera especial la asamblea anual de los testigos que se celebró virtualmente el verano pasado con el tema bíblico «¡Regocíjense siempre!». Aunque anteriormente solo había podido escuchar por audio el programa de este evento que se realiza en persona, este año se unió a testigos de todo el mundo durante tres días de presentaciones de video en línea.
«¡Me encantó todo!», dijo sobre la asamblea. «Ayuda a las personas con los problemas que enfrentan hoy».
Solo unos meses después, esa ayuda sería necesaria, pues en noviembre Steve contrajo COVID-19 y permaneció en cuarentena sin su computadora o teléfono durante dos semanas, completamente desconectado de su red de apoyo. Sin embargo, estaba contento con su Biblia, una copia de la revista La Atalaya y un radio. “Estaba bien”, dijo Steve. “Sé que Jehová Dios siempre está conmigo”.
Su actitud positiva ha contagiado a otros. «Steve ha sido un gran guerrero», dijo su hermana, Lisa Whiteside. «Cada vez que empiezo a autocompadecerme, solo pienso en todo lo que él ha aguantado y en su buena actitud».
Las personas que residen en centros de cuidados a largo plazo anhelan reunirse con familiares y amigos. Pero independientemente de cuándo se levanten esas restricciones de la pandemia, Sharon Southerland está segura de una cosa: “El gozo no depende de las circunstancias”, dice. «Por eso, independientemente de lo que nos depare el futuro, no le tengo miedo. Yo cuento con el gozo».
Puede encontrar más información sobre las actividades de los testigos de Jehová, incluidos los recursos para hacer frente al aislamiento, en su sitio web oficial, jw.org/es.