(16 de mayo del 2021. El Venezolano).- Chile tiene suficientes vacunas contra el covid. Tantas, que podría incluso pensarse que pronto comenzarán a sobrarle. No es así: el país necesitará más vacunas porque está estudiando aplicar una tercera dosis a ciertos grupos. La negociación para ese refuerzo inmunológico ya comenzó con Pfizer y Sinovac, y ese ida y vuelta con la farmacéutica estadounidense discurre por el mismo camino iniciado un año atrás.
“No nos pidieron glaciares, ni nada de eso”, dijo Rodrigo Yáñez, subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales de Chile, durante una entrevista con Infobae en la que explicó otros detalles importantes de la negociación con Pfizer y profundizó en las razones de la tercera dosis en un país que ya comenzó a vacunar gente de 30 años de edad.
Yáñez tenía 40 años cuando el presidente Sebastián Piñera lo puso al frente de las negociaciones para que a Chile llegaran vacunas que permitieran afrontar la pandemia del Covid-19. En mayo de 2020 esas vacunas eran proyectos, no tenían aún la aprobación provisional que llegaría meses después. Yáñez era el hombre a cargo de abrir nuevos mercados para un país que es casi adicto a los tratados de libre comercio, un país que sostiene desde hace cuatro décadas una misma línea económica. Nada, sin embargo, se puede comparar a negociar vacunas aún inexistentes en medio de una pandemia cuyos alcances no se conocen. Lo reconoce hoy, ya vacunado con las dos dosis de Sinovac.
– Cuando el presidente le hizo el encargo, ¿sabía comprar vacunas?
– No… Fue mi primera aproximación a algo así. No tenía ninguna experiencia en el tema. Cuando el presidente me lo dijo pensé que era super importante, pero en el fondo no sabía del todo de qué se trataba esto. Lo tomé como un encargo más sin saber en qué se iba a convertir el tema de la vacuna, porque se sabía poco. Se veía muy lejano que hubiese una vacuna, no sabíamos que íbamos a tener a los primeros vacunados en diciembre de ese mismo año.
– ¿Quién lo aconsejó, qué leyó, en qué se basó?
– Acá en Chile se negocian acuerdos de libre comercio, de servicios e inversiones todo el tiempo. Hay una habilidad de negociación importante, hace 40 años que llevamos una política de apertura comercial. Esto es también una oportunidad para nosotros de posicionar el comercios. Chile es campeón del libre comercio y podemos mostrar a la ciudadanía que logramos esto gracias a lo proactivo y activos que fuimos en el ámbito comercial. Lo principal fue estar muy informado de las publicaciones científicas, de quién es quién en los laboratorios, de buscar quien tenía la mejor llegada, activar nuestras embajadas, seguir las “vaccine trackers”. Lo importante era entender un poco las posibilidades de éxito que tenían cada vacuna. Y cuándo. Eran apuestas, tomamos decisiones con bastante incertidumbre por delante.
– ¿Lo que usted dice es que para una economía abierta, integrada al mundo es más fácil conseguir vacunas que para una economía encerrada en sí misma?
– Claro. En un país chico que tiene una demanda muy limitada y una capacidad científica determinada, para que pueda llegar la vacuna de Pfizer y la de Sinovac no podemos descartar la apertura al mundo. Es un buen complemento el reforzamiento de nuestras capacidades nacionales, pero no es lo único. Hicimos acuerdos con Corea del Sur, China, Nueva Zelanda, Australia, varios países para asegurar la cadena de abastecimiento. Y el intercambio con China fue muy importante.
– ¿Cuántas vacunas tiene aseguradas Chile hoy?
– Hoy tenemos compromisos de compra por 41,4 millones de dosis. Llegaron ya 18,3 millones. Tres millones de Pfizer, 15 millones de Sinovac y 160.000 de AstraZeneca. Para finales de junio tendremos otras 7,5 millones de dosis en Chile, y cinco millones más en julio, lo que nos pone sobre un total de treinta millones y medio de dosis en el país. Cuatro millones de esas dosis serán de Pfizer. En junio va a estar vacunado el 80 por ciento de la población objetivo y vamos a disponer en julio de vacunas para el 80 por ciento de la población.
