(16 de junio del 2021. El Venezolano).- Elecciones libres, justas, transparentes y honestas son la base fundamental de nuestra república constitucional. No hace mucho tiempo, esta era una declaración no partidista y para nada controversial.
Lamentablemente, los demócratas en Texas y en todo el país han abandonado recientemente esta convicción y están librando una guerra total contra la integridad electoral y el derecho de todos los estadounidenses a votar de manera segura.
En ninguna parte es esto más evidente que en los intentos de los demócratas del Congreso de aprobar la H.R. 1, una toma de poder hiper partidista que haría que nuestras elecciones sean menos seguras y erosionaría la confianza de los votantes en sus resultados. H.R. 1 es parte del proyecto más grande de los demócratas para sacar el poder de Austin y otros capitolios estatales y ponerlo en manos de burócratas de Washington.
De arriba a abajo, la H.R. 1 está llena de mandatos inconstitucionales de gobierno impulsados por Washington, que obligarían a los estados a adoptar prácticas como la recolección de boletas electorales. Es entonces cuando los operadores políticos pagados van a ir de puerta en puerta, recogiendo y devolviendo grandes números de boletas electorales, una práctica que facilita el fraude y el abuso.
Y las disposiciones perversas de esta ley no terminan ahí.
Bajo H.R. 1, los inmigrantes indocumentados podrían registrarse automáticamente para votar. Los delincuentes podrían votar siempre y cuando no estén físicamente en prisión.
Las prácticas electorales dudosas que vimos implementar a los demócratas en el 2020 – usando la pandemia como pretexto – se convertirían en la norma para futuras elecciones.
Las leyes de identificación de votantes, de sentido común, que son ampliamente apoyadas por una gran mayoría de estadounidenses y que son la norma en otros países desarrollados, desaparecerían de la noche a la mañana bajo la propuesta partidista de los demócratas.
Los tejanos saben que ya envían demasiado dinero a Washington, DC, pero la H.R. 1 de los demócratas obligaría a los contribuyentes a financiar a los políticos de carrera y sus campañas electorales. Esto se suma a que los demócratas se proponen convertir a la Comisión Electoral Federal en un arma a su servicio, para registrar automáticamente a los votantes con el fin de mejorar sus perspectivas políticas.
Hasta el Secretario de Estado de New Hampshire, que es Demócrata, se ha pronunciado en contra de esta descarada toma del poder político.
Pero los méritos de la H.R. 1, o la falta de ellos, no son lo que a la mayoría de los Demócratas les importa. Después de que superaron masivamente sus propias expectativas en las contiendas por la Cámara de Representantes y el Senado en el 2020, los Demócratas ven a la H.R. 1 como su última esperanza válida para adquirir y consolidar el poder político por toda una generación.
La representante Alexandria Ocasio-Cortez resumió el pasado fin de semana las verdaderas motivaciones de su partido para aprobar la H.R. 1. La demócrata-socialista neoyorquina admitió que «no podemos confiar únicamente en el deseo de ganar elecciones» para imponer su agenda radical y cada vez más impopular.
A medida que las posibilidades de los Demócratas de aprobar H.R. 1 se vuelven cada vez menos probables, más y más desesperadas se han vuelto sus tácticas. Estamos viendo esa desesperación en plena exhibición aquí en Texas.
En el Estado de la Estrella Solitaria, los tejanos somos conocidos generalmente por nuestra charla directa, trato sencillo y debate honesto, y con razón. Es por eso que fue tan decepcionante, aunque no sorprendente, ver a los Demócratas de Texas salir del recinto durante el proceso legislativo sobre integridad electoral, hace unas semanas.
No olvidemos que emplearon este truquito después que los legisladores Republicanos volvieron a la mesa y trabajaron de buena fe para ampliar aún más el acceso a la votación anticipada.
Su abandono del recinto en Texas es parte de un patrón establecido que hemos aprendido a esperar por parte de los demócratas.
Cuando ellos no tienen argumentos reales para contrarrestar reformas de sentido común, el recurso que les queda a los Demócratas es salir a impulsar mentiras y montar teatro político, así como lo hicieron en Georgia y Arizona a comienzos de este año.
Los tejanos, de Austin a Amarillo y por todo el estado, no se dejan engañar por estos esquemas partidistas. Los Republicanos de Texas y los Republicanos de todo el país continuarán luchando por la transparencia y la seguridad en cada etapa de cada proceso electoral.
Tanto los tejanos como los estadounidenses están de acuerdo: el gobierno federal trabaja para NOSOTROS, el PUEBLO ESTADOUNIDENSE. No es al contrario.