(10 de marzo del 2021. El Venezolano).- Diez años después de que un gran tsunami arrasara la costa este de Japón e hiciera fallar los sistemas de seguridad de la central nuclear Daiichi de Fukushima, la población japonesa sigue tratando de volver a la normalidad en una región que lucha contra la radiactividad provocada por el que ha sido considerado como uno de los peores accidentes nucleares de la historia.
La cadena de acontecimientos que se produjo aquel 11 de marzo al mediodía a raíz de un intenso terremoto de magnitud 9 en la escala Richter dejó cerca de 18.000 muertos y un panorama desolador que pondría en tela de juicio la seguridad de la energía nuclear en todo el mundo.
A pesar de que el sistema de seguridad de la planta respondió adecuadamente tras el seísmo –al contrario de lo que sucedió en Chernóbil en 1986–, las olas de unos quince metros de altura golpearon la central y provocaron inundaciones que llevaron a tres fusiones nucleares y a la liberación de grandes cantidades de contaminación radiactiva.
Ahora, una década después, los científicos siguen hallando nuevas partículas que podrían revestir una alta peligrosidad para la población y que habrían sido liberadas por uno de los reactores de la planta de Daiichi, que colapsó ante el accidente.
Según un nuevo estudio publicado por la revista científica ‘Science of the Total Environment’, el hallazgo de estas nuevas partículas ayudará a conocer mejor el escenario de la catástrofe para obtener información sobre las condiciones atmosféricas en el momento en que explotaron los reactores. El objetivo es determinar así las posibles consecuencias a largo plazo sobre la salud.
A diferencia del accidente de Chernóbil, las partículas liberadas en Fukushima fueron vertidas principalmente al mar y no a la atmósfera, lo que podría disminuir considerablemente el riesgo sanitario. No obstante, esto ha hecho del sector pesquero una de las principales víctimas de la catástrofe en términos económicos y laborales.
Cientos de pescadores de la zona esperan que, con la primavera, vuelva la normalidad y la industria pueda recuperarse finalmente del duro varapalo. El primer año tras el seísmo más de la mitad de los ejemplares pescados presentaban altos niveles de un isótopo radiactivo del cesio y excedían el baremo fijado a nivel nacional.
Las pescaderías locales esperan este año reanudar finalmente sus operaciones a gran escala, especialmente a partir del próximo mes de abril y a pesar de que numerosos miembros de la industria han expresado su preocupación al respecto. Los residuos radiactivos no ayudan: el Gobierno tiene previsto liberar más de 1 millón de toneladas de residuos tratados al mar.
Takashi Niitsuma, director de la Asociación de Pescadores japonesa, ha recalcado en declaraciones al diario ‘The Japan Times’ su fuerte oposición a la liberación de lo que considera «agua contaminada» en un momento en que el sector parece ver al fin la «luz al final del túnel».
Las labores de pesca no se reanudaron frente a las costas de Fukushima hasta junio de 2012, pero los pescadores han tenido que volver a granjearse su credibilidad entre la población local, reacia a comprar pescado desde la catástrofe.