(30 de agosto del 2020. El Venezolano).- Patas arriba está todo en Venezuela, especialmente la institucionalidad pues ya no se sabe quién tiene el mando en sus manos. Aparte de todo el desastre con los servicios, el dinero, la productividad, la salud, la gasolina que ya es un solo mazacote de desgracia, todo está confuso y nublado en las alturas del poder, maligno pero poder al fin, las jerarquías no existen, el único rango válido es ser malandro. Con medallas, con o sin uniforme, el malandro del barrio o el ministro, todos los allegados a la red criminal creada para entregar nuestra soberanía a los creadores de esta debacle y delinquir a sus anchas con nuestras riquezas, están carcomidas por la tolerancia e instigación de los herederos del hoy felizmente difunto Galáctico.
Ser malandro entonces es condición sine qua non para destacar en esta mafia que destruyó la vida a miles de familias venezolanas ahora desperdigadas por el mundo o aquellos hermanos deshilachados con restos apenas de vida aún en el país.
Se ha vuelto común por estos tiempos que los nuevos amos del poder mantengan en zozobra a Caracas y cada vez que quieren paralizan, estremecen y ponen en jaque a sus antiguos jefes, ahora sometidos para algún ajuste de cuentas, como los hacen los de su especie, los malandros. Con la aclaratoria que uno de ellos se le ha enfrentado al que usurpa la banda presidencial, a uno de sus creadores y eso es otra piedra en el zapato para la narcotiranía.
El pasado martes fue otro episodio de terror, ocasionado nuevamente por esta creación del régimen, el jefe del colectivo y «líder» de la zona de paz del barrio de la Cota 905 en la capital venezolana, llamado Carlos Luis Revete, alias «El Coqui», al intentar asaltar una estación policial con un tipo de armamentos que no son gomeras o chinas, son armamentos pesados o de alto calibre utilizado en guerras como fusiles de asalto FAL, AR 15, AFA y AK 103. Armas que cierto les fueron dotadas por los jefes a quienes hoy enfrentan.
La confrontación fue demasiado dispareja porque los «colectivos de paz» tenían holgadamente mayor capacidad de fuego que los cuerpos de seguridad. El resultado del enfrentamiento fue un policía muerto de nombre Edgar Palacios y dos heridos. Es importante destacar que hace menos de un mes los mismos «Colectivos de Paz» asesinaron a dos Guardia Nacionales que pasaban por el frente del barrio de la cota 905 y ni siquiera los militares activaron un operativo para detener a los delincuentes porque ese barrio es un santuario, una zona de paz.
Tenemos que recordar al famoso jefe de los colectivos de paz llamado Wilexis en Petare que tuvo por una semana en jaque a todos los cuerpos policiales en dicho barrio. Eso son los más reconocidos en el área metropolitana pero en todos los estados hay esta suerte de justicieros y controladores de estallidos sociales como lo han afirmado Nicolás Maduro y Diosdado Cabello quien los dirige y protege como descaradamente se evidenció con la masacre de Óscar Pérez y su gente.
Es muy evidente quienes los armaron y quienes los protegen con el objetivo de defender la revolución y ahora se están viendo las consecuencias.
Indiscutiblemente es una política de estado y para muestra un botón, recuerden que recientemente desde una cárcel del estado Táchira se pronunció la ministro Iris Varela con el protector del Táchira, Freddy Bernal y afirmaron que ellos tenían 40.000 delincuentes armados en las cárceles para defender la revolución.
Los venezolanos estamos viviendo un verdadero holocausto, al tener un narcorégimen que mata y desaparece al que se le oponga por un lado y por el otro lado tenemos a esos mismos especímenes extorsionando, asesinando, violando y son protegidos por Diosdado, Iris y todos sus narcobandoleros.
Lo insólito de toda esta descomposión o pérdida de valores es que algunos barrios, entre ellos la cota 905 hacen tremendas fiestas con artistas internacionales en plena pandemia y la mayoría del barrio están felices con estos «regalos» de sus Robin Hood y se sienten más protegidos con los colectivos que con los cuerpos policiales de la tiranía cosa que han declarado en reiteradas oportunidades. También debemos recordar aquel famoso video en donde los militares y dos ministros le piden permiso a Valentín Santana para entrar al barrio, ese delincuente con 5 órdenes de aprehensión por asesinato, extorsiones y violaciones y es el jefe del colectivo la Piedrita del 23 de Enero. Para más señas, muchos de los miembros de la banda de El Coqui forman parte del entorno directo de ministros, según investigaciones de la periodista Ibéyise Pacheco, los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez son íntimos del segundo a bordo de esta pandilla de malvivientes y es quien les provee seguridad.
Recuerdo que antes de llegar Chávez al poder y asesinaban algún efectivo policial, sus compañeros no podían regresar al comando hasta dar con el paradero de los delincuentes y era casi un punto de honor, hoy vemos todo lo contrario, los mandan a hacer las pases con los colectivos criminales. Pudimos conocer a través de las redes sociales que los efectivos de Policaracas están renunciando por la falta de solidaridad de la tiranía al no permitir enfrentar a los colectivos criminales.
En medio de esta guerra entre alimañas, aparece una noticia que celebro y es el cambio de sitio de reclusión del rehén del gobierno, diputado Juan Requesens, a quien le otorgaron casa por cárcel, es un mínimo alivio porque así está con su familia y el sufrimiento es más llevadero aunque el atropello sigue y la justicia no existe.
Repito y repito desde la cárcel del exilio, no veo otra opcion, los venezolanos tenemos que estar bien claros, para poder acabar con el hampa o delincuencia en Venezuela, tenemos que sacarlos primero de Miraflores. Sin miramientos, con fuerza militar aliada y sin perdón de nosotros y confiando en la Justicia Divina que castigue tanta saña y dolor contra un pueblo; con muchas esperanzas en el pronto desenlace para nuestra libertad les ofrezco mi denuncia con lo que me queda: LA PLUMA Y LA PALABRA
José Gregorio «El Gato» Briceño Torrealba
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