(31 de enero del 2021. El Venezolano).- Satanizar el diálogo y la negociación en Venezuela es un grave error, señaló Ricardo Cusanno, presidente de la Fedecámaras, el principal conglomerado de empresarios del país. La reunión que tuvo el miércoles de manera inesperada con Jorge Rodríguez generó reacciones en los sectores sociales y políticos venezolanos.
Con una realidad comparable con la de una nación en guerra y una hiperinflación que en 2020 alcanzó 3.713%, según datos de la Asamblea Nacional, la preocupación en Venezuela parece centrarse, más bien, en una especie de sálvese el que pueda: el reclamo por los bajos salarios, el acceso a la alimentación, a la salud y a los servicios públicos de calidad.
Hay una resignación perceptible. Un porcentaje importante de venezolanos duda que se logre finalmente la anhelada transición política en el país. Pero no pareciera tampoco que sentándose, una vez más, con el principal responsable de la crisis sea como se alcanzará una solución.
Pero Cusanno aseguró, en una conversación con El Nacional el viernes 29 de enero, que la invitación a la Fedecámaras para reunirse con Rodríguez, que preside el parlamento chavista, puede convertirse en un primer paso para nuevamente generar confianza y retomar el diálogo político.
—Surgieron fuertes críticas desde diversos sectores de la oposición por la reunión que Fedecámaras tuvo con Jorge Rodríguez.
—Seguir satanizando el diálogo, la negociación, el encuentro, más allá de los actores, es un grave error. Satanizar a Fedecámaras por lo que hizo, por recibir en su sede a estas personas que representan la política y que ejercen funciones de gobierno, por lo menos de hecho, sería como satanizar a los enfermeros por procurar sus contratos colectivos, a los estudiantes por procurar que el ministro de ese mismo sistema les firme sus títulos; y sería satanizar a los políticos que se han sentado negociar sus libertades, tanto dentro como fuera del país. Es importantísimo que se resalte que esto no busca favorecer a un sistema político o a otro, sino favorecer la paz, la negociación, el diálogo, que nos reinserte en el camino de las plenas libertades políticas, económicas y sociales que establece la Constitución. No es para favorecer a un sistema político.
—Pero ha habido suficientes intentos fallidos que han llevado a los ciudadanos a no confiar en estos procesos. ¿En qué puede beneficiarlos otro más?
—El principal beneficio, más allá de las diatribas institucionales, es que la organización más representativa de la empresa privada venezolana se está sentando con quien ostenta el poder. Eso, si se pueden construir soluciones en el marco de la salud, de la reactivación de los procesos económicos y que además sirva para desmontar la desconfianza para que los actores políticos se reúnan y construyan soluciones en lo institucional y en la restitución de garantías políticas, ya de entrada es una buena señal.
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