(8 de octubre de 2019. El Venezolano).- Ricardo Portillo ha pasado su vida entre enamoramientos muy fuertes. El primero con Laurel, su madre, la señora Laura de Jesús Portillo Acosta, a quien ha dedicado muchas gaitas, la ha nombrado con amor en sus temas desde los años setenta, cuando militaba con el Grupo Guaco. De ella heredó su “GPS armónico”, su infinita melodía al cantar.
Luego se hizo novio de Amparito, la colombiana que participó en el certamen Señorita Colombia en 1975, su nombre Amparo Núñez, mujer morena que lo sedujo y generó ese porro conocido en todo el Caribe, grabado por tantas orquestas y agrupaciones gaiteras, que ya tiene 128 versiones y le ha generado regalías autorales en 14 países.
Desde la década de los años 80 ha compartido sus cuitas, nostalgias y proyectos con Lorena Carrasquero, amorosa compañera, solidaria esposa desde el año 1985. Ella es la madre de sus tres hijos: Patatito, Tilito y Laurita, como los nombra en sus gaitas. El mayor de sus vástagos es Ricardo, tiene 33 años de edad, el segundo es Richard tiene 31 y Laura es la menor, próxima a cumplir 28 años.
Ahora sus días y noches son para cantarle a su amor más prolongado en el tiempo, a la pasión ascética que le genera la Virgen María, la madre universal. A ella ha dedicado versos hermosos:
“María, Virgen María
mi amor te entrego
con las flores rojas, blancas y amarillas.
María, Virgen María,
mi corazón es un santuario
donde vives noche y día.
Mis oraciones son mis besos,
mi devoción son mis caricias,
me enamoré al llegar al templo,
y esa pasión nació en la misa.
Amor, no es una fantasía,
te he sido fiel lleno de fe
Virgen María”
(“Me enamoré de María”, 2004)
Ricardo nació en la calle Guayaquil, el 16 de octubre de 1943, en una casa muy cercana al Puente O´Leary, el mismo que diseñara el belga León Hôet en 1909. Hoy en día, esa calle no aparece en el catastro municipal, solo vive en el recuerdo de Ricardo. Era modesta, enclavada en la barriada Santa Lucía, llena de moradas interconectadas, con fachadas multicolores, techos de tejas bermejas, con puertas de agua y gárgolas en lo alto de sus frontispicios. Sin ningún parecido con la gran metrópoli ecuatoriana a orillas del río Guayas a la que debe su nombre.
Pero en esa modesta calle, Ricardo oía cantar tangos a su madre Laurel, comenzó a ejecutar el cuatro, que más tarde le permitió ser integrante del conjunto de Julio Franchi Molina, Los Vegueros en 1964. Allí cantó valses y danzas junto a músicos de gran calidad como Tony Vera.
Después entró a la gaita con Los Sandungueros en 1966. En el año 1967 integra el conjunto Rincón Morales en el rol de cuatrista. Luego vino el fulgor artístico con Cardenales del Éxito en 1968, la divisa que más ha querido y ha sentido presente en su afecto profundo. Comenzaron sus éxitos musicales con “Míster Plátano” de Hermes Chacín:
“En la época pasada
se vivía sin apuros
regalaban los maduros
porque no valían nada.
Nuestro fruto lo han llevado
totalmente al exterior
mientras que aquí ni el olor
nos da del plátano asado
lo llevan prefabricado
con marca: Made in New YorK”
(“Míster Plátano”, 1968)
En 1975 entró el Grupo Guaco junto a Simón García, su mejor amigo, compositor con maestría que había nacido en 1941, se admiraban mutuamente. En Guaco marcó la segunda etapa evolutiva de esa propuesta vanguardista y juvenil. Plasmó gaitas como “María La Bollera”, “Reminiscencias”, “La Clave”. Salió de Guaco a principio del año 1980 para formar parte de La Universidad de la Gaita, hoy en día UDG. Allí estuvo dos años, junto a los exintegrantes de Cardenales del Éxito: Renato Aguirre, Ricardo Cepeda, Astolfo Romero, Ender Fuenmayor, Danelo Badell, Miguel Aguirre y su carnal Simón García.
En 1983 pasó a las filas de La Nueva Generación, agrupación que seguía el estilo guaquero, con dirección musical del pianista Alirio Pérez, con quienes consigue éxitos como “Cada vez que sale el sol” y “Mango con chocolate”. En 1985 logra un buen contrato con el sello SonoRodven para conformar su banda La Colmena, recibiendo un gran impulso de Venevisión, planta perteneciente al mismo consorcio. Colocó en los primeros lugares en la cartelera de éxitos en Venezuela el tema “Tengo” donde rinde homenaje a los cantantes que pertenecieron al boom de la producción nacional de los años 80, producto del decreto “uno por uno”.