– Pfizer, coincide la comunidad científica, es una muy buena vacuna. Y una empresa que negocia con dureza. En esa negociación, ¿qué fue lo más complejo que esa farmacéutica les pidió?
– Lo más complejo era la rigidez de los calendarios, las programaciones. Negociar eso fue el principal tema, y también la consideración de país de ingresos alto en que los laboratorios nos sitúan, lo que hace que nos quieran vender más cara la vacuna.
– ¿Pagaron finalmente como país de ingresos altos?
– No, como país de ingresos medios.
– ¿Qué otros temas complejos hubo en la negociación?
– Son cláusulas relativamente estándar. Hay cláusulas de exención de responsabilidad, pero eso no es un tema de Pfizer, todas las farmacéuticas las han pedido. Lo más complejo fue adaptar la logística en Chile para administrar la vacuna. Llegan en cajas que hay que devolver… Fue un problema central. Y estas empresas tienen distintos niveles de validación, así que los cambios eran múltiples y estas empresas tienden a tener una posición poco flexible. Nosotros queríamos un calendario lo más ambicioso posible, porque teníamos una meta de vacunar a cinco millones de personas, toda la población de riesgo, antes de que terminara marzo. Y esa meta la cumplimos con, entre otras, 1,2 millones de dosis de Pfizer que ya habían llegado hasta marzo.
– De todo lo que Pfizer les planteó, ¿a qué le dijeron que no?
– Hay una cuestión de confidencialidad del contrato, no te podría decir a qué no. Pero son negociaciones complejas, nos asesoramos por una oficina de abogados norteamericana, Skadden. Y hasta ahí podría llegar…
– ¿Les han pedido glaciares?
– No, no nos han pedido glaciares. No nos han pedido prendar glaciares.
– ¿Bienes soberanos?
– Tampoco.
– ¿Propiedades en el extranjero?
– No, nada en particular.
– ¿La Isla de Pascua?
– No, la Isla de Pascua tampoco…
– ¿En qué cedió Chile entonces?
– Lo que establece el contrato es que uno se somete a los tribunales de Nueva York, a una legislación extranjera, y eso implica que el Estado renuncia a su inmunidad de jurisdicción para enfrentar un juicio en un Estado extranjero.
– Y hasta donde ustedes saben, ¿esta cláusula de someterse a los tribunales de Nueva York está también contemplada en los contratos que Pfizer firmó con otros países?
– Eso es lo que entiendo que sucede.
– ¿Cuántas vacunas se negociaron inicialmente con Pfizer?
– Diez millones de dosis, esa fue siempre la cantidad.
– Iniciaron la negociación en mayo de 2020. ¿Cuándo la cerraron?
– En septiembre ya teníamos firmado el calendario y en diciembre el contrato definitivo.
– Chile no hizo un ensayo clínico con Pfizer, ¿es esto correcto?
– Así es, no lo hicimos.
– Argentina, país vecino, sí hizo uno muy grande. ¿Esto surgió como tema en las conversaciones entre Chile y Pfizer, dada la cercanía geográfica?
– No, los datos de ellos son globales en términos de ensayos clínicos. No surgió el tema.
– Cuando Chile habla de vacunas con Argentina, ¿quién es su contraparte?
– Cecilia Nicolini.
– ¿Han pensado en trabajar juntos, en hacer negociaciones conjuntas, dado que las vacunas llegarían en definitiva al mismo rincón del mundo, ese que comparten Argentina y Chile?
– Intercambiamos información, hemos participado en seminarios juntos y tenemos una relación muy colaborativa, sobre todo por la experiencia argentina con Sputnik
– Ahora el gobierno argentino retomó la negociación con Pfizer, ¿les ha pedido consejos Nicolini acerca de cómo encararla?
– No, no he conversado eso.
– ¿Y ustedes se los han ofrecido?
– Hemos hablado en términos generales, pero el presidente Piñera, cuando vino el presidente Fernández, le ofreció toda la ayuda necesaria que pudiera recurrir.
– ¿Qué le puede aconsejar a los países que hoy están negociando con Pfizer?
