(10 de junio del 2020. El Venezolano).- “Aquel que salva una vida, salva al mundo entero”
La Lista de Schindler
Al recordar esta frase, resalta en mi mente la palabra agradecimiento, y en este preciso momento significa darles las gracias a tantas personas, empresarios, fundaciones, instituciones, gobiernos y algunos políticos también, que de alguna manera u otra hayan ayudado o ayuden a tantos venezolanos que viven hoy una situación precaria en cualquier parte del mundo, a todos chapeau.
Esta frase que proviene del Talmud, la obra que recoge los pensamientos del judaísmo, la menciona Itzhak Stern, un personaje interpretado por el actor Ben Kingsley, en la película La Lista de Schindler; uno de esos ejemplos cinematográficos que uno pudiese usar algún fragmento para relacionarlo de alguna manera con la triste realidad venezolana. La Lista de Schindler de Steven Spielberg es una producción que desarma al espectador ante la injusticia y que se suma a una angustia casi insoportable. La gran estrategia de Spielberg fue utilizar su fama como realizador y su éxito comercial, para recordarle a las nuevas generaciones la barbaridad de la Segunda Guerra Mundial; mostrarles aquellos años oscuros, y qué pasa cuando los hombres sacan el lado sombrío y tenebroso de su humanidad.
Este film nos muestra la historia de Oskar Schindler, interpretado por Liam Neeson, un empresario alemán, excelente en relaciones públicas, que busca ganarse la aprobación de los nazis de cara a su beneficio personal. Después de la invasión de Polonia por los alemanes en 1939, Schindler compra una fábrica de Cracovia y desde allí emplea a cientos de judíos, cuya explotación le hace prosperar rápidamente, gracias a su gerente Stern, también judío. Ahora, a medida que la guerra avanza, Schindler y Stern comienzan a ser conscientes de que los judíos que ellos contratan se salvan de una muerte casi segura en el temible campo de concentración de Plaszow.
Durante el holocausto a los prisioneros judíos se les tatuaba un número a su llegada a los diferentes campos de concentración, que además era cocido en sus uniformes. Es bueno resaltar que sólo se le daba número de serie a los prisioneros seleccionados para trabajar; en cambio a los que eran enviados directamente a las cámaras de gas no se les registraba ni se les tatuaba, simplemente los desaparecían.
Hoy los venezolanos no hemos tenido que ser tatuados porque la tecnología ha servido para que el régimen chavista, creara primero la lista Tascón; una data que contenía una recolección de firmas de los años 2003 y 2004, increíblemente extraída del Centro Nacional Electoral, para la destitución del presidente de Venezuela, Hugo Chávez mediante un referéndum revocatorio; que culminaría siendo un arma de intimidación y presión en contra de los propios firmantes; una lista que daría paso más adelante al repudiable carnet de la patria. Hoy, no hay una cámara de gas, pero hay muchas mazmorras donde cientos de venezolanos son torturados por pensar el sólo hecho de pensar diferente y por defender la libertad y la democracia.
El carnet de la patria es un documento de identidad, paralelo al ya existente, la cédula de identidad venezolana, que incluye un código QR personalizado, creado por el régimen de Nicolás Maduro con un objetivo nefasto, tener un control social y político, como un arma de exclusión y además para garantizar elecciones a través de la compra de votos.
Actualmente la dictadura, ante la falta de gasolina en el país, no pierde la oportunidad para controlar mucho más a la población y a través del carnet de la patria ha creado tres clases de venezolanos, los que están conmigo (una minoría), los que deben someterse a esta humillación por no tener el poder económico para rechazarla y los que aguantan como sea por puro honor y dignidad. Mientras miles de miles de carros hacen filas desde el día anterior para que sus dueños puedan surtir algo de gasolina, al momento del suministro, la dictadura ha decidido que aquellos que tengan el carnet de la patria pagan la gasolina de manera subsidiada y en bolívares, pero los que se resisten deben pagarla en dólares.
Mientras todo esto acontece, en el país que tiene las mayores reservas de petróleo del mundo, y los venezolanos cada día están controlados y defraudados por tantos traidores chavistas y opositores, muchos esperan que aparezca en el escenario nacional, un Oskar Schindler; no como el mesías o un salvador; no como un role model; ni mucho menos como ejemplo de virtudes personales, sino como un líder que tenga el compromiso humanitario de salvar muchas vidas a través de un plan basado en el amor al prójimo y en la honradez.
Venezuela necesita, no uno, sino varios Oskar Schindler que tengan ese compromiso real y sensible hacia un pueblo empobrecido, desnutrido y familiarmente desmembrado por todo el planeta. Necesitamos que entre los líderes de los principales partidos opositores aparezcan los seres humanos, si los seres humanos comprometidos y sensibles, no los animales de caza a la espera de un botín o del poder, que es igual a decir de una presa.
En Venezuela no necesitamos políticos vendidos o comprables, sino grandes servidores públicos; nos urge venezolanos que realmente les duela el país y el sufrimiento de los suyos; necesitamos hombres y mujeres valientes en todos los frentes, pero principalmente en las líneas del poder político opositor que estén dispuesto a accionar un plan que tenga un solo objetivo, salvar a todo un pueblo humillado por cubanos, iraníes, chinos, rusos, y que ese plan esté por encima de sus propios intereses; que además sirva para enfrentar a aquellos venezolanos traidores que les abrieron las puertas a las mafias, al narcotráfico y al terrorismo.
Hay una escena emblemática en La Lista Schindler y es al día siguiente que termina la guerra y Oskar Schindler debe huir, es sin duda un momento conmovedor porque siente que pudo haber ayudado a salvar muchas más vidas, los invito a que la vean o la vuelvan a ver.
“Aquel que salva una vida salva al mundo”, es una frase con la que se puede honrar y agradecer a tantos hombres y mujeres que han tenido un gesto de humanidad y solidaridad hacia aquellos venezolanos que por la dictadura, han huido en condiciones paupérrimas por caminos y senderos, pasando frío, hambre y arriesgando sus vidas; que ayudan o les dan trabajo a tantos venezolanos regados por todo el mundo, alejados de sus seres queridos, de su tierra y de sus costumbres. A todos muchas gracias, Venezuela y los venezolanos, en su pasado siempre tuvo el mismo gesto hacia miles de miles de extranjeros que adoptaron nuestra tierra bendita como suya.
La Lista Schindler salió al mercado en 1993 y fue una película que obtuvo muchos reconocimientos, entre esos, siete premios Oscar, tres Globos de Oro, siete Premios BAFTA y unos 18 galardones más.