(04 de septiembre del 2020. El Venezolano).- “Trabaja por un propósito, no por un aplauso; vive para influir, no para impresionar.” Anónimo
Nuevamente el régimen de Maduro aprovechando muy bien la ocasión en la que las fuerzas de la oposición muestran su frágil condición unitaria y su desmedida ambición personal, en la que, por lo menos se mueven cinco grupos políticos visibles en función de sus propios intereses y fines, practica una jugada de inspiración Goebbeliana tratando de sorprender y confundir al mundo. En una nueva simulación de alivio del dolor de 110 familias y procurando causar su humana alegría, libera del injusto cautiverio a 110 personas, pero, manteniendo el ambiente de terror sobre sus cabezas y la de todos los venezolanos.
En efecto, el 1o. de septiembre de este año amanecimos con la noticia de la liberación de 110 rehenes de los cuales, el 28% son activistas políticos y el 72% víctimas inocentes, encarcelados todos arbitrariamente por el delito de sospechas de la diablocracia de estar conspirando en su contra, sin prueba alguna para llevar a cabo sus atropellos. De indultos, los calificó la pandilla dirigente, sin tener cualidad legal, ni mucho menos condición moral para ello. Ni los presos son delincuentes ni ellos gobernantes legítimos.
Su estudiado movimiento intenta maquillar la acusación de violación de derechos humanos que pesa sobre el régimen en informes bien documentados y sustentados ante organismos internacionales, y además, despide el tufo de las típicas carnadas electorales para tratar de engolosinar a más de un grupo opositor de esos que no aguantan un guiño de ojo, una insinuación, o dos pedidas, como se dice en el vocabulario popular.
Obviamente no podemos caer en la trampa de objetar tal decisión, pero tampoco pensar que el gesto se debió a las efectivas diligencias de quienes ya se habían mostrado complacidos con la convocatoria a la farsa electoral hecha por el régimen de delincuentes para el seis de diciembre del corriente año. Es de ilusos creer que la sorpresiva medida fué el producto de dicha mediación. Esa era una decisión prevista, calculada y acordada con sus asesores cubanos para tomarla en el momento que se considerara oportuno, independientemente de quien moviera cielo o tierra. Ahora sólo falta observar quien va por el queso gratis ya que éste sólo se consigue en las ratoneras.
Obviamente esa movida política dejó en evidencia la impúdica actitud de aquellos a quienes importa poco la suerte de Venezuela y la de sus propios partidarios; la ruindad de quienes son capaces de poner el pie en la cabeza de su madre con tal de impulsarse ellos y sacar del camino a sus competidores, olvidando que en momentos de crisis, de la conducta de cada uno depende el destino de todos, como ya lo expresara Alejandro Magno. Es conveniente recordar que el liderazgo no lo impone la fuerza de la autoridad formal de un cargo, sino la fortaleza de la autoridad moral y la integridad de la persona que lo ostenta. Además, se dice que el cementerio está lleno de políticos impacientes, y de nulidades engreídas, digo yo