(19 de junio del 2021. El Venezolano).- No es un dirigente político convencional, pero ha sobrevivido a conspiraciones bien crueles, que ni en su país natal – sobre todo su ciudad originaria, auténtica matriz de la Cosa Nostra – hubiera experimentado. Y es que Carlos Alaimo (1954, Delia, Sicilia, Italia) pudiera no sonar conocido, pudiera pasar por debajo de los reflectores, cabeza gacha sin distinciones, sin los chirridos que acompañan los sermones de la actual dirigencia política nacional que, más que unir, termina por dividir.
Escrito por Ramón Navarro
Ha querido Alaimo, no ganar adeptos y evitar así el proselitismo barato que ha carcomido la psique del estado febril de la cosa partidista venezolana, sino más bien, sembrar conciencia de unidad, a través de la creación de su tolda política, Partido Centro Democrático, y pulsear con el resto de la fauna, de tú a tú, sobre la impostergable necesidad de batallar en un solo frente, puesto que solo así, asegura, Maduro saldrá derrotado. Pero, amasar esa harina no ha sido fácil. “Dejar intereses grupales, particulares y partidistas, y con un solo plan estratégico”.
Llegó a Maracaibo a la edad de 5 años, en 1959, y cosa curiosa, sesenta años después, el 14 de febrero de 2019, hizo un viaje a Miami, y una semana después, cuando pensaba retornar a Venezuela, decidió no hacerlo. El régimen de Maduro, a través del Sebín, inició una campaña de degradación moral, y tres comisiones del organismo de seguridad decidieron darla cacería, pues creyeron que Alaimo había pisado suelo marabino. Fueron a tres de sus propiedades; sede del PCD, a la redacción del diario Versión Final, y a la cadena de hospitales privados La Sagrada Familia. “Tuve la suerte de no montarme en el avión”.
Para más señas, le abrieron un voluminoso expediente por incitación al odio y financiamiento al terrorismo, aunque en el 2017, Alaimo, quien estudió medicina en la Universidad del Zulia, fue presidente del Maracaibo FC y del Zulia FC, “el régimen me obligó a venderlo”, fue víctima de una persecución y tiroteo por parte de la policía regional del Zulia. “Me reventaron la camioneta a punta de tiros. Desvalijaron los dos pisos del partido. Todo eso ha sido parte del costo que vengo pagando por pensar diferente”.
¿Cómo se convence usted de que debe ser un líder político?
La primera condición que debe tener un líder político es ser ético. En segundo lugar, debe tener una vocación de servicio, y tercero, sacrificar dinero por reconocimiento social, cuarto; tener un olfato y sensibilidad social que le permita visualizar los problemas de la gente y estar preparado para trabajar. Ese es un líder político. Que tenga visión de grandeza, de cambio. Un líder tiene que crear y romper paradigmas.
-En el caso suyo, ¿cómo ayuda al prójimo?
Por eso estudié medicina.
¿En su liderazgo, se siente de bajo, mediano o alto perfil?
Esa respuesta, me gustaría que lo dijera la gente. Me siento bien con lo que estoy haciendo, con el aporte que le estoy dando a la sociedad y a la contribución en el país para lograr su transformación.
-¿Cree usted en que el régimen de Maduro sale por la vía electoral?
Ese es mi deseo. Le pido a Dios todos los días que concretemos ese deseo. Soy demócrata y creo en el voto, Soy demócrata y creo en las negociaciones. Soy demócrata y creo en el diálogo. Soy civilista, no militarista. Creo en la pluralidad y la convivencia. Aspiro a que Venezuela culmine su proyecto de salida a la crisis, por la vía del voto.
-¿Qué nos puede decir sobre la presencia de la guerrilla colombiana en territorio zuliano?
Desde hace 20 años vengo denunciando, creo y lo digo con responsabilidad y honestidad: fui el primer político en Venezuela, y el primer ciudadano en el Zulia, en denunciar la presencia de la guerrilla y los paracos en el estado Zulia. Eso ha sido posible por la conchupancia del régimen. En ese momento estaba Chávez. Hoy en día vemos que, en muchos municipios del sur del Lago, gobierna la guerrilla. Nuestras Fuerza Armada Venezolana da lástima, porque no han enfrentado la defensa de nuestra soberanía. No han honrado el legado de Bolívar.
-Desde el exilio es duro dar la batalla ¿Qué piensa hacer para que el Partido Centro Democrático tenga protagonismo el 21 de noviembre?
