(12 de Septiembre del 2019. El Venezolano).- Según los registros históricos Dorian, tras su paso por Bahamas, se asentó en EEUU como uno de los huracanes más largos de su historia. Solo en las Carolinas se registraron vientos de unos 110 nudos, además de inundaciones y otros estragos. Es así como el Laboratorio de Dinámica de Fluidos Geofísicos (GFDL, por sus diglas en inglés), que trabaja en cooperación con la NOAA de EEUU con la misión promordial de interpretar la climatología, así como sus variaciones e impactos naturales y antropogénicos, además de mejorar sus capacidades predictivas mediante el desarrollo y uso de modelos informáticos del “Sistema Tierra”, sostiene que “sería muy prematuro concluir que las actividades humanas y, en particular, las emisiomes GEI constituyan la causa de la crisis climática. Sin embargo, han tenido un impacto detectable en huracanes del Atlántico y/o en la actividad ciclónica tropical global”. No obstante, el informe 2018 de la OMM indica que las señales y los efectos de la crisis climática se mantienen, aún, durante 2018. Más aún, la tendencia al calemtamiento se mantuvo durante dicho año y la temperatura media mundial, la cuarta más elevada de la que se tienen datos registrados desde 1996. Solo entre 1-10/2018 la temperatura media mundial superó cerca de un grado centígrado a la de la era preindustrial (1850-1900) basdo en unos cinco conjuntos de datos relativos a la temperatura mundial, de manera independiente.
Paradójicamente, al criterio y/o premisa del laboratorio ya indicado, por que la era industrial arranca a inicios del siglo XIX, podríamos concluir, sin ambages, que las activiades humanas y, en particular, las emisiones GEI sí constituyen el origen de la crisis climática actual. Y, en efecto, aparte de contabilizar los daños de Dorian, y los que podrían ocurrir, potencialmente, se impone supervisar el compromiso de unos 195 países signatarios del Acuerdo de París, 2015, en vigor desde 11/2016, a ver en cual medida de cumplimiento se halla su aporte para la reducción de emisiones GEI a fin de aminorar el ascenso de la temperatura planetaria “muy inferior a unos dos grados centígrados respecto a los niveles preindustriales” y coadyuvar al tempero de los países más proclives a la crisis climática, conjugando crecimiento/sostenibilidad.