(14 de mayo del 2020. El Venezolano).- Hay una máxima en el medio de la creatividad que dice que la realidad siempre supera la ficción. Tomando en cuenta esta afirmación, pudiésemos hacer muchas comparaciones, pero ahora mismo recuerdo que hace años salió al mercado una película francesa, dirigida por unos de mis directores favoritos para ese momento, Luc Besson, llamada ‘La Femme Nikita’, también conocida simplemente como ‘Nikita’; un film de acción y suspenso de 1990, escrita y dirigida por este mencionado cineasta.
‘Nikita’ está protagonizada por la actriz parisina Anne Parillaud, quien le da vida a una adolescente drogadicta que roba una farmacia y asesina a un policía. Nikita es atrapada y sentenciada a cadena perpetua, pero inmediatamente la policía finge su muerte y le da una opción; convertirse en asesina para una agencia de inteligencia francesa o ser realmente ejecutada por parte del gobierno francés. Después de un entrenamiento intenso y mucha rehabilitación, Nikita pasa de ser una drogadicta rebelde a una joven hermosa, sexy y además una asesina súper talentosa, en pocas palabras una femme fatale.
Pensando en la increíble y trágica realidad venezolana, donde el control del estado fue tomado por un grupo de criminales, uno no para de pensar cómo el día a día de nuestra sociedad supera cualquier historia, ya sea de una película o serie. Por eso pienso en Nikita y hago cierta comparación con la historia que en los últimos días se desarrolla en Petare; según algunos estudiosos y sociólogos, sino el más grande, por lo menos uno de los más extensos de la América Latina y donde el protagonista es un delincuente llamado Wilexis.
Al igual que Nikita, el muchacho de Petare, pasó de ser un agresivo y arriesgado delincuente, a colaborador del régimen chavista-madurista y luego a ferviente opositor. Según algunas fuentes, Wilexis, como Nikita, fue adoctrinado, entrenado y armado, para luego convertirlo en juez de paz, que es igual a ser una especie de agente de la dictadura. Lo cierto es que ahora Wilexis se les volteó y por eso lo buscan vivo o muerto; casi igual que a Nicolás Maduro, que también tiene orden de captura, pero con la diferencia que el gobierno americano ha ofrecido 15 millones de dólares por él.
Siguiendo con el paralelismo, como ya mencioné, Nikita también fue fuertemente armada, adoctrinada y entrenada por un gobierno y aunque actuaba sola, ella pertenecía a una banda de criminales rehabilitados. Luego de varios asesinatos y exitosas operaciones, Nikita tiene que realizar una misión más en una embajada, pero esta vez las cosas no salen bien y la agencia de inteligencia francesa envía a Víctor “The Cleaner”, interpretado por el gran actor Jean Reno, para que realice un operativo despiadado y sólo así se pueda salvar la misión y destruir toda evidencia.
Para ese momento, Nikita se ha enamorado de Marco, un hombre muy lejos de toda esta trama de acción, que le dice a Nikita que ha descubierto toda su vida secreta. Marco está muy preocupado de cómo sus actividades la están afectando psicológicamente y la convence de desaparecer y revelársele a la agencia, que es igual que traicionar al gobierno francés.
En ese sentido, al régimen de Maduro no le han salido nada bien las cosas con Wilexis y por eso los diferentes cuerpos de seguridad (FAES, CONAS, CICPC, GNB y PNB) tienen instrucciones de acabar con el antiguo aliado de la narco-dictadura, que seguramente tiene alguna información y pudiese algún día revelar. Por ahora, este grupo a la orden de Wilexis, el pasado 18 de marzo, se enfrentó a funcionarios de la policía municipal de Sucre (Polisucre) y pudo herir a dos policías que fueron trasladados a un centro de salud, lo que hizo que aumentara la presión y la búsqueda.
No conocemos la vida sentimental de Wilexis y no sabemos, si al final Wilexis podrá escapar de todos los agentes y policías cubano-madurista que lo persiguen, pero es evidente que por ahora las agencias de “seguridad” lo andan buscando y Wilexis los enfrenta, se les escapa y además ha hecho un llamado para que todos los criminales de Caracas se le unan y entre todos puedan acabar definitivamente con la dictadura. Es bueno resaltar que la megabanda de Wilexis cuenta con más de 200 delincuentes, que van desde los 13 a los 28 años, que fueron muy bien armados por el gobierno chavista-madurista y ahora tienen en su poder armas de guerra como AR-15, con cargadores de 20 y 25 cartuchos, FN FAL un fusil de combate calibre 7,62 mm con disparo automático de fuego selectivo, también Mini Uzis y Remington 870 Express, esta última la usan con bala rasa para un mayor alcance (entre 150 a 200 metros), además de granadas y muchas armas cortas. Si Wilexis y todas las bandas de Caracas lograran este objetivo, estaríamos frente a unas de las historias más sórdidas y locas de la humanidad, que nunca pudo lograr ni Pablo Escobar, ni el legendario Al Capone.
Podemos concluir que esta historia, la de un delincuente caraqueño reclutado y adoctrinado por la dictadura del siglo XXI, armado hasta los dientes y que luego de un giro argumental inesperado, se le voltea a Maduro; tiene un pitch muy interesante, una sinopsis en desarrollo, que tiene elementos para ser una excelente película de acción y suspenso, muy dentro del género de cine social, aunque pueda sonar a ciencia ficción.
Mientras seguimos de cerca la historia de Wilexis que está en plena ejecución, nada más cierto que la realidad siempre supera la ficción; en el caso venezolano, lamentablemente, se sobrepasa a pasos agigantados.