(24 de noviembre del 2019. El Venezolano).- El papa Francisco viajó este domingo a Hiroshima, donde Estados Unidos lanzó la bomba atómica en 1945 y allí en un duro discurso denunció “que el uso de la energía atómica para la guerra es un crimen”.
“Con convicción, deseo reiterar que el uso de la energía atómica con fines de guerra es hoy más que nunca un crimen, no sólo contra el hombre y su dignidad sino contra toda posibilidad de futuro en nuestra casa común”, dijo Francisco que durante la mañana había visitado Nagasaki, la otra ciudad arrasada por otra bomba.
En el parque Memorial de la paz, ante el cenotafio de piedra que recuerda a las cerca 200.000 víctimas, construido en el punto donde cayó la bomba lanzada por los estadounidenses, advirtió: “El uso de la energía atómica con fines de guerra es inmoral”
Y remarcó que “también la posesión de armas es inmoral” y que “seremos juzgados por esto”.
“En nombre de todas las víctimas de los bombardeos y experimentos atómicos y de todos los conflictos, elevemos conjuntamente un grito: ¡Nunca más la guerra, nunca más el rugido de las armas, nunca más tanto sufrimiento!”, dijo Francisco en esta explanada en una ceremonia solemne ante 1.300 personas.
“Un resplandor de relámpago y fuego, no ha quedado más que sombra y silencio. En apenas un instante, todo fue devorado por un agujero negro de destrucción y muerte”, así describió Francisco aquel momento en el que el 6 de agostó de 1945 cuando impactó la bomba “Little boy” y arrasó la ciudad completamente.
Fue para el papa Francisco “una hora tremenda que marcó para siempre, no sólo la historia de este país sino el rostro de la humanidad”.
Quiso el papa “inclinarse” ante “la fuerte dignidad de aquellos que, habiendo sobrevivido a esos primeros momentos, han soportado en sus cuerpos durante muchos años los sufrimientos más agudos”. Algunos de ellos asistieron a la ceremonia y Francisco los saludó uno a uno.
Más de 200.000 personas murieron durante la explosión y después por las radiacciones de la bomba que arrasó Hiroshima. En Nagasaki fueron que cerca de 175.000.
En este lugar, con la cúpula iluminada del único edificio que quedó en pie al fondo, Francisco denuncio “el recurso continuo y espasmódico de las armas, como si estas pudieran garantizar un futuro de paz”.
El papa que en su discurso en Nagasaki había acusado a los países de crear un clima de odio para justificar sus programas nucleares se interrogó: “¿Cómo podemos hablar de paz mientras construimos nuevas y formidables armas de guerra?” y ¿cómo podemos proponer la paz si frecuentamos la intimidación bélica nuclear como recurso legítimo para la resolución de los conflictos?.
Y subrayó que “no se puede permitir que las nuevas generaciones pierdan la memoria de lo acontecido”.