(20 de septiembre del 2020. El Venezolano).- Podrán torturar mi cuerpo, romper mis huesos e incluso matarme. Así, obtendrán mi cadáver. No mi obediencia» Gandhi
Venga de donde venga y desde la forma más sutil en la que se pueda imaginar, para mí el uso de la violencia especialmente contra gente inocente y desvalida, sin derecho a la defensa. Es inaceptable y quién la ejerce pierde el principio básico de ser humano. Llegar a ese punto de retroceso absoluto de las torturas aplicadas por los romanos en épocas tan sangrientas y salvajes nos trasladan hasta los tiempos de Jesús, castigando y flagelando a quien se les antojara hasta causarles la muerte, lo que siempre ha sido catalogado como barbarie. Las teorías de ir evolucionando, las leyes, los avances en Derechos Humanos y todo lo que gire alrededor del respeto a las libertades nos abrieron las posibilidades de un mundo más justo, pero todo esto se desvanece cuando el voraz esperpento de las dictaduras logran tomar el poder y lo mal utilizan según su provecho siempre en contra de los pueblos que someten.
En nuestro país y a raíz del múltiples denuncias y visitas de comisiones de expertos en Derechos Humanos y toda clase de llamados de atención que se han hecho desde dentro y fuera del país se ha logrado hacer visible nuestra tragedia aunque aún, para nuestro gusto, podemos decir que el reciente informe de la Misión internacional independiente de determinación de hechos sobre Venezuela de la ONU publicado el pasado miércoles, fue tan impactante que desde la fundación de la Organización de las Naciones Unidas no se había visto un informe tan bien documentado desnudando lo dantesco de la actuación de esta nueva clase de policías torturadoras y la gran crueldad de cómo actúan los militares y cuerpos de seguridad del narcorégimen Venezolano.
Luego de revisar durante la semana toda clase de reacciones acerca de este lapidario reporte, lo primero que concluyo es que difícilmente algún organismo donde se diriman asuntos de tipo penal puede ser indiferente ante lo que allí se denuncia con detalles. Lo otro y no menos importante es que no se puede catalogar como un informe más como quiere hacer ver los narcobandoleros del régimen, quienes ya dicen que fue un informe pagado para hacerle daño a la «revolución», en este caso allí se señalan con nombres y apellidos de los violadores de los derechos humanos que están incursos en delitos de lesa humanidad, en donde dibujaron con lujos de detalles la realidad, o sea lugar, tiempo y modo casa atropello y violación de todo tipo de norma o ley.
Fue hecho con rigurosa metodología y con un marco teórico sorprendente, tuvieron dificultad para entrar a Venezuela, lograr las entrevista con las víctimas y familiares y acceder a documentos confidenciales fue una gran odisea por el seguimiento que les tenía el narcoregimen. El éxito se logra porque lograron entrevistar a funcionarios activos y retirados, tanto militares y de las fuerzas de seguridad. Un dato importante fue que la investigación dedicó 15 páginas para la organización cronológica de los hechos desde 2014 hasta el mes de agosto del 2020, o sea, el mes pasado. En ellas se incluyen elecciones, protestas, alzamientos de grupos militares, el asesinato de Oscar Pérez entre otros.
Desde mi punto de vista, uno de los puntos más perversos o depravados fue el vínculo que claramente existe entre la corrupción y las graves violaciones de los derechos humanos, con base en la información obtenida de miembros actuales y anteriores de la administración del capo de Maduro y el personal militar que explican que el factor motivador de las violaciones identificadas son los beneficios económicos personales con el fin de que los agentes gubernamentales mantengan el poder y garanticen la impunidad.
Los militares son tan indignos, arrastrados y cabrones que elaboraron un Manual de Normas y Procedimientos Operativos del Servicio de Policía Administrativa Especial y de Investigación Penal en Apoyo a la Administración Pública en Materia de Orden Público, elaborado por el Ministerio de Defensa. Se habla particularmente sobre cómo los colectivos son usados para el mantenimiento del control social en los barrios o como informantes del Gobierno, a través de los Consejos Comunales y programas CLAP. Ahora el patrón de conducta divulgado ya era conocido por los venezolanos.
