(09 de marzo del 2021. El Venezolano).- Aunque después de escapar de sus captores, el primer teniente (Ej) Franklin Alfredo Caldera Martínez llamó a algunos de sus compañeros para decirles que se había fugado de una casa base de tortura y a otros les dijo que se había lanzado de un vehículo en marcha, la verdad es que el oficial, aprovechando la hora de visita, huyó de la sede principal de la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim) de Boleíta, Caracas. Eso le costó el puesto al Director de Investigaciones, general Carlos Enrique Terán Hurtado, quien fue sustituido por el coronel (GNB) Asdrúbal José Brito Hernández.
El primer teniente Caldera, quien se encontraba en Bogotá, se trasladó hasta la fronteriza ciudad colombiana de Cúcuta, para visitar a su hijo, donde fue capturado. Según el primer teniente contó a varios amigos y familiares un joven llamado Brian Pérez alias Brayan que se hace llamar primo del piloto Oscar Pérez colaboró en montarle una trampa con el ELN, quien lo entregó al teniente coronel (GNB) Alexander Enrique Granko Arteaga, el sanguinario funcionario Director de Asuntos Especiales (DAE) de DGCIM.
El padre del primer teniente, de igual nombre, dijo a Infobae que su hijo fue secuestrado, indicó a alias Brayan como responsable de “haberlo vendido”. Al teniente lo captura el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Cúcuta y lo entrega en San Antonio del Táchira al teniente coronel (GNB) Granko Arteaga.
Caldera había sido trasladado a la DGCIM Caracas, lugar del cual se fuga haciéndose pasar por custodio; es la primera vez que ocurre un hecho así en ese centro de reclusión. Al percatarse de su fuga la Dirección de Inteligencia activa una búsqueda inmediata por Caracas y los alrededores; finalmente dan con él después que detienen a un tío quien llama al lugar donde estaba oculto su sobrino y por la celda telefónica dan con su lugar de ubicación.
A partir de la fuga de Caldera y la destitución de Terán se implementaron mayores medidas de seguridad y los detenidos deben usar franelas blancas. Las visitas de los familiares de los detenidos activaron la vigilancia con armas largas incluso en la parte alta del techo. Anteriormente los familiares se retiraban del lugar y posteriormente los detenidos, ahora es al contrario y los custodios certifican, a través de radios de comunicación, que cada detenido esté en su celda para que los familiares puedan irse del lugar.
La revisión de los alimentos ahora es más rigurosa. Todas las visitas son grabadas y fotografiadas, lo que ha venido sucediendo desde que José María Aranaz, el Jefe de las Américas de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), visitó el centro de tortura por primera vez.
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