En 1986 lo llama el empresario Jesús “Chichilo” Urribarrí para conformar los Cardenales del Éxito reagrupados, cuando recién había comprado ese conjunto a Pedro Suárez, Allí se reencuentra con sus antiguos compañeros de la Universidad de la Gaita. Fue solista estelar, pegando gaitas como “La sirena”, “Es amor”, “La ciudad más bella”. Lo nombran director de la agrupación y comenzó una etapa muy creativa donde conquista varias gaitas del año: “Mi Ranchito” en la temporada 1993 y “Madre es madre” en 1994:
“Fue la pena más amarga
la que viví aquella tarde
cuando tus ojos cerraste
sentí que me desplomaba,
porque el hijo que tú amabas
con el corazón deshecho
daba golpes a tu pecho
para que no te marcharas”
(“Madre es madre”, el verso que no fue grabado)
Ricardo Portillo es uno de los mejores compositores de Venezuela, un talento que ha quedado plasmado en temas como “Somos la gaita” grabado con el sello de Freddy León en 1983, “La Raíz de la Gaita” en 1986, “Mis gratos recuerdos” en la voz de Gladys Vera con el conjunto Santanita, la gaita romántica “Mi entrega“ con la agrupación Maragaita y “Lucero de amistad” grabado con Cardenales del Éxito y el coro infantil de la iglesia San Ramón Nonato. Los temas grabados por Ingrid Alexandrescu Müller con Élite Gaitera son clásicos: “Nació el amor”, “Quédate”, “Te amaré”, “Mi mundo cambió” y “Las pequeñas cosas”. Y una que fuera gaita del año 1996 en la voz de Javier León “La gaita cuando es buena nunca envejece” con el respaldo de Maragaita.
En 1995 Ricardo compuso “Las Manos” en agradecimiento a la mejoría de Jesús Terán “Chavín”, su querido compañero, quien sufrió un accidente cerebro vascular en el Aeropuerto de Maiquetía, que lo mantuvo en estado crítico por varios días. En ese momento estaban juntos en Cardenales del Éxito, desde entonces son amigos entrañables.
Ricardo Portillo estuvo al frente de su agrupación Amparito Show, con músicos de la talla de Jackson Castillo, “Chavín”, Ender Fuenmayor Jr. y sus hijos que ya son jóvenes universitarios. Con ellos ha cosechado éxitos como “Me enamoré de María” en la temporada 2004, “El aguador”, “La Madre del Mesías”, “Los Viejitos” y “La tercera edad”.
Los comunicadores y el público lo han llamado “El novio de Maracaibo” por los excelentes temas que ha dedicado a la ciudad, como “Venite pa´ Maracaibo” (Guaco, 1979), “Lo cotidiano” con Cardenales del Éxito, “Maracaibo es otra cosa” cantado por Ricardo Cepeda y “La ciudad más bella” como cantautor con Cardenales del Éxito:
“Esta es la ciudad más bella
que existe en el continente
tiene lago, China y puente
gaita y hospitalidad
tiene el calor y la gente
de más alta calidad”
(“La ciudad más bella”, fue la gaita del año en 1990)
También lo han bautizado como “El novio de Amparito”, por el éxito de ese tema desde que lo grabó Maracaibo 15 y la orquesta Los Melódicos. Ahora dedica sus días a cantarle a la Virgen María, y a recibir el apoyo de un público que lo admira, lo respeta y lo tiene ubicado en el decálogo histórico de los mejores gaiteros.
“La hija inmaculada de la humanidad
es semilla de Joaquín
fruto de Ana su mamá.
Y luego por ser madre del Mesías
te venera el universo
con el nombre de María”
(“La madre del Mesías”, 2005)
Él es un músico estelar, cantante con sello muy particular, influenciado en sus inicios por el carioca Roberto Carlos. En sus cumpleaños los celebra junto a su familia y ratificó que es un hombre carismático, afable, un líder con aspecto de inca. Sus gaitas jamás se las llevará en viento, serán bandera sonora, canción colectiva de amorosa pertenencia.
Actualmente reside en Santiago de Chile, en esa gran patria de poetas y cantores está desarrollando una intensa actividad con la gaita, estableció en esas tierras mapuches su agrupación Amparito Show y ha realizado varios conciertos. Sus tres hijos lo acompañan, y su esposa Lorena Carrasquero de Portillo está encargada de las logísticas. Ricardo es un cantautor que nos representa en Chile con la gaita ancestral, en su pura esencia, con su excelente repertorio, y el aval de su vibrante carrera.
Por León Magno Montiel / leonmagnom@gmail.com / @leonmagnom