1) Ataques físicos o amenazas; 2) Campañas de difamación y estigmatización; 3) Represalias administrativas (especialmente la destitución de políticos, jueces y fiscales o funcionarios públicos de sus puestos); 4) Procesos penales en procedimientos judiciales que no se ajustan a las normas del debido proceso; 5) Detenciones arbitrarias, incluso en malas condiciones y durante períodos. Lo cruel, dantesco e inhumano fue como hicieron las torturas que la transcribo a continuación.
Posiciones de estrés llamadas la “crucifixión” (brazos extendidos y esposados a tubos o rejas) y “el pulpo” (un cinturón de metal con cadenas para inmovilizar las muñecas y los tobillos)
Asfixia con bolsas de plástico, sustancias químicas o un balde de agua
Golpes, a veces con un palo u otro objeto contundente
Descargas eléctricas en los genitales u otras partes del cuerpo
Amenazas de muerte o amenazas de violencia adicional
Amenazas de violación sexual contra la víctima y/o sus familiares
Tortura psicológica, incluyendo privación sensorial, iluminación constante y frío extremo.
Desnudez forzada, incluso en habitaciones mantenidas a temperaturas extremadamente bajas.
La comisión logró descubrir que existen manuales de control en los que se ordenan o mejor dicho se encargan intervenciones especiales por parte de los cuerpos de seguridad para la contención de protestas o “guarimbas”, que incluye la cooperación de militares con civiles armados, denominados colectivos. Se hace mención a la orden firmada por Néstor Reverol en abril de 2015, así como al Plan Zamora y Plan Guaicaipuro, autorizados por Vladimir Padrino López.
Lo que no nos imaginamos o esperamos los venezolanos y el mundo, fue, que una comisión de tanta credibilidad mundial y presidida por la socialista Michelle Bachelet fuese a afirmar que es una política de estado y acusa directamente tanto al presidente como a sus ministros de Interior y Defensa, quienes en contacto con los miembros de seguridad del Estado tenían conocimiento sobre los crímenes, incluso determinandose que dan órdenes y coordinan actividades y niveles de castigo para sus víctimas.
Es importante ver, a pesar de lo devastador de este informe, su misma fuerza de veracidad le da una insoslayable fuerza a la presión y crecimiento del bloque internacional. De hecho países y organizaciones apáticos a esta situación qué afecta sin duda a toda la región han reaccionado distanciandose del dictador y su séquito.
Pretende el narcocanciller y los dirigentes vende patria, hacer ver qué todas las acciones contra los ciudadanos a los que le han sido violados todos sus derechos y han sido torturados, son enmarcadas en el control del orden público, pero la realidad fulminante es lo dicho en este párrafo del informe ONU en el cual se resume lo medular el galante perverso de esta pandilla de déspotas: «La Misión encontró motivos razonables para creer que las autoridades y las fuerzas de seguridad venezolanas han planificado y ejecutado desde 2014 graves violaciones a los derechos humanos, algunas de las cuales – incluidas las ejecuciones arbitrarias y el uso sistemático de la tortura – constituyen crímenes de lesa humanidad,” dijo Marta Valiñas, presidenta de la Misión.
En este documento está la radiografía de una organización criminal que armó una estructura paramilitar especialista en torturas para someter a quienes no los queremos más asesinando, robando y destruyendo a nuestra patria.
En mis reflexiones semanales desde la cárcel del exilio pienso que a lo mejor estoy dentro de los pocos Venezolanos que creemos que el final no está lejos, que cada paso contribuye a acorralar a esos crueles narcocriminales pues no es posible que hayan ocasionado tantas muertes y sufrimientos a millones de Venezolanos y continúen impunes; serán tumbados de cualquier forma evocando un viejo adagio popular: «quien a hierro mata no puede morir a sombrerazos».
Aparte de todos los que han Sido apresados y torturados también es doloroso y debilitante para cada hermano que vive día a día está tortura de no contar con servicios, ni gasolina, ni alimentos , todas las libertades cercenadas, muriendo en vida sin planes, familias separadas, desmembradas, es muy doloroso saber que cuesta tanto salir de esta pesadilla y aún así continúan en su esperanza y lucha por sacarlos de nuestra Venezuela.
Mi fe y fuerza para la denuncia retoma vuelo para difundir y divulgar este informe hasta lograr justicia, mi mano y voz seguirán constantes con lo único que me queda LA PLUMA Y LA PALABRA
Viva Venezuela libre !!.
José Gregorio «El Gato» Briceño Torrealba