– Es una vacuna muy buena por su eficacia y por su seguridad. Nosotros asesoramos al Estado con las herramientas adecuadas y con una oficina de abogados extranjera, además del visto bueno de la Controlaría General de la RepúblicaUna mujer recibe la vacuna Pfizer en Chile
– El programa de vacunación chileno está fuertemente anclado en Sinovac, y hay datos que señalan que esa sería la vacuna menos efectiva. ¿Cuál es la experiencia de ustedes?
– Nosotros tenemos estudios de la vida real hechos sobre la base de diez millones de personas pertenecientes al sistema nacional de salud, obviamente no todas vacunadas. Se hizo un seguimiento a los vacunados y los no vacunados. El resultado que arrojó es de un 95 por ciento para evitar la hospitalización en unidades de cuidados intensivos y un 89 por ciento àrta evitar la hospitalización. Hay un informe de Indonesia de la vida real que también arrojó una eficacia bastante alta.
– Se han llegado a difundir cifras que hablan de que la efectividad de Sinovac con la primera dosis es de solo el tres por ciento. ¿Por qué esas diferencias?
– Porque los criterios de ensayos clínicos que se hicieron en diferentes países eran bastante diferentes. Lo de Sinovac fue confuso, se explicó mal. Un 50 por ciento para enfermedades leves no es un mal resultado, y la vacuna sacó resultados mucho más altos para situaciones más graves. Esperamos que así como Sinopharm fue incorporada al listado de la OMS, Sinovac entre la semana próxima.
– Sin acuerdo con Sinovac, el programa de vacunación chileno hubiera tenido serios problemas, ¿es correcto eso?
– Para la vacuna de virus inactivo teníamos también conversaciones importantes con Sinopharm y laboratorios de la India. La apuesta por Sinovac fue importante desde el comienzo e involucró a una universidad prestigiosa e independiente del país, como la Universidad Católica. Las cosas pueden salir mal, pero las apuestas que se hicieron funcionaron.
– ¿Por qué cuentan con tan pocas vacunas de AstraZeneca?
– Hubo demoras en la entrega desde México en el joint venture que tienen con MabXience. Y lo de Covax también se demoró más de lo previsto.
– No han negociado directamente con AstraZeneca entonces…
– Claro, no lo hemos hecho.
– ¿Con Moderna y Johnson & Johnson?
– Sí, tenemos conversaciones con ambas. Con Johnson & Johnson tenemos un preacuerdo para cuatro millones de dosis. A Moderna no la incorporamos este año, porque para la plataforma del ARN mensajero apostamos por Pfizer. Pero sí estamos en conversaciones pensando en el próximo año. Ellos están desarrollando una serie de vacunas que funcionan como una tercera dosis universal. Eso nos interesa.
– ¿Es posible en Chile que una región, una ciudad o un privado compren vacunas?
– No. No está permitido. Y la vacuna es universal y gratuita.
– ¿Pueden los chilenos elegir con qué vacuna se vacunan?
– No, les toca la vacuna en el vacunatorio que esté disponible. Hay algunas vacunas que están indicadas para ciertas poblaciones o contraindicadas. Pero fuera de eso, no.
– ¿Puede darse la situación de que a Chile le sobren vacunas, como le está sucediendo a Estados Unidos?
– Eso es algo que habrá que ver después de julio. En caso de que exista un stock sobrante, una de las prioridades del presidente Piñera ha sido ver cómo ayudar a la región. La próxima semana el grupo etario a vacunar baja a los 30 años. Nos está llegando a finales de mes la vacuna de Cansino, de mayo a julio vamos a recibir 7,5 millones de dosis.
– ¿Entonces existe a partir de finales de julio la posibilidad de que Chile envíe algunas vacunas a países vecinos?
– No lo pondría en esos términos. Lo que diría es que en la medida de nuestras posibilidades ayudar a otros países de la región es algo muy central en las preocupaciones del presidente.
– Se habló mucho en Argentina de que a Chile solo llegaron 10.000 o 30.000 dosis de las millones que le compró a Pfizer. ¿Por qué cree que sucede esto?