Lo que hago todos los días. Desde la mañana hasta la noche; escribir, cursos de formación, inyectándole insumos a nuestra juventud, levantar la fe, despertar la esperanza de que de esto vamos a salir. Lo hago todos los días. prefiero estar en el exilio, que preso. A un preso hay que ayudarlo, en cambio, desde aquí yo puedo ayudar a pensar, y a seguir construyendo el partido que nació como un movimiento de pasión por Maracaibo. Hoy estamos en 18 estados a nivel nacional.
-Su partido apoya al Movimiento Venezolano por el Revocatorio ¿Cómo es eso de revocar a un usurpador, o no ven a Maduro como tal?
-Me agrada esta pregunta. Ha habido interpretaciones erradas sobre este concepto. Nosotros reconocemos a Maduro como usurpador, y la respuesta al usurpador nos las da el artículo 72 de la Constitución Nacional. Estamos revocando a un usurpador. El realismo político tenemos que entenderlo y aceptarlo. Quien tiene la chequera es Maduro, quien da órdenes y recibe gente en Miraflores, es Maduro. Es una realidad, así como el rechazo de 90% de los venezolanos, por su mala gestión. A los incrédulos les hago una pregunta; a ti te invaden tu casa. ¿Qué vas hacer? Nuestra casa es Miraflores. Tengo que decirle al invasor que tiene que irse y hay dos vías; la violencia o voy al juez. ¿Acaso que si voy a un juez estoy aceptando que la casa es de él? Tengo que aceptar los recursos que me da la Constitución. No tengo armas, ni ejército. Tengo civiles. Votos.
-María Corina Machado insiste en que la tiranía no sale por métodos convencionales.
Sí sale con votos. Pinochet salió con un plebiscito, y hay otros casos. Sí sabemos, y es allí donde estoy de acuerdo con María Corina, que tiene que haber mucha presión interna, y seguir con la presión externa para obligar al régimen a negociar en mejores condiciones.
-¿Por qué es tan difícil la unidad política opositora?
No tenemos líderes. No tenemos un estadista, dirigentes que no están a la altura de una Nación en mengua, con una crisis de ciudadanía que tiene una vida indigna. Le ha faltado estatura a quienes piensan dirigir a la oposición venezolana. Hay que reeditar un Pacto de Puntofijo. Mientras tengamos caudillos, mesías, y el populismo vigente, será cuesta arriba que nos pongamos de acuerdo.
-¿Cómo se imagina usted un nuevo Pacto de Puntofijo? ¿Con cuáles partidos?
Con todos los factores que aman la libertad y los derechos humanos, que abrazan la democracia. Los tres frentes que hay: los radicales, como Antonio Ledezma y María Corina Machado. El sector de centro, Guaidó y el Movimiento de Salvación Nacional, y el sector de la Alianza Democrática. Tienen que tener puentes de comunicación. Debe haber un plan de rescate nacional. Alguien tiene que hacerlo. Dejar intereses grupales, particulares y partidistas, y con un solo plan estratégico. El día que tengamos un solo plan, cualquiera, con una unidad monolítica, hasta allí llegó Maduro y su régimen.
-¿Qué tipo relación mantienen con el presidente interino Juan Guaidó?
Excelentes relaciones. Pero, el Centro Democrático es un partido con identidad y perfil propio. No le estamos entregando un cheque en blanco al Presidente Juan Guaidó. Somos críticos. Venimos diciendo lo del revocatorio. Le pedimos un complemento salarial en dólares a los ancianos, al sector salud, educativo. Vigilancia del presupuesto que se ha manejado, la transparencia y eso se mide con informes. Aspiramos que Guaido se convierta en un líder para el revocatorio. El revocatorio une al país, hasta el Psuv está obstinada de esta crisis. Maduro muere el día del revocatorio y en 30 días desúés, tendremos un nuevo presidente.
-Usted es médico y empresario. ¿Cómo percibe el sistema de salud y la clase empresarial que va quedando?
El Zulia tenía un buen sistema de salud, y en los últimos 20 año se vino al subsuelo. Maracaibo fue capital científica a de Latinoamérica, la primera ciudad donde se hicieron trasplantes renales, de hígado. Nuestros hospitales funcionaban. La juventud de hoy no sabe que el Seguro Social hasta el año 1998, daba medicina a los pacientes, y le pagaba los exámenes de diagnósticos en clínicas privadas cuando el sector público no lo cubría. Venezuela fue así, Eso debe saberlo la juventud de hoy. En la parte empresarial, ahí están los indicadores. La capacidad de empleo se ha perdido en más de 80% y producción en 90%. Maracaibo llegó a tener 60 mil trabajadores en la zona industrial, y hoy no llega a 3 mil.
