(18 de julio del 2021. El Venezolano).- Con gritos de «¡libertad!», «¡no más muertes! e ¡intervención militar!», unos doscientos cubanos hicieron retumbar este sábado la Casa Blanca en una protesta destinada a pedir al presidente estadounidense, Joe Biden, acciones más duras contra el régimen cubano.
Una mayoría de manifestantes, además, llegó a pedir al mandatario, a la ONU, a la OTAN y a los países de la Organización de Estados Americanos (OEA) que intervengan militarmente en la isla para ayudar a los miles de cubanos que se manifestaron el pasado domingo.
Frente a la Casa Blanca, colocaron varias grandes pancartas. Una de ellas, tendida en el suelo, decía en inglés «Estados Unidos+ONU Intervención», mientras que otro cartel lucía el lema «SOS Cuba» con letras negras sobre un fondo blanco, en el que había estampadas manos con pintura azul y roja.
«Biden tiene que hacer una intervención militar ya, eso es lo que nos hace falta», dijo Abel Sánchez, de 32 años.
«Lo que nos hace falta -insistió- es una intervención automática, ya, inmediata. A nosotros no nos hace falta comida, no nos hace falta nada. A nosotros lo que nos hace falta es libertad, que es por lo que lucha el pueblo cubano desde hace 62 años y es por lo que estamos hoy todos estos cubanos aquí. Por la libertad de Cuba».
Sánchez llevaba, como muchos otros manifestantes, la bandera cubana a forma de capa.
Contó que llegó a Estados Unidos con 12 años y actualmente vive con su madre en Cabo Coral (Florida). Salió de esa ciudad el sábado y, junto a tres amigos, condujo unas 16 horas para llegar este domingo a Washington D.C.
La protesta, que se desarrolló en medio de un gran calor, parecía estar dividida en dos: a un lado frente a la Casa Blanca un grupo más reivindicativo usaba altavoces para hacer oír sus reclamos y, bajo los árboles, otros habían buscado sombra y estaban sentados en sillas plegables mientras aplaudían y hacían ondear sus banderas.
En ese último grupo estaba Danay Quian, quien cuando vio las protestas del pasado domingo en Cuba decidió echar el cierre a su tienda de Carolina del Sur y desplazarse a Washington, donde ya lleva una semana.
Salió de Cuba con unos 26 o 27 años y dice que recuerda todo de su casa en La Habana, desde el olor hasta el aspecto de las paredes.
«A mí no se me olvida nada de mi pedacito, ni a mí ni a ningún cubano, por eso estamos todos hoy aquí, porque duele. Aunque no haya alguien de nuestra familia que haya muerto, o haya sido apedreado o golpeado directamente, me duele», afirmó mientras se le humedecían los ojos.
Grupos del exilio cubano, sobre todo en Florida, han convocado en los últimos días múltiples marchas y actos reivindicativos.