– Yo no quiero opinar respecto de lo que puedan o no decir funcionarios argentinos o de las razones detrás. Puede haber sido por simple desconocimiento. Por el lado nuestro solo precisamos las cifras y contamos cuáles son las llegadas semanales de vacunas.
– Volar a Estados Unidos es un fenómeno en ciertos sectores de las clases medias y altas en Argentina. ¿En Chile sucede?
– No se ha dado como fenómeno. Chile tiene hoy sus fronteras cerradas, los chilenos que quieran salir no pueden hacerlo, salvo situaciones excepcionales. Y en Chile estamos iniciando la vacunación del grupo de 30 a 34 años y ya se ha vacunado a toda la población de riesgo. Hay vacunas disponibles, no se justificaría algo así.
– ¿Cómo funciona el sistema de salud en la pandemia?
-Tenemos un solo sistema, público y privado. Los sistemas se han fusionado para esta crisis y funcionan con una sola lógica. El gobierno controla el sistema. Estamos frente a una pandemia, hay una autoridad sanitaria, y esa es la autoridad del ministerio de Salud. El sistema privado ha entendido que la reacción tiene que ser coordinada. Y hoy los laboratorios no venden vacunas a actores que no sean gobiernos nacionales.
– Usted mencionó más de una vez que hay un problema con el pasaporte covid que se está preparando, porque deja afuera a las vacunas más utilizadas en América Latina.
– Hemos abogado mucho porque se adopte un enfoque multilateral y que se consideren también las vacunas listadas por la OMS. Hay una propuesta de resolución al Consejo Europeo para que a las vacunas listadas por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) se sumen las del listado de emergencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y nosotros participamos también en esa discusión en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Se habla en la región también de un certificado digital de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Lo importante es abordar esta discusión desde el multilateralismo, y esos principios se están considerando.
– ¿Qué vacunas contempla hoy el pasaporte europeo?
– Se espera que durante junio el Consejo Europeo apruebe esa decisión. Hoy son Pfizer, AstraZeneca, Moderna y Johnson & Johnson. Y la posibilidad de que los Estados puedan considerar las vacunas de la OMS, que son esas mismas y Sinopharm, con Sinovac y Sputnik en consideración.
– Es entonces un problema para los latinoamericanos, donde las vacunas chinas y la rusa son prevalentes.
– Si se aprueba esto los estados europeos podrán eximir de cuarentena a los ciudadanos vacunados con las dos dosis.Fotografía cedida por el estado de Nueva York donde se muestra el uso de la identificación para vacunados y negativos de covid-19, que ha sido bautizada como «Excelsior Pass» y fue probada por primera vez durante el partido de baloncesto que jugaron los Brooklyn Nets el pasado 27 de febrero en el Centro Barclays. EFE/Estado de Nueva York
– ¿Por qué Chile no compró la Sputnik V?
– Estamos en conversaciones bastante avanzadas con ellos y creemos que no hay que descartar ninguna opción. Tampoco Sputnik. Seguimos considerando muchas opciones alternativas, porque las vacunas que esperábamos para ciertas fechas terminaron no llegando. Incorporamos a Cansino, ampliamos el contrato con Sinovac… Y estamos en la discusión de una eventual tercera dosis y de autorizar la vacunación de menores de edad.
– ¿Por qué quiere Chile aplicar una tercera dosis?
– Hay una discusión acerca de si sería o no necesaria una tercera dosis de Pfizer y de Sinovac. Sería para ciertos grupos, los más vulnerables, probablemente. Si así fuera tenemos garantizado el suministro para una eventual tercera dosis. La Sputnik light es lo mismo que Johnson & Johnson y Cansino, el mismo adenovirus humano y una sola dosis.
– ¿Aplicarían Sinovac y Pfizer como tercera dosis?
– Sí. Por eso también dije que no necesariamente nos van a sobrar vacunas próximamente. Hay una discusión de los reguladores y de los laboratorios acerca de la tercera dosis como una buena idea para reforzarse ante las diversas variantes del virus. Por eso hemos iniciado las negociaciones con los laboratorios para asegurarnos las terceras dosis, aunque aún no tomamos una decisión al respecto.