A través de secretario general del PCD, Gustavo Azócar, introdujeron, recientemente, ante el CNE, un Reglamento Especial de Garantías Electorales, entre otras razones, para evitar los ventajismos del Poder Ejecutivo ¿Qué expectativas tienes sobre este reglamento?
Tuvimos una reunión con el presidente Guaidó y este nos dijo que estaban esperando hacer un Reglamento para proteger al electorado. Nosotros en el Centro Democrático tenemos un equipo en materia electoral, muy bueno, liderado por Sergio Urdaneta. Elaboramos un reglamento y fue llevado por Gustavo Azócar al CNE y al Presidente Guaidó. Tenemos fe y esperanzas de que ese reglamento sirva de base para que haya las modificaciones necesarias para crear confianza en el voto.
Jean Carlos Cruz, el barbero filantrópico
Ramón Navarro
Bajo el ritmo trabalenguoso de Maquinolandera, Jean Carlos Cruz (Levittown, Puerto Rico, 1980) se movió un poco hacia la ventana para medio recibir la eterna y agradable brisa del Caribe, sin tener que bajarle el volumen al tocadisco. Es Borinquen, la tierra del Edén. Quería seguir escuchando su bomba, y afuera el quemante sol taladraba sin compasión. La ráfaga de aire entraba por la ensenada de Boca Vieja, cruzaba la avenida costera de El Caño, y se internaba entre las paredes de latón, que crujían, como anunciando un ventarrón.
El ruido que producía evitaba que el joven se concentrara en el soneo de su admirado Ismael Rivera, pero, era muy poco lo que podía hacer. El estruendo imponía sus reglas. Jean Carlos, con paciente cálculo, separó la aguja del elepé, y puso el disco sobre la mesa. Apagó el tocadisco, tomó su balón de básquet y, se fue solo a la cancha que estaba a ocho cuadras de su casa. Las carencias apretaban. Lo sabía. Es hora también de contribuir con algunos dólares a la casa. ¿Cómo? Como barbero.
“Empecé en la barbería a los 15 años. Estoy cumpliendo 25 años en este oficio. Crecí en una comunidad de muy bajos recursos, y te puedo decir que entre todos nos ayudábamos. Crecí con esa filosofía de ayudar al prójimo. En 2008 abrí mi propia barbería y en 2011 creo mi Fundación en Puerto Rico y comienzo a hacer actividades para gente con necesidades especiales”.
Su propia leyenda ha quedado atrás, bien atrás, su cuna, Levittown, municipio Toa Baja, pero no la olvida. Una imperturbable constancia en saber enfrentar las desventuras, en no ceder espacio a las dudas, aunque muchas se colaron y templaron aún más su carácter, Jean Carlos es hoy, un ¿emprendedor? No.
Es un profesional de los negocios y barbero en mayúscula. Diríase un mecenas que ayuda desinteresadamente a las personas que deambulan por las calles; les corta el pelo, les da de comer, y, con las ropas que le donan, los viste. Se mueve con su camioneta, que es como una casa rodante. Monta el operativo una vez al mes. Es puro realismo urbano mayamero.
¿De dónde viene tanta filantropía? “Pienso que, de mi crianza, es como lo percibí. La madurez desde niño y veía las cosas diferentes. Crecí con esa enseñanza de que todos podíamos salir adelante. En el 2011 murió mi hermana que era la persona más cercana a mí. A partir de allí decidí, de manera más formal, establecer la fundación para ofrecer ayuda”.
Lecciones de vida
Explica que en 2017 el predominante medio de comunicación Univisión lo escogió como una de las figuras más influyentes en Estados Unidos en virtud de su desprendimiento, y esa abnegada tarea de servir. Viviendo en Puerto Rico creó la Fundación All Star, y en EEUU fundó Cortando Fronteras. El objetivo de ambos entes es bridar servicio de manera gratuita. No ha dejado de mirar a sus orígenes. Así que ayuda allá y aquí, con un pequeño grupo de asistentes, vale decir, voluntarios que asimilan el espíritu de Jean Carlos. Un héroe a su manera.
“El dinero lo saco de mi trabajo como barbero a tiempo completo. Hay gente pendiente de hacer aportes. En la última actividad que hice, una compañía quiso donar la comida, y prepararon unos sanduchitos. Agradecemos mucho ese tipo de respaldos. Otro ejemplo, en Puerto Rico hice una actividad de 24 horas corridas y llegamos a recaudar 70 mil dólares para pacientes con cáncer. Nuestra fundación no tuvo acceso al dinero. Fue a parar directamente a la organización que estábamos ayudando”.
Jean Carlos cuenta que es fanático del baloncesto, que lo practicó durante 8 años, y que su ídolo en las lides es nada más que el ex NBA, de los Utah Jazz, José Rafael Ortiz Rijos, conocido por “Piculín” Ortiz. “Crecí jugando baloncesto, y sin un papá, y con una madre trabajadora, de seis hijos, y muchas veces ausente, para no decir que no estuvo nunca. Así que me tocó trabajar desde muy joven, y con mis hermanos mayores presos”.
Las lecciones de vida las aprendió en la calle. No hizo estudios universitarios, no porque le diera alergia estudiar. No podía dejar de trabajar para ir a licenciarse en algo. “Soy empírico y reconozco el valor de las actividades que deben profesionalizarse. Por medio del Estado pude sacar mi licencia de barbero en Puerto Rico, y luego en Estados Unidos”.
En ese devenir. Jean Carlos asoma su experiencia en seminarios, comenta su historia, intenta motivar. Sus amigos, mayores que él en la isla, lo protegían, porque era el niño que hacía unos dólares en el supermercado, o lavando carros, y aportaba el dinero para la casa. “Había que enviar pesos a los hermanos que estaban allá, presos, que no tenían a nadie”.
Cuando explora algo con más sentido de organización, mide bien cómo va a lograr el auxilio que necesita para que concretar el objetivo. Una de sus premisas es “que todas participen”. En las comidas de Acción de Gracia, para 50 personas, acostumbra ir al supermercado, y ahí le donan dos o tres pavos; el otro súper le ofrece 10 libras de arroz y frijoles. Y así hasta cubrir lo que dice el plan. Luego, va una escuela de chefs. “Hago el acercamiento y ellos hacen la comida”.
Duro contraste
Armando ideas y ejecutando. Pone a todo el mundo a trabajar mientras atiende su barbería, Oleo Men´s Salon, ubicada en Miami. Nunca baja la guardia, y está pendiente de todo lo que ocurre afuera; en el circuito que activó, y adentro, cuando pasa la tijera y máquina, a artistas de alto vuelo como Don Omar, Sin Bandera, al rapero neoyorkino De La Ghetto, y otros. En su silla han estado celebridades, empresarios y deportistas.
En ese tejido -labor social- comenta lo que es una de sus autoafirmaciones: “Prefiero ir a varios sitios, para que me donen poquito, a uno que me done todo. Me gusta que todos participen”. En su panorama no discrimina a nadie.
Por eso ha extendido la mano a personas con Sida, en etapa terminal, a niños con cáncer, a mujeres maltratada, a niños abandonados, ancianos, autistas. “Con todo tipo de persona que tenga necesidad. Preparamos la cena y la llevamos a hogares de bajo recursos”.
La dinámica de ese gran día comienza tempranito. A las 7:00am. Las calles están vacías, y el camión de Jean Carlos, está lleno de alimentos. Ese domingo se acercan hasta Brickel, que es el corazón financiero de la ciudad. Condominios y negocios de lujos. “Es un duro contraste. Por un lado, gente adinerada y, por otro, indigentes”.
De pronto, detiene el auto y comienza la asistencia. “En cuanto a nacionalidad, pienso que la mayoría, de quienes están en las calles, son cubanos y estadounidenses. Con la fundación Cortando Fronteras, donde no hay culturas que nos separen, fuimos hasta Washington D.C y sorprende ver tanta gente sin hogar”.
La inquietud de Jean Carlos se evidencia en las estadísticas que maneja el propio Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano, HUD. Según las investigaciones de este ente oficial, por cuarto año consecutivo, la población de gente –en EEUU- sin vivienda, sin ningún tipo de hogar, aumentó a 600 mil, por cuarto año consecutivo. Entre 2019 y 2020 subió más de 2% , además por encima de 0,6 de personas que se mantuvieron en lugares protegidos.
“Hay un poco de todo”, insiste. “Hay personas que quieren ser mantenidos por el gobierno, personas con celulares, que se ven bien, pero son adictos. Al final, no juzgo a nadie. Hay quienes prefieren vivir allí. Sé que hay hogares de asistencia para ellos”.
Su radio de acción ha llegado hasta, incluso debajo de los puentes, y también visita los hospitales. ¿Los culpables? No señala a nadie. Ni al Estado ni a ningún organismo. Ni a clases sociales. No ideologiza la actividad. “No me hago esa indagación. Solo me concentro en la ayuda”.