(15 de abril del 2020. El Venezolano).- El síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en el que la víctima de un secuestro, o una persona retenida en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador, o con quien la tiene confinada obligatoriamente. En muchos casos, se ha visto cómo los prisioneros terminan ayudando a sus captores a alcanzar sus fines.
La pérdida total de control que sufren los rehenes o confinados en una situación de virtual secuestro, pueden hacer que terminen identificándose con algunas de las acciones o medidas que asuma el carcelero.
Este comportamiento surge de la presión psicológica que significa estar aislado, indefenso y temeroso de que la situación pueda aún agravarse aún más y, por lo tanto, comiencen a ver con mejores ojos las pequeñas migajas que les pueda dar quien los tiene sometidos.
Esperamos que esa no sea la circunstancia que se apodere de las mentes de algunos de los venezolanos frente a algunas supuestas concesiones que pueda «otorgar» el régimen, particularmente en lo que se refiera a un aumento relativo de suministro de combustible, que por demás solo podrá ser accesible a una porción ínfima de la población, ya que la mayoría, por estar confinada, tiene pocas posibilidades de movilizarse en sus respectivos vehículos.
Con información